Javier Miñano, un campeón del mundo de San Blas y que apuntaba a judoca

San Blas es un barrio de Madrid. Popular y que ha dado a gente de todo tipo, pero en los últimos años, todo un campeón del mundo se está empeñando en colocar al barrio en el mapa. Es Javier Miñano, licenciado en INEF, que dado el cariz del fútbol actual tampoco hay que descartar que termine siendo un ingeniero o arquitecto debido a los numerosos inventos que tiene que hacer cada vez que tiene que programar la preparación de la selección española prepara una cita tipo Mundial o Eurocopa. Si lo dudan, repasen el puzzle del calendario que el fútbol español regaló a la selección para la cita de Polonia y Ucrania.

 

El calla, estudia y trabaja, es su máxima. Su fútbol le dio para eso, para divertirse en el barrio, y cuando inició INEF por vocación jamás pensó que se iba a convertir en todo un experto en eso de ganar títulos y vivir finales de mundiales y eurocopas. Mañana repite y podrá añadir una muesca más a las dos Champions, una Liga, Supercopa de Europa, de España, Intercontinental y un Mundial con los que ya adorna su palmarés este judoca de 44 años.

 

Se inició en el fútbol en el Atlético, pero la mayor parte de su carrera estuvo al lado de Vicente del Bosque y en el Real Madrid.  A la primera entidad llegó al juvenil y lo hizo de la mano de José Ángel García. Rafa Benítez aprovechó el movimiento sísmico que se produjo en la cantera del Atlético para secuestrarlo con dirección a la la antigua Ciudad Deportiva blanca. Antes de pasar a ser un fiel ayudante de Del Bosque, trabajó en la cantera, con Grande en el Castilla e incluso con Arsenio en su breve y tortuosa etapa como entrenador madridista.

Tras su efímero paso por el primer banquillo, regresa a la cantera, con Del Bosque de jefe de la misma. Tras la destitución de Toshack en los últimos días de 1999, el hoy seleccionador se hizo cargo del Real Madrid, llevándose consigo a Miñano hasta que en 2003 termina su aventura en el club blanco.

Del Bosque mantiene el equipo de trabajo que forma con Grande, Miñano y Jiménez, el mismo con el que se desplaza hasta Turquía para hacerse cargo del Besiktas. El preparador físico abrió un paréntesis cuando acompañó a Miguel Ángel Portugal en el Racing en la temporada 2006-2007. Los dos legaron de la mano de Borja González, amigo personal de los dos. Sin emabargo, una llamada de Ramón Calderón al que fuera jugador del Real Madrid le llevó a romper el contrato que tenía con el equipo racinguista para su regreso al Real Madrid, propiciando que Miñano volviera a estar libre de compromiso alguno y dispuesto a aceptar la llamada que hizo la Federación en el verano de 2008.

 

Del Bosque y Miñano forman un binomio perfecto. No importa los 17 años que separan a uno y otro. Entienden el fútbol y la relación con el jugador de fútbol de una manera parecida. Al profesor le gusta aplicar algunas de las nuevas teorías que aparecen, pero tampoco quiere volver locos a los jugadores con un excesivo control. Del Bosque le deja hacer, manda en su parcela. En muchas ocasiones no le hace falta ni preguntar. Cuestión de confianza y de saber lo que le gusta al seleccionador. Nada más. Ni inventa, ni quiere ser protagonista. Trabaja, y bien, y les recomiendo que no lo duden porque es sencillamente demostrable. La explicación la tienen en el primer párrafo, justo cuando hablamos de su historial.

 

“Aún no conocemos el límite de nuestros futbolistas, hace algunos años no pensábamos que un jugador pudiese disputar cinco mil minutos, como es el caso de algunos de estos que están con nosotros”. Y para ello enfoca su trabajo, para buscar lo mejor para el jugador, para la selección, sin descuidar a los clubes.