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Doce palabras tan insólitas que carecen de equivalente en español
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Doce palabras tan insólitas que carecen de equivalente en español

Las lenguas son como cajas de herramientas que nos proporcionan los instrumentos para expresar cualquier cosa, como un Lego con el que, según combinemos las piezas,

Foto: Las palabras son como piezas de Lego que debemos combinar. (Corbis)
Las palabras son como piezas de Lego que debemos combinar. (Corbis)

Las lenguas son como cajas de herramientas que nos proporcionan los instrumentos para expresar cualquier cosa, como un Lego con el que, según combinemos las piezas, podemos crear una figura u otra (escribir es jugar). Una de las cosas que resulta más sorprendente cuando se compara una lengua con otra es que, a veces, nosotros tenemos una herramienta que la otra no tiene o, más impresionante todavía, lo que en español se dice con cinco piezas de Lego combinadas, en alemán es una sola pieza roja que lo dice todo.

Asombrados por ese fenómeno lingüístico, hemos recopilado aquí algunas palabras de otras lenguas que no tienen equivalente en español. No obstante, todos reconocemos en seguida el concepto al que se refieren. Pasen y lean.

Shemomedjamo. (Georgiano, Georgia).

Imagínense frente a su plato favorito. Va uno a casa de su madre o –aún mejor– va a casa de su abuela (¡la ambrosía única capaz de superar los manjares maternos!) y, tras un “pero qué delgado te estás quedando”, te hallas sentado frente a una enorme porción de tu plato favorito. Tortilla de patatas, pasta con besamel, paella. Lo que sea. Uno comienza a comer con placer y ansia y, cuando ya no puede más, cuando realmente ya no puede más, la madre o la abuela –heroínas y asesinas al tiempo– sentencian: “¿Quieres más?”. Y uno, al borde de la explosión y por motivos que el organismo humano desconoce, responde: “Sí. Pero poco, ¿eh?”. Luego la culpa se la echamos a la cocinera, que insiste y, claro, no le vamos a decir que no, con lo que se ha esmerado. Ese dolor, fruto de que has seguido comiendo sin hambre porque el plato estaba delicioso, es lo que en Georgia llaman shemomedjamo, que quiere decir algo así como “me lo comí todo sin querer”.

Pelinti. (Buli, Ghana)

Digamos, por continuar con el mismo escenario, que, movido por el ansia, te has tomado un trozo de tortilla, de pasta con besamel o de paella según te lo han servido. Y claro, la comida estaba aún muy caliente, así que has hecho un extraño ruido, algo así como “aaaaaah” pero sin poder abrir la boca, y la comida da saltitos en la lengua porque quema. Es lo que los ghaneses llaman pelinti, “mover la comida caliente por la boca”.

Rhwe. (Tsonga, Sudáfrica)

Esta palabra africana sería muy económica para todos los jóvenes occidentales. Universitarios, adolescentes, ha llegado el vocablo que estabais buscando. Rhwe significa en esta lengua bantú “dormir en el suelo sin alfombra, borracho y desnudo”.

Pålegg. (Noruego, Noruega)

Esta palabra noruega puede significar casi todo alimento del planeta, pues es un descriptor genérico de cualquier cosa –¡cualquier cosa!– que pueda uno poner en un bocata: jamón, queso, mermelada, chocolate, mostaza, lechuga… y cualquier combinación extrañamente deliciosa que al lector se le ocurra. Todo lo que pueda meterse entre dos panes para ser comido es, para un noruego, pålegg.

Lagom. (Sueco, Suecia)

Esta palabra es resbaladiza y difícil de definir, y tal vez nos solucionaría muchos problemas si la tuviéramos integrada en la lengua española. Lagom es lo que dice un sueco cuando quiere expresar algo así como “no demasiado, no demasiado poco, ¡justo así!”.

Tartle. (Escocés, Escocia)

Esta palabra es fantástica, casi onomatopéyica y muy precisa: se refiere exactamente a esa duda nerviosa que nos entra cuando tenemos que presentar a alguien de cuyo nombre no queremos acordarnos. “Este es…eh…pues… ¡un gran compañero de trabajo!”. Eso es lo que los escoceses llaman tartle.

Koi No Yokan. (Japonés, Japón)

Tu amiga te ha hablado de ese chico que va a la fiesta de esta noche, y no es que te haya dicho nada especial pero tú, sin saber por qué, te pones tu vestido más corto y tus pendientes favoritos. Koi No Yokan es la palabra japonesa que expresa ese sentimiento que tienes con respecto a una persona desconocida, y que te hace presagiar que cuando os conozcáis os vais a enamorar. La mística oriental, que nos da muchas vueltas.

Mamihlapinatapai. (Lengua yagán, Tierra del Fuego)

Hilan fino en Argentina. Esta palabra alberga el significado de la mirada compartida entre dos personas, cuando ambas desean que la otra haga algo que las dos quieren, pero que ninguna quiere hacer. Un lío, sí, pero con un ejemplo es muy sencillo de comprender. Estás en casa con tu hermano y llama a la puerta Pili, Puri, Mari, Conchi… esa tía abuela pesada de nombre abreviado que todo el mundo tiene. Al abrir, albergas la esperanza de que, en vista de no están tus padres, se vaya. ¡Ja! Poco conoces a Mari Pili: ella se queda, claro. Se sienta en tu sofá, se acomoda y comienza a hablar. Al principio os puede la cortesía, pero a partir de un determinado momento en que la agonía se hace insoportable, tu hermano y tú os miráis. Os miráis queriendo decir: “Dile que se vaya”. Pero ninguno de los dos se lo va a decir. Lo que queréis es que lo diga el otro, y que pase, y que Puri, Conchi, Trini se vaya y termine con el vórtice de horror que se ha instaurado en vuestro salón. Pues esa mirada, esa mirada de: “Haz algo, yo no lo voy a hacer, pero haz algo”, justamente esa mirada que une y separa al mismo tiempo es lo que en la Patagonia denominan como mamihlapinatapai.

Cafuné. (Portugués, Brasil)

Brasileña tenía que ser la palabra que significase “recorrer delicadamente con los dedos el pelo del amante/amado”. Qué otras palabras específicas no tendrán para todo lo demás, si para una caricia suave tienen ésta.

Greng-jai. (Tailandés, Tailandia)

A veces a uno le surge un extraño sentimiento de incomodidad, y se siente mal cuando se deja ayudar porque no quiere ser una molestia para los demás. Es lo que los tailandeses llaman greng-jai.

Layogenic. (Tagalo, Filipinas)

Esta palabra expresa exactamente lo que uno siente frente a un cuadro expresionista. Visto de lejos, queda más o menos claro, pero cuando nos acercamos es un completo caos y no entendemos nada. Layogenic o cómo poner distancia para ver las cosas con claridad.

Schadenfreude. (Alemán, Alemania)

Esta palabra alemana ha llegado a usarse en español tal cual en contextos cultos, o se ha traducido por “regodeo”, lo que no es preciso. Lo que realmente quiere decir es “alegría por el mal ajeno”, un sentimiento para el que, desgraciadamente, existe una palabra en otros idiomas (y tal vez no sería inútil en el nuestro).

Ya'aburnee.(Árabe, lengua oficial de unos veinte países)

Son muy radicales los hablantes de árabe a la hora de expresar su amor. Esta bonita palabra quiere decir, literalmente, "tú me entierras", y hace referencia al deseo de morir antes que el otro para no tener que sufrir su pérdida.

Las lenguas son como cajas de herramientas que nos proporcionan los instrumentos para expresar cualquier cosa, como un Lego con el que, según combinemos las piezas, podemos crear una figura u otra (escribir es jugar). Una de las cosas que resulta más sorprendente cuando se compara una lengua con otra es que, a veces, nosotros tenemos una herramienta que la otra no tiene o, más impresionante todavía, lo que en español se dice con cinco piezas de Lego combinadas, en alemán es una sola pieza roja que lo dice todo.

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