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¿Nueva solución a un viejo problema? La depresión podría parecerse a una alergia
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LA SUFREN PERSONAS CON ALTOS NIVELES DE IL 6

¿Nueva solución a un viejo problema? La depresión podría parecerse a una alergia

Las personas propensas a sufrir una sobreexcitación del sistema nervioso o episodios esporádicos de estrés son las que más posibilidades tienen de caer en una depresión.

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¿Nueva solución a un viejo problema? La depresión podría parecerse a una alergia

Las personas propensas a sufrir una sobreexcitación del sistema nervioso o episodios esporádicos de estrés son las que más posibilidades tienen de caer en una depresión. Esta es la principal conclusión de un estudio presentado en el último congreso anual de la Society for Neuroscience de EE.UU. y dirigido por la neuróloga del The Mount Sinai Hospital de Nueva York, Georgia Hodes. Los resultados obtenidos serán utilizados para desarrollar un tratamiento más eficaz contra esta enfermedad mental, y que ya ha sido probado con éxito en ratones.

La investigación determinó que los altos niveles en el cuerpo de la glucoproteína denominada interleucina-6 (IL-6), que se segrega como respuestas inmunológica al estrés, están directamente relacionados con la depresión, según se desprende de las pruebas de laboratorio realizadas a ratones con y sin sobreexcitación de su sistema nervioso. Los altos niveles de IL-6 también se han encontrado en los análisis sanguíneos de personas con depresión, tal y como ha contrastado Hodes.

El sistema inmune percibe el estrés como una alergia

El estrés guardaría ciertas analogías con las alergias. “El cuerpo detecta algún tipo de invasión externa supuestamente peligrosa, pero en realidad se trata de un agente estresante. En cierto modo, el estrés es una alergia”, explicaba la neuróloga a la revista LiveScience. De hecho, la interleucina-6 se segrega para facilitar la respuesta inmune a las moléculas microbianas.El estrés activa los mismos mecanismos en el cuerpo que las alergias

Las pruebas sobre los ratones consistieron en aislarlos durante diez días en parejas compuestas por un miembro de mayor edad y agresivo con otro dócil y joven, una situación que suele ser muy estresante para estos últimos. Posteriormente se trasladó al ratón joven a una nueva jaula en solitario dejándole un cierto tiempo de inspección y relajación para justo a continuación introducir nuevamente otro ratón viejo y agresivo.

Estas situaciones generan fuertes episodios de estrés en los ratones jóvenes agredidos y aislados socialmente, pero que según se pudo comprobar en este experimento pronto derivó en la depresión de algunos de ellos. Algo que se pudo comprobar midiendo la cantidad de agua dulce que bebían, ya que a los ratones sanos les encantan los líquidos azucarados, pero si están deprimidos apenas la consumen. Al igual que los humanos, que dejan de disfrutar de sus aficiones o comidas favoritas. Después de este periodo también se analizaron los niveles de IL-6 en el cuerpo de los ratones.

Un fármaco preventivo

Los ratones jóvenes sometidos a estas situaciones de fuerte estrés mostraron diferentes tipos de respuestas cuando fueron trasladados a otra jaula en solitario. Algunos de ellos se encogieron y quedaron inmovilizados en una esquinita de la jaula, mientras que otros se dedicaron a inspeccionar abiertamente su nuevo espacio. Los investigadores comprobaron cómo estos dos comportamientos están directamente relacionados con la IL-6. Los ratones en los que aumentaron los niveles de esta sustancia fueron los que se quedaron agazapados y sin apenas ganas de moverse ni apetito, mientras que los que apenas segregaron IL-6 actuaron casi con total normalidad.La única causa biológica de la depresión es la segregación de interleucina-6

Los investigadores desarrollaron un fármaco para bloquear la acción de este compuesto responsable de la depresión con unos buenos resultados. “Los ratones estresados segregaron menos IL-6 y apenas desarrollaron depresión”, explica Hodes. Sin embargo, para asegurarse de que el único causante de la depresión es esta sustancia generada por estrés, los investigadores realizaron una última prueba que consistió en trasplantar la médula ósea de los ratones con tendencia a la depresión a otros que no la tenían, ya que es en este tejido donde se regeneran las nuevas células inmunes.

El resultado fue que los ratones sanos que recibieron el trasplante pronto comenzaron a comportarse igual que los ratones con tendencia a la depresión. Algunos de fármacos utilizados en este experimento para mitigar la respuesta inmune de los ratones al estrés ya están en el mercado, la mayoría indicados para tratar la artritis reumatoide.

Las personas propensas a sufrir una sobreexcitación del sistema nervioso o episodios esporádicos de estrés son las que más posibilidades tienen de caer en una depresión. Esta es la principal conclusión de un estudio presentado en el último congreso anual de la Society for Neuroscience de EE.UU. y dirigido por la neuróloga del The Mount Sinai Hospital de Nueva York, Georgia Hodes. Los resultados obtenidos serán utilizados para desarrollar un tratamiento más eficaz contra esta enfermedad mental, y que ya ha sido probado con éxito en ratones.