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Cómo convertir España en Suecia, según la mano derecha de Garicano
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ENTREVISTA CON ANTONIO ROLDÁN

Cómo convertir España en Suecia, según la mano derecha de Garicano

Es uno de los nuevos fichajes del partido de Albert Rivera y acaba de publicar un libro a medias con Garicano que pretende convertir España en una sucursal del bienestar nórdico en el sur de Europa

Foto: El economista Antonio Roldán durante la presentación de su libro junto a Garicano. (EFE/Emilio Naranjo)
El economista Antonio Roldán durante la presentación de su libro junto a Garicano. (EFE/Emilio Naranjo)

Apenas ha pasado de la treintena, y Antonio Roldán (Barcelona, 1983) ya ha trabajado en la Dirección de Economía y Finanzas de la Unión Europea y en el Parlamento europeo, asesorando en temas económicos a la Delegación España de Socialistas y Demócratas (S&D). Es analista jefe para España y Portugal en Eurasia Group, una consultora de riesgo político americana, y está realizando una tesis doctoral en la London School of Economics bajo la supervisión de Paul de Grauwe y, claro está, Luis Garicano, con quien acaba de publicar 'Recuperar el futuro. Doce propuestas que cambiarán España' (Ed. Península). Roldán es una de las jóvenes promesas quese ha incorporado a Ciudadanos, y es el discípulo y la mano derecha de Garicano. El Confidencial ha conversado con él acerca del libro, que recoge las ideas económicas que figuran en el programa económico de Rivera y que nos convertirá, desde su perspectiva en una sucursal del bienestar nórdico en el sur de Europa

PREGUNTA. Vuestro objetivo declarado es convertir a España en Suecia…

RESPUESTAS. Es un objetivo ambicioso. Se trata de hacer lo que no hemos conseguido hacer en mucho tiempo, tocar distintas variables del sistema para salir del mal equilibrio en el que estamos metidos y eso se consigue haciendo tres reformas esenciales en tres pilares: el laboral, el institucional y el capitalismo de amiguetes, y el del crecimiento a través de la educación y la innovación.

P. ¿Y cómo se puede hacer eso en un contexto de recursos muy limitados? España debe mucho dinero que ha de devolver, lo cual deja escasas posibilidades de acción presupuestaria.

R. El rigor presupuestario es indispensable. No se puede sacar adelante un país progresista si no se cumple con las deudas. Pero las propuestas que hacemos son neutrales en términos fiscales, hay muchas cosas que se pueden hacer sin gastar dinero. Acabar con el capitalismo de amiguetes consiste en despolitizar, en hacer las cosas bien, en poner árbitros neutrales, y eso traerá dividendos significativos. Si el contrato de una autopista se lo lleva el mejor y no el mejor conectado, todo irá mucho mejor, porque no sólo se trata del 3% de la corrupción, sino de que estamos asignando mal los recursos. Los políticos fueron capaces de colonizar las instituciones y eso ha provocado que mucho crecimiento potencial se haya perdido. En todos los sectores españoles, las empresas que más crecieron fueron las menos productivas.

Si las comparas con Alemania nuestras pymes no son menos productivas por tamaño, es sólo que tenemos muchas menos empresas grandes

P. Sí, pero cuando se habla del capitalismo de amiguetes casi siempre se señala al sector público. El sector privado no está libre de ello, no sólo porque la corrupción funcione en ambas direcciones, sino porque ahí tampoco se premia a los más capaces. Un ejemplo es el reciente Excel de Deloitte que se publicó en El Confidencial, donde se pone de relieve que siguen funcionando prácticas que hacen a las compañías mucho menos eficientes.

R. Pero a largo plazo eso produce resultados negativos. Es algo que el mercado competitivo global corrige.

P. En un entorno de competencia perfecta, quizá, pero no estamos en ese contexto. Además, siguiendo ese razonamiento también el mercado electoral corregiría las disfunciones en el sector público, porque los electores castigarían la corrupción, esos políticos saldrían del gobierno y las empresas que los apoyan verían lastrados sus resultados por la falta de amiguetes en los gobiernos.

R. Lo que importa es que quien esté en el poder asigne los recursos de manera equitativa y eficiente. Es cierto que puede haber endogamia en las empresas, pero eso escapa de nuestras posibilidades de acción.

P. Hay una parte importante en el libro dedicada a la pyme, donde se aboga por que sean más productivas y se facilite su crecimiento. Y eso está bien, pero la gran mayoría de las pymes españolas, que son las que crean empleo, no tienen intención de desarrollarse internacionalmente ni de expandirse a lo grande, porque están preocupadas por sobrevivir. Quieren que cuando cierren el año, hayan ganado algo de dinero en lugar de perderlo. ¿Qué se va a hacer con ellas?

R. Es importante que no haya restricciones para crecer. Muchos 'papers' han demostrado que, a partir de cierto nivel, al cambiar la regulación dependiendo del número de empleados con que se cuenten, las pymes deciden no crecer para no asumir nuevos gastos y mucha más burocracia. Esta es la medida más importante para las pymes. Si las comparas con Alemania nuestras pymes no son menos productivas por tamaño, es sólo que tenemos muchas menos empresas grandes. Hemos de favorecer el crecimiento de las pequeñas empresas. En cuanto a las pymes que quieren sobrevivir, o a los autónomos, lo que haremos será simplificar la regulación y convertir algunos costes fijos en variables en caso de los autónomos. Pero no más. Queremos limitar el intervencionismo, para que cada empresa haga lo que crea que debe hacer para salir adelante. Y si quiere crecer, que no tenga cortapisas.

La innovación florece porque hay dinero pero también porque cuenta con un entorno que la favorece. Una flor crece si se la riega y está en un buen jardín

P. Uno de vuestros pilares es la reforma educativa. Se ha hablado mucho de ella la semana pasada a raíz de la idea de someter a los profesores a una retribución que dependiese de su rendimiento.

R. Hoy existen una serie de incentivos que llevan a que dé igual que te esfuerces en términos de investigación o de docencia, porque eso no provocará que se te reconozca como un experto o que se obtengan recompensas, como un salario mayor. Ese es un sistema que no beneficia a nadie. Pero no sólo proponemos la rendición de cuentas sino que también queremos la descentralización para que las universidades tengan autonomía y puedan competir y diferenciarse. Y eso es posible cambiando los incentivos y combinando esas acciones con una mayor inversión y una mejor conexión con la empresa. Se trata de imitar el modelo alemán, para que esté más vinculada a la sociedad y responda a las demandas de las empresas.

P. Esa competición y especialización de las universidades llevaría, por ejemplo, a que algunas carreras de humanidades desaparecieran, porque el mercado no las demanda.

R. Leyendo la biografía de Steve Jobs, te das cuenta de que esto no va de matemáticas o álgebra, sino de que las cualidades de comunicación, de razonamiento, de tener capacidad de síntesis y de ser capaz de pensar críticamente, que se aprenden por las humanidades, y quizá estas tengan que reenfocarse en las 'skills' que tengan más salida.

P. Sí, esas cualidades pueden aprenderse en las humanidades, pero las empresas están pidiendo titulaciones en ingeniería o en un MBA. Desde esa perspectiva, para que las universidades fuesen más productivas y diesen mejores resultados, a lo mejor lo que había que hacer es sacar esas titulaciones de las universidades, y el que quiera que las estudie, pero como una afición, porque ya no son rentables. ¿No sería eso mejor?

R. Lo que no podemos hacer es lo que estamos haciendo ahora, porque no funciona desde el plano del mercado, ni tampoco enfoca hacia esas cualidades ni genera capacidad crítica de análisis. Se enseña de forma memorística.

P. Otro de los pilares del libro, ligado con la educación, es el de la innovación. España no es un país particularmente innovador. Pero sí hay personas preparadas, con ideas, que tienen que marcharse de aquí porque lo que no hay es capital. ¿Qué vais a hacer para cambiar esa situación?

R. La innovación florece porque hay dinero pero también porque cuenta con un entorno que la favorece. Una flor crece si se la riega, tiene sol y está en un buen jardín. Aquí se ha despreciado la inversión en I+D… Si ves el caso de Israel, un país que tiene un capital social y humano similar al nuestro, te das cuenta cómo haciendo las cosas bien e invirtiendo mucho dinero público en investigación se puede abrir una industria muy potente. Israel es hoy el país con más 'startups' del mundo. A todos nos gusta vivir en lugares donde hace sol, se vive y se come bien, y esto lo tenemos nosotros. Pero el mundo de la innovación no es como cultivar naranjas. Cuando recoges una naranja, la tienes en la mano y es tuya, cuando tienes una idea hay que protegerla, y ahí se hace muy poca inversión.

Lo que hay que hacer es tapar los agujeros en el impuesto de sociedades, lo que contribuiría a que las empresas pagasen más con menor carga

P. Hasta ahora, todos los gobiernos han hecho lo mismo: los que menos tienen han de pagar mucho vía impuestos indirectos, los que tienen algo tienen que pagar mucho vía impuestos directos y los que tienen muchísimo pagan muy poco porque tienen los instrumentos legales suficientes para escaparse de la acción estatal. Y no parece que el gobierno que venga, sea cual sea, vaya a implantar algo distinto. Hay que recaudar mucho para pagar lo que debemos, de modo que la presión fiscal no tiene pinta de bajar.

R. La clave de nuestra reforma es premiar a los que cumplen. El sistema fiscal es un queso gruyere con muchas trampas legales y quienes utilizan esas trampas son los que tienen más opciones, el empleado con nómina y salario no. Lo que hay que hacer es tapar los agujeros en el impuesto de sociedades, lo que contribuiría a que las empresas pagasen más con una carga fiscal más justa. Somos unos de los países con menos inspectores por persona, y el fraude existente es importante y difícil de combatir en esas condiciones. Eso hay que arreglarlo. La tercera pata son las duplicidades institucionales: cuando recortas en camas de hospital y en educación es muy difícil de justificar que se mantengan las diputaciones, que son de muy dudosa utilidad, y que tengamos en España 8.100 ayuntamientos que mantener.

P. Buena parte de los analistas señalan que en el futuro cercano habrá mucho menos trabajo y que muchas profesiones va a desaparecer. ¿Cómo vais a combatir ese escenario?

R. El mundo va en la dirección de sustituir a los trabajos mecánicos…

P. Bueno, también se dice que trabajos que requieren formación, como los relacionados con la ingeniería, la abogacía o el periodismo, van a desaparecer y no son mecánicos.

R. No, es mucho más fácil sustituir los trabajos mecánicos. Donde haya razonamiento y decisiones humanas es más difícil que se vaya a sustituir el trabajo. Un corredor de seguros, por ejemplo, es más sencillo que desaparezca y…

P. Sí, pero hace un tiempo seguro que el corredor de seguros pensaba que su trabajo aportaba valor y que era complicado que se le fuera a sustituir. A lo mejor pasa eso ahora con los economistas, que piensan que no será posible y dentro de unos años…

R. Es verdad que no sabemos dónde nos va a llevar la innovación y que puede generar muchas sorpresas, pero la pérdida de trabajo ha estado súper correlacionada con el capital humano y la educación; hay muchos más parados entre personas que no tienen formación, mientras los que cuentan con carreras y doctorados están cerca del mismo nivel de antes de la crisis.

No podemos mantener la clase media y un sector público de calidad si no hacemos reformas como los complementos al trabajo

P. ¿Pero eso no es producto de que los titulados están empleados ahora en los trabajos poco cualificados que antes hacía la gente sin formación?

R. Por eso digo que necesitamos un cambio de modelo productivo. No podemos seguir haciendo los mismos trabajos de siempre. Airbnb no existía hasta hace muy poco y mira… Tenemos que organizar un sistema flexible para adaptarnos a los cambios y al mercado laboral que viene. Y eso supone afrontar tres problemas: el paro estructural, el de la precariedad y el de la renta complementaria. Tenemos que ir hacia un sistema en el que se acabe con la rotación injustificada, donde no te echen porque no te puedan hacer fijo y donde no ocurra como hoy, que siete millones de personas, a pesar de trabajar, no llegan al salario mínimo anual, porque entran y salen del mercado de trabajo varias veces a lo largo del año. Esta medida de complementar las rentas del trabajo es la más exitosa de calle en países como Holanda o Reino Unidos, ya que pasas, por ejemplo de ganar 8.500 euros a 10.800 anuales. Y además tenemos que desarrollar políticas activas de empleo, porque los partidos tradicionales han mantenido excluidos del sistema a todos los parados de larga duración, que son tres millones de personas. Nosotros ofrecemos iniciativas en ese terreno.

P. Decía Albert Rivera que una de las prioridades de nuestro país es recuperar la clase media. Pero examinando el contexto, con la posible pérdida de trabajos que aventura, con una presión fiscal elevada, y con una serie de gastos cotidianos, como luz, agua, gas, transporte o vivienda que han subido mucho su precio, es bastante complicado tener clase media.

R. Lo que no podemos hacer es mantener la clase media y un sector público de calidad si no hacemos reformas como los complementos al trabajo y acabamos con el capitalismo de amiguetes para que la sociedad sea más productiva. Tenemos que llegar lo más lejos que podamos y al mismo tiempo no dejar a nadie atrás. Ya me gustaría que otros partidos ofreciesen una cuarta parte de lo que ofrecemos nosotros.

Apenas ha pasado de la treintena, y Antonio Roldán (Barcelona, 1983) ya ha trabajado en la Dirección de Economía y Finanzas de la Unión Europea y en el Parlamento europeo, asesorando en temas económicos a la Delegación España de Socialistas y Demócratas (S&D). Es analista jefe para España y Portugal en Eurasia Group, una consultora de riesgo político americana, y está realizando una tesis doctoral en la London School of Economics bajo la supervisión de Paul de Grauwe y, claro está, Luis Garicano, con quien acaba de publicar 'Recuperar el futuro. Doce propuestas que cambiarán España' (Ed. Península). Roldán es una de las jóvenes promesas quese ha incorporado a Ciudadanos, y es el discípulo y la mano derecha de Garicano. El Confidencial ha conversado con él acerca del libro, que recoge las ideas económicas que figuran en el programa económico de Rivera y que nos convertirá, desde su perspectiva en una sucursal del bienestar nórdico en el sur de Europa

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