'Tristana', la lucha feminista de Pérez Galdós que hoy sigue siendo necesaria

"Ya sé que es difícil eso de ser libre... y honrada. ¿Y de qué vive una mujer no poseyendo rentas? Si nos hiciéramos médicas, abogadas, siquiera boticarias o escribanas, ya que no ministras y senadoras, vamos, podríamos.... Yo quiero vivir, ver mundo y enterarme de qué y para qué nos han traído a esta tierra en que estamos. Yo quiero vivir y ser libre (...) Quiero ser algo en el mundo, cultivar un arte, vivir de mí misma..." Aunque estas palabras bien podrían decirse en este 2017, quien esbozó este canto a la independencia de la mujer fue Benito Pérez Galdós en 1892.

Su 'Tristana', esa joven huérfana con ganas de comerse el mundo, ser libre y tomar sus decisiones sin el yugo del patriarcado encima de la cabeza, sigue teniendo una contemporaneidad sonrojante. Por eso, las jóvenes de 2º de Bachillerato a las que da clase Eduardo Galán dicen, tras empaparse la novela en esas lecturas escolares, que los problemas que ellas sufren son exactamente iguales. Y por eso, desgraciadamente por eso, sigue siendo necesario leer 'Tristana', ver 'Tristana' y, sobre todo, las tristanas en este siglo XXI.

'Tristana' salta de la novela al teatro (del 17 de enero al 26 de febrero en el Teatro Fernán Gómez de Madrid y gira a partir de marzo) protagonizada por Olivia Molina, María Pujalte, Pere Ponce y Alejandro Arestegui, para seguir demostrando que la vigencia de la lucha feminista. Es un 'thriller', pero también podría ser un "Chéjov a la española", asegura Alberto Castrillo-Ferrer, director del montaje, porque "decir 'Tristana' hoy es decir lucha por la independencia de la mujer, lucha por ser libre y deseo de emanciparse", añade el adaptador, Eduardo Galán.

"Tristana para mí es una heroína no porque haga grandes cosas que cambian la sociedad sino porque es un mujer de carne y hueso que es capaz, desde su libertad e inocencia, de decir lo que necesita y de enfrentarse a lo que la sociedad espera de ella e incluso a un destino fatídico", destaca Olivia Molina sobre esta joven que, sin saberlo, rompe unos tabúes en su sociedad que no están tan alejados de los nuestros. "Cuando reivindica no es consciente de que es una semilla de lo que después será la corriente feminista. Ella responde al pálpito natural de todos los hombres y mujeres: la necesidad de cultivarse, de tener una educación para desarrollarse de forma independiente y de no tener que depender del hombre, algo muy complejo en esa sociedad del siglo XIX", agrega.

Porque Tristana, la huérfana tutelada por don Lope que acabará enamorada del bohemio aunque conservador pintor Horacio, aspira a "no depender de un hombre para ser honradamente libre", a vivir sola, estar junto su amado a ratos pero sin vivir juntos e incluso a darle su apellido a su hijo. "Sin saberlo, tiene ideas muy modernas y transgresoras. Son ideas absolutamente poderosas para el momento e incluso extravagantes", resume Molina sobre la sorprendente modernidad de la novela de Pérez Galdós, cuyas reivindicaciones aún no se han visto satisfechas.

Educación y patriarcado

Castrillo-Ferrer, por su parte, destaca que este clásico de 1892, que consagró a Pérez Galdós como un exquisito observador de la naturaleza femenina, sigue vigente porque refleja las frustraciones de las mujeres del siglo XIX, pero también las del XX y XXI. "Cuando estábamos trabajando en la obra vi en la prensa un lema de Michelle Obama: dejad que las niñas aprendan. Eso es 'Tristana'. Nosotros hemos tenido la suerte de tener una educación similar entre hombres y mujeres, pero hay lugares en nuestra sociedad donde no es así, y no hablo de los países menos desarrollados. En nuestras ciudades hay guetos y lugares donde se vive eso. Por tanto, es de total actualidad desgraciadamente".

María Pujalte, que da vida a Saturna, la criada de don Lope y la representación de la voz del pueblo y su practicidad, destaca que aunque las cosas han cambiado en estos años, "hay mucho por hacer". "La mayor revolución del siglo XX es todo lo que ha caminado la mujer. Esa es la verdadera revolución que no tiene freno, pero hay muchos resquicios y cosas heredadas que siguen en el ambiente". La actriz alude, por ejemplo, a las portadas de las mujeres españolas que consiguieron medallas en los JJOO y esos titulares machistas que plagaron muchos medios nacionales. "Cuando te fijas, ves que hay mucho andado pero también que hay muchísimo poso", dice.

Cuando Tristana reivindica no es consciente de que es una semilla de lo que después será la corriente feminista

Pero 'Tristana', que Buñuel la llevó al cine en 1970 con Catherine Deneuve y Fernando Rey y en los teatros ha sido interpretada por ejemplo por Victoria Vera en 1993, no se queda solo en la reivindicación de la libertad femenina. También subraya el papel dominador del hombre, tal y como destaca Galán. "¿Cuántos hombres dirían hoy que sí a que su hijo llevara el apellido de la mujer?", se pregunta Arestegui (Horacio). "Los don Lope —ese "seductor otoñal", medio Quijote y Don Juan, el seductor libertino que acaba seducido— siguen existiendo. Solo hay que abrir los periódicos y ver esas figuras masculinas autoritarias y esclavizadoras de la mujer. Lo bonito de esta historia es cómo, a través del amor y de la mujer, el hombre puede cambiar y dejar los roles preestablecidos", añade Pere Ponce.

El estreno de la obra vendrá acompañado de actividades paralelas como una exposición sobre la obra literaria y musical de Galdós, organizada por la SGAE (el escritor, además de diputado, miembro de la RAE y director del Teatro Español, fue presidente de la SAE en 1905, antecedente de la SGAE), coloquios en torno a su figura y a la relación de Tristana y la independencia de la mujer o un paseo literario por el Madrid galdosiano.