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Tiriac no cede al chantaje y sigue pensando en 'azul' pese al adiós de Nadal y Djokovic
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Tiriac no cede al chantaje y sigue pensando en 'azul' pese al adiós de Nadal y Djokovic

Ion Tiriac, dueño del Open de Madrid, lo tiene claro. No piensa dar marcha atrás en eso de teñir de azul las pistas de la Caja

Foto: Tiriac no cede al chantaje y sigue pensando en 'azul' pese al adiós de Nadal y Djokovic
Tiriac no cede al chantaje y sigue pensando en 'azul' pese al adiós de Nadal y Djokovic

Ion Tiriac, dueño del Open de Madrid, lo tiene claro. No piensa dar marcha atrás en eso de teñir de azul las pistas de la Caja Mágica. El rumano no está dispuesto a ceder ante lo que considera chantaje de algunos tenistas, con Rafa Nadal a la cabeza. El número español ha declarado abiertamente que si el torneo se sigue desarrollando en estas circunstancias, no regresará a las pistas madrileñas. Incluso su tío y entrenador, Toni Nadal, ha reconocido que recomendó a su sobrino-discípulo no jugar ante lo que podía pasar. Djokovic fue el que abrió el fuego al soltar una gracias de las suyas y meter por medio a Chuck Norris

Curiosamente, uno y otro, los que más se han quejado de la pista ya están en su casa. Uno eliminado por Verdasco y el otro por su amigo Tipsarevic. Algo que no gustó a la afición, que censuró su actitud durante algunos puntos del partido. No gustó su comportamiento. Tras su eliminación, Djokovic habló muy claro: "No jugaré el próximo año si la tierra sigue así. Esto no es tierra. Pueden poner bolas fluorescentes o lo que quieran. Me llevó una semana adaptarme y conseguir un nivel aceptable, pero esto no es una superficie apta para jugar. Me lo tomé en serio, pero aquí no te puede mover. La culpa la tiene la ATP. El presidente aprobó la pista para que le renovaran en el cargo".

Tiriac es un genio del márketing. Así se le considera en el mundo del tenis. Primero lo demostró como mánager de Vilas y Becker y ahora como propietario de torneos. Busca que se hable de él y lo cierto es casi siempre lo consigue. No es feliz con la polémica suscitada, pero sí que está convencido de que todo lo que se está diciendo hará más fuerte al torneo. Ya saben aquello de mejor que hablen de uno, aunque sea mal. En su cabeza está cambiar el color de las pelotas. Su obsesión es que la audiencia televisiva -ahí está el negocio puro y duro- suba, y achaca la falta del crecimiento televisivo del tenis a la escasa visibilidad del matrimonio formado por la pista marrón y la pelota amarilla. Si pudiera las metía luz, vida propia.

Volverá a solicitar a la ATP la autorización de pintar de azul las pistas, ya que el 'ok' a la iniciativa termina con esta edición. El patrocinio de la Mutua así lo sugiere y el contrato del torneo no expira hasta el 2021 y, por tanto, seguirá teñido de azul de una u otra manera. Hasta el papel higiénico de la zona vip es de ese color, por cierto. Ahora está por ver quién gana el pulso, dueño del torneo o tenistas. Las amenazas no alteran al rumano. "Ningún tenista puede quejarse del azul. Se está corrigiendo. El encargado de Roland Garros trabaja con nosotros. Cuanto más se juegue, mejor estará", afirma Tiriac. Y por si había alguna duda, Manolo Santana, director del torneo, asumió culpa. "Es mía", dijo el que fuera campeón ante la insinuación de su jefe de buscar culpables.

Algunos de los tenistas hablan del estado de la pista central en sí como culpable de los males que arrastra toda la Caja Mágica. En el resto de las pistas no hay tantas quejas acumuladas. Lo de la central es otra historia. La pista no es fija, hay que construirla cada año y nunca termina de asentarse. El terreno sufre el rigor del invierno, es la zona más fría de Madrid, y ahora el calor que está cayendo sobre la capital. La consecuencia es la inestabilidad de una superficie dura en exceso y que ahora se traga el agua como si nada, como se tragó el momento de gloria de Verdasco al eliminar a Nadal. Nadie habló de su logro y sí de lo azul de la pista. Y tampoco lo harán ahora tras el repaso sufrido a manos de Berdych

Al margen de la polémica, el prematuro adiós de Rafa Nadal ha pasado factura a todo el Mutua Madrid Open, como también lo hará el de Djokovic. El balear ya no es el número uno del mundo, pero su presencia es capital para el torneo por encima de la del rey actual de la ATP, al menos es el gran reclamo para el público español. El éxito en taquilla está garantizado por la venta de entradas anticipadas, pero las sillas vacías en la pista central no gustan a nadie y menos en partidos de las rondas finales.

Ion Tiriac, dueño del Open de Madrid, lo tiene claro. No piensa dar marcha atrás en eso de teñir de azul las pistas de la Caja Mágica. El rumano no está dispuesto a ceder ante lo que considera chantaje de algunos tenistas, con Rafa Nadal a la cabeza. El número español ha declarado abiertamente que si el torneo se sigue desarrollando en estas circunstancias, no regresará a las pistas madrileñas. Incluso su tío y entrenador, Toni Nadal, ha reconocido que recomendó a su sobrino-discípulo no jugar ante lo que podía pasar. Djokovic fue el que abrió el fuego al soltar una gracias de las suyas y meter por medio a Chuck Norris

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