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La derrota en la final no eclipsa el buen proyecto de Pablo Laso en un Real Madrid con futuro
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EL CLUB BLANCO HA VUELTO A LA ÉLITE EUROPEA CASI DOS DÉCADAS DESPUÉS

La derrota en la final no eclipsa el buen proyecto de Pablo Laso en un Real Madrid con futuro

Caer en una final es duro, sí, durísimo. Pero es mucho peor no estar en ella. Y el Real Madrid llevaba 18 años sin estar en

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La derrota en la final no eclipsa el buen proyecto de Pablo Laso en un Real Madrid con futuro

Caer en una final es duro, sí, durísimo. Pero es mucho peor no estar en ella. Y el Real Madrid llevaba 18 años sin estar en el partido que determina el campeón de la máxima competición continental. El club con más Copas de Europa parecía casi olvidado, pero después de lo hecho esta temporada, el equipo blanco sigue siendo un rival a tener en cuenta por los grandes equipos del Viejo Continente. Vuelve a ser el adversario temido de hace un par de décadas.

Caminar por el vestuario del madridista minutos después de acabar la final, cuando todavía los jugadores de Olympiacos celebraban la reedición del título de Estambul, era igual que estar en un cementerio. El silencio, que era absolutamente sepulcral, sólo se rompía con las declaraciones de algunos jugadores para los distintos medios de comunicación españoles desplazados hasta Londres. Uno de ellos, Carlos Suárez, confesaba a El Confidencial estar “destrozado”. “Ha sido un palo muy duro, sobre todo por lo bien que hemos empezado el partido. Pero de nada vale lamentarse, debemos levantarnos y ahora luchar por el título de liga”, incidía.

Y ésa debe ser la actitud, no sólo de los jugadores, el cuerpo técnico y la afición, sino también del club. La entidad blanca ha encontrado un proyecto estable para su sección de baloncesto, con un entrenador que ha demostrado más que de sobra su valía y una plantilla que ha devuelto al club donde se merecía. Que hay que hacer retoques, sí. Que el juego interior necesita un pívot más intimidatorio, también. Pero no me dirán que la trayectoria de este Madrid no se asemeja a la de otras buenas épocas, como por ejemplo la de Joe Arlauckas y Arvydas Sabonis por poner aquella del último entorchado continental (1995). A éste le falta aquella Copa de Europa, pero tiempo al tiempo.

El Madrid ha dado bastantes bandazos en los últimos tiempos y, por fin, parece que ha encontrado algo que satisface a todas las partes y que, además, le permite competir de tú a tú con los más grandes. Vamos, lo que ha hecho siempre. La decepción por la derrota de ayer en Londres debe servir para pulir algunos defectos, pero en ningún caso para rasgarse las vestiduras. Este equipo tiene hechuras de campeón, y si se sigue confiando en él, terminará dando la ansiada ‘Novena’. Hoy es día de ‘luto’, pero pronto volverá a salir el sol. 

Caer en una final es duro, sí, durísimo. Pero es mucho peor no estar en ella. Y el Real Madrid llevaba 18 años sin estar en el partido que determina el campeón de la máxima competición continental. El club con más Copas de Europa parecía casi olvidado, pero después de lo hecho esta temporada, el equipo blanco sigue siendo un rival a tener en cuenta por los grandes equipos del Viejo Continente. Vuelve a ser el adversario temido de hace un par de décadas.