Es noticia
Beluga, sátrapas y rock 'n' roll
  1. Cultura
ELTHON JOHN Y JENNIFER LOPEZ SE INCORPORAN AL CIRCUITO DE POP PRIVADO PARA RICOS

Beluga, sátrapas y rock 'n' roll

Escena 1: mediados de junio, boda, Riviera francesa. La temporada de saraos faranduleros estivales se ha inaugurado a lo grande con la boda de la hija (Tamara) de

Foto: Beluga, sátrapas y rock 'n' roll
Beluga, sátrapas y rock 'n' roll

Escena 1: mediados de junio, boda, Riviera francesa. La temporada de saraos faranduleros estivales se ha inaugurado a lo grande con la boda de la hija (Tamara) de Bernie Ecclestone, patrón de la Fórmula 1. El enlace contó con las actuaciones de Lionel Ritchie, Elton John y los DJ Calvin Harris y Mark Ronson. Nada como poder bailar un agarrado el día más feliz de tu vida mientras Lionel Ritchie lo da todo sobre el escenario, ¿verdad? El problema es la factura: 1,6 millones de euros gastados sólo en el concierto de Sir Elton John, según los tabloides británicos. El presupuesto total del espectáculo, incluidos treinta minutos de fuegos artificiales, fue de 4 millones de euros. La felicidad de una hija no tiene precio.

Escena 2: 29 de junio, fiesta de cumpleaños, complejo turístico en el Caspio. Puede que Turkmenistán no sea Woodstock, pero allá se fue Jennifer Lopez hace unos días para deleitar a una selecta audiencia encabezada por el presidente Gurbanguly Berdimuhamedow. Minuta: 1 millón de euros por la actuación y 300.000 euros para gastos, según la revista US Weekley. La organización del bolo corrió a cargo de una promotora musical insólita: la Corporación China del Petróleo, que tiene yacimientos de gas en Turkmenistán.

Sale en las noticias de vez en cuando: el negocio de los bienes de lujo no deja de crecer pese a la recesión económica. Lo mismo podría decirse del circuito pop para millonarios. Puede que las giras mundiales ya no sean tan lucrativas como antes, pero uno puede seguir manteniendo su aparatoso tren de vida con un par de conciertos privados al año para magnates y sátrapas. No es demagogia sino descripción de los dos polos sobre los que bascula este exclusivo circuito:

1) Bodas, saraos y celebraciones familiares para ricachones. Eventos que quizás pequen de horteras, pero no provocan escándalos geopolíticos.

2) Fiestas de dictadores denunciados por organizaciones de derechos humanos como Amnistía y Human Rights Watch. Ahí sí que a los divos del pop se les acusa de algo más que de atentar contra la legalidad estética vigente, aunque no les cueste mucho mirar hacia otro lado. Nunca nadie ganó más (millones) por esforzarse menos (tres o cuatro canciones para audiencias poco exigentes). Los salarios son disparatados, en efecto, pero las dictaduras petroleras suelen aprovechar los conciertos para legitimarse internacionalmente. Lo caro sale barato. Todos contentos, pues.

El rey del apartado 1 es sin duda Bernie Ecclestone. En 2011, se gastó 14,5 millones en el enlace de su otra hija, Petra, celebrado en un castillo italiano. La oferta musical pudo pasar perfectamente por un cartel del Rock in Rio: Eric Clapton, Andrea Bocelli, The Blak Eyed Peas, la Royal Philharmonic Orchestra (dirigida por Nigel Short) y el DJ David Guetta, siempre dispuesto a apuntarse a un bombardeo festivo allá donde le llamen (en esta ocasión, previo pago de la simpática cantidad de 590.000 euros). The Black Eyed Peas se embolsaron 1,7 millones de euros mientras que Eric Clapton, amigo de la familia, tocó gratis la canción que abrió el baile. Más datos para el recuerdo: Andrea Bocelli cantó Somos Novios y Can't Help Falling In Love, por lo que no se le podrá acusar precisamente de desentonar en una boda.

Más controvertidos resultan los bolos del apartado 2. Por ejemplo, el que ofreció Julio Iglesias en Guinea Ecuatorial el pasado mes de octubre. Precio de las entradas: entre 80 y 750 euros.

Celebrado en el Palacio de Congresos de Sipopo, el concierto fue idea de Teodorín Obiang, vicepresidente del Gobierno e hijo del hombre (Teodoro Obiang) que gobierna dictatorialmente la excolonia española desde 1979. La justicia francesa lleva años persiguiendo a Teodorín, acusado de desvío de fondos públicos y blanqueo.

Dos tercios de la población de Guinea viven con menos de dólares al día pese a tratarse de uno de los países más ricos del mundo por su reservas petrolíferas. Las organizaciones Human Rights Wacht y EG Justice enviaron una carta a Julio Iglesias advirtiéndole sobre las implicaciones éticas del concierto. No recibieron respuesta. Iglesias habló después de la actuación: “No me han pagado por detrás ni de forma rara”. Curiosa manera de justificar su presencia allí, como si el problema de tocar en Guinea fuera un mero asunto de facturación.

“Estuvieron todo el Gobierno y las primeras damas de varios países africanos. Cuando las saludo, yo no les pregunto si sus maridos son unos corruptos. No sabía que el hijo de Obiang tenía problemas judiciales. Allí hay una embajada española y muchas empresas de nuestro país. Nunca me planteé no ir”, añadió el crooner latino en una entrevista con El País tras estallar el escándalo.

El autor de Hey no es tonto: si las empresas españolas hacen allí negocios sin dar explicaciones, por qué va a tener que darlas él. Una argumentación mucho más sólida que alegar desconocer lo que ocurre en Guinea. No obstante, hacerse el sorprendido es la estrategia más habitual cuando a uno lo pillan tocando en lugares donde el dinero chorrea sangre. Aún a riesgo de hacer el ridículo, como le ocurrió a Jennifer Lopez tras trascender su actuación en Turkmenistán. Sus voceros aseguraron que si hubiera sabido que Turkmenistán era una corrupta dictadura que no respeta los derechos humanos, no habría tocado allí. También alegaron que Lopez no sabía que el presidente Berdimuhamedow estaría allí. Para pillarla de improviso, la diva salió airosa del trance: cantó el Happy birthday al querido líder para rematar el show.


No menos polvareda levantaron las visitas de lo más granado del pop internacional al clan Gadafi. Mariah Carey, Beyoncé, Jay-Z, Lionel Richie (que no se pierde una), Bon Jovi y la actriz Lindsay Lohan asistieron a las fiestas privadas de Mutassim Gadafi, hijo del líder libio, antes de que los dueños de Libia cayeran en desgracia tras la Primavera Árabe. 

 

 

Según  Wikileaks (algo turbio tiene que haber en este tipo de conciertos cuando la información se destapa vía filtración), las actuaciones se pagaba a precio de beluga: Mariah Carey cobró 770.000 euros por tocar cuatro canciones en la Nochevieja de 2009. En 2010, Beyoncé cerró el año con una tarifa que rozó el millón de euros. Los conciertos se celebraron en la paradisíaca isla caribeña de San Bartolomé (territorio francés). El clásico juergón de fin de año para Gadafi Jr. y sus amigotes.


España también ha sido escenario de alguno de estos bolos. A menor escala y con tendencia a lo bizarro, como no podía ser de otra forma. Inolvidables fueron las actuaciones de Falete y Andy & Lucas en la inauguración del Complejo Residencial Francisco Hernando, la controvertidísima urbanización de El Pocero en Seseña, icono de la burbuja inmobiliaria española. Corría el año 2007. Cuentan las crónicas que Falete, con su desparpajo habitual, le espetó lo siguiente al Pocero en mitad del concierto: “Gracias por ser como eres”. El precio total de la velada fue de 600.000 euros, calderilla para Ecclestone, aunque equivalía al presupuesto trianual para cultura y festejos del municipio de Seseña.

Nuestros artistas muestran una sensibilidad especial a la hora de establecer puentes culturales con las antiguas colonias africanas. Meses antes del bolo de Julio Iglesias, Chenoa tocó para Teodorín Obiang  por su 33 cumpleaños. No obstante, nadie eclipsa al mito sexual latino, que en 2008 compartió actuación con una de las hijas del turbio dictador uzbeko Islam Karimov

 

O Julio Iglesias y Gulnara Karimova haciendo una sentida interpretación de Bésame mucho. Es lo que tiene ser un artista de éxito en los cinco continentes. ¡Weah!

Escena 1: mediados de junio, boda, Riviera francesa. La temporada de saraos faranduleros estivales se ha inaugurado a lo grande con la boda de la hija (Tamara) de Bernie Ecclestone, patrón de la Fórmula 1. El enlace contó con las actuaciones de Lionel Ritchie, Elton John y los DJ Calvin Harris y Mark Ronson. Nada como poder bailar un agarrado el día más feliz de tu vida mientras Lionel Ritchie lo da todo sobre el escenario, ¿verdad? El problema es la factura: 1,6 millones de euros gastados sólo en el concierto de Sir Elton John, según los tabloides británicos. El presupuesto total del espectáculo, incluidos treinta minutos de fuegos artificiales, fue de 4 millones de euros. La felicidad de una hija no tiene precio.