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Primer paso digital de las bibliotecas españolas con diez años de retraso
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CULTURA INVERTIRÁ MÁS DE DOS MILLONES DE EUROS EN LICENCIAS DE LIBROS ELECTRÓNICOS

Primer paso digital de las bibliotecas españolas con diez años de retraso

En el metro, en el avión, el autobús, el parque, la cafetería, el libro electrónico ya no tiene fronteras. Ha ampliado su territorio a los usos

Foto: Primer paso digital de las bibliotecas españolas con diez años de retraso
Primer paso digital de las bibliotecas españolas con diez años de retraso

En el metro, en el avión, el autobús, el parque, la cafetería, el libro electrónico ya no tiene fronteras. Ha ampliado su territorio a los usos y costumbres más cotidianos. El lector digital lee en cualquier parte, apenas tiene límites y cuenta con muchas ventajas. Sólo hay un lugar que se le resiste a la lectura digital: las bibliotecas. El préstamo digital llega con diez años de retraso a España después de que la Secretaría de Estado de Cultura haya anunciado el concurso para la inversión de más de dos millones de euros en la adquisición de licencias de uso de libros electrónicos (unas 200.000 licencias) para su préstamo en las bibliotecas públicas.  

Mientras en países como EEUU y Suecia desarrollan sus proyectos digitales para bibliotecas desde el año 2000, aquí las editoriales todavía se plantean si el mercado bibliotecario es una oportunidad de negocio para la edición digital. En aquellos países que se ha apostado por la carrera digital del libro electrónico, las bibliotecas han sido uno de los motores fundamentales de impulso. No es el caso de nuestro país, que ignora los datos de la agencia Gatner que avisan de que en 2013 se venderán más de mil millones de smartphones y tabletas y prevé que para tres años después se comprarán más tabletas que ordenadores.

Según la encuesta anual de Library Journal y Schoolar Library, la demanda de libros electrónicos crece a pesar de los obstáculos que plantean las grandes editoriales, aquí y en todo el mundo. Julio Alonso Arévalo, bibliotecario en la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca, asegura a este periódico que la oferta digital en las dos únicas plataformas que actúan en España en préstamo de libros es muy limitada, sin ofertar las novedades que interesan al lector.

“Hay rendimientos poco significativos porque es una oferta poco atractiva para los usuarios. Las relaciones entre editores y bibliotecas no funcionan”, apunta Alonso. Las grandes editoriales no confían, no ven una oportunidad de negocio clara. Asegura este especialista que algún editor le ha llegado a decir que el préstamo digital es “una especie de piratería legal”.  

La cuestión es que según el citado informe, nueve de cada diez bibliotecas públicas estadounidenses ofrecen libros electrónicos a sus usuarios, con casi 10.000 libros por biblioteca. Una cifra incomprensible en nuestras bibliotecas. De momento, en España circulan más de un millón de dispositivos lectores (según la agencia GFK). La circulación de libros electrónicos en las bibliotecas públicas estadounidenses se duplicó de 2009 a 2010 y se cuadruplicó de 2010 a 2011. El aumento de la demanda creció en el último año porque cada vez más usuarios disponen de dispositivos de lectura electrónica, así como de mayor oferta de títulos.

El concurso convocado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte exige una ejecución de 14 meses. Es decir, que si no hay retrasos, en septiembre de 2014 las bibliotecas públicas españolas darán el primer paso digital en su historia y podrán realizar préstamos en línea y en descarga. El beneficiario debería ser una plataforma tecnológica que cuente con contenido editorial de actualidad como para hacer frente a los requisitos. En España hay tres plataformas: ODILO, del Instituto Cervantes (con DRM de Adobe Digital Editions); XERCODE, elaborada por la Dirección Xeral do Libro e Bibliotecas, desde la que los usuarios podrán descargar los libro; I-BIBLIO de la plataforma Libranda, que es la única que cuenta con la puesta al día de novedades y con 14.000 libros, gracias al acuerdo de las 54 editoriales que la conforman.

Las licencias que ahora quiere comprar la Secretaría de Estado de Cultura tienen un periodo de validez anual por cada título. Cada licencia suscrita da derecho a que un usuario lea el libro en quince días. Una vez pasado ese plazo, desaparece de su dispositivo. La biblioteca puede suscribir todas las licencias que quiera de un título para poder ofrecer la lectura simultánea de un título a sus lectores.

Libranda tiene un coste de licencia inicial por título de una rebaja del 15% del PVP del libro. La renovación de la licencia del primer año se hace con un coste inferior al de la licencia nueva, con un 50% de descuento en las licencias renovadas en años sucesivos.

Es el primer paso, pequeño y no exento de problemas. El primero, resolver el DRM con el que se prestarán los libros. España es, hoy por hoy, territorio Kindle. Eso quiere decir que los contenidos y los lectores son esclavos de Amazon, que es incompatible con el resto de lectores. Escollos que tendrá que sortear el nuevo paradigma, en el que los usuarios de la biblioteca digital tendrán el catálogo disponible para el préstamo desde las 24 horas, los siete días a la semana, con acceso desde cualquier parte con conexión. Un pequeño paso hacia la comunicación entre bibliotecario y lector y una oferta ilimitada.

En el metro, en el avión, el autobús, el parque, la cafetería, el libro electrónico ya no tiene fronteras. Ha ampliado su territorio a los usos y costumbres más cotidianos. El lector digital lee en cualquier parte, apenas tiene límites y cuenta con muchas ventajas. Sólo hay un lugar que se le resiste a la lectura digital: las bibliotecas. El préstamo digital llega con diez años de retraso a España después de que la Secretaría de Estado de Cultura haya anunciado el concurso para la inversión de más de dos millones de euros en la adquisición de licencias de uso de libros electrónicos (unas 200.000 licencias) para su préstamo en las bibliotecas públicas.