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El mundo, visto por los nuevos universitarios
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“SON LA GENERACIÓN MÁS TRIBAL DE LA HISTORIA”

El mundo, visto por los nuevos universitarios

“Para todos aquellos que entren a la Universidad este año, Kurt Cobain de Nirvana habrá estado siempre muerto, Bill Clinton es un estadista retirado de cuya

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El mundo, visto por los nuevos universitarios

“Para todos aquellos que entren a la Universidad este año, Kurt Cobain de Nirvana habrá estado siempre muerto, Bill Clinton es un estadista retirado de cuya presidencia poco saben y Benjamin Braddock, el protagonista de El graduado  (The Graduate, Mike Nichols, 1967), podría ser su abuelo”. Como cada agosto desde que arrancaron con el proyecto en 1998, Tom McBride y Ron Nief del Beloit College de Wisconsin, acaban de publicar su edición anual de The Mindset List, una recopilación de todos aquellos hitos culturales, históricos y sociales que por cuestión de edad cada nueva generación de estudiantes no ha podido conocer de primera mano y, por lo tanto, considera que “siempre han estado ahí”.

El proyecto, que arrancó de la mano del profesor de relaciones públicas Ron Nief a finales del pasado milenio, recuerda que cada quinta tiene sus propios referentes culturales, y que estos varían según pasan los años, por lo que es habitual cometer el frecuente error de pensar que el mundo siempre ha sido de la forma en que lo conocemos (es decir, lo que piensan los jóvenes) o de considerar que los estudiantes son unos ignorantes debido a su falta de cultura (lo que mantienen sus profesores). Como señalan en su presentación los responsables de la lista, el principal objetivo de este trabajo es recordar a otros docentes que “vigilen sus referencias”, ya que seguramente no sean entendidas por sus nuevos alumnos, que en muchos casos podrían ser sus nietos.

Odian perder el contacto con sus amigosEl mecanismo utilizado por los autores es elocuente en su sencillez. Basta con seleccionar los acontecimientos que tuvieron lugar el mismo año que nacieron los nuevos universitarios para trazar la frontera que configura su mentalidad. Y aunque este año la línea se encuentre en 1994, es posible estirar el plazo un poco más, ya que es probable que los estudiantes no recuerden ningún acontecimiento anterior a 1997. El trabajo de los profesores utiliza el humor para poner de manifiesto las diferencias generacionales, tal y como muestran las siguientes afirmaciones: “Los jóvenes nunca habrán visto a sus padres observar con orgullo una nueva colección enciclopédica” o “para ellos, enseñar los tirantes del sujetador es una declaración de moda, no un descuido que debe ser solucionado por un amigo bienintencionado”. Tanto éxito han tenido las listas que sus autores publicaron el pasado año The Mindset Lists of American History: From  Typewriters to Text Messages, What Ten Generations Think Is Normal (John Wiley & Sons), que aplica el mismo sistema hasta 1918, configurando lo que consideran una visión alternativa de la historia social americana.

La generación del 2016

Lo que a simple vista parece un mero divertimento puede decirnos más de las diferencias generacionales que lo que podría parecer en un primer momento. Si se recurre a anteriores listas, comprobaremos cómo la relación que los miembros más jóvenes de la llamada generación del milenio mantiene con la tecnología es muy diferente a la que mantuvieron ya no sólo precedentes generaciones, sino sus hermanos mayores, es decir, los que están a punto de cruzar la barrera de los treinta. A diferencia de aquellos, los nuevos universitarios han vivido en un mundo en el que Internet siempre ha estado al alcance de cualquier usuario. Cuando los autores señalan que “las vidas de los que se graduarán en 2016 siempre se han medido en bits, bytes y baudios”, que “nunca han utilizado la radio” y que “si se pierden un programa del Daily Show, siempre lo pueden ver en YouTube”, lo que están haciendo es definir de manera indirecta a la nueva generación de nativos digitales, según el término acuñado por Marc Prensky en 2001.

Su conciencia política es superior a la de sus hermanos mayoresNo hay más que revisar los primeros años publicados en la lista para comprobar la velocidad con la que la tecnología ha cambiado la vida de los más jóvenes. Si para alguien nacido en 1994 Internet siempre ha estado ahí, los que lo hicieron en 1980 “siempre han conocido los contestadores automáticos”, los nacidos en 1983 “jamás han tenido que levantarse de la silla para cambiar la televisión” y tan sólo para los que llegaron al mundo a partir de 1984 “el ciberespacio siempre ha existido”. Una evolución que se manifiesta en los usos y costumbres de los que abarrotarán las aulas durante el mismo año: como se afirma en la lista, “son la generación más tribal de la historia porque odian separarse de los compañeros de su misma edad”, señalando directamente al uso de los Smartphones entre los más jóvenes, a los que define como unos “adictos a los narcóticos electrónicos”.

Los profesores ponen de manifiesto cómo nacer apenas unos años antes o después puede marcar una diferencia significativa en lo cultural. Para los nacidos en 1994, su serie de referencia –al menos en Estados Unidos– es Breaking Bad, no Perdidos, que comenzó a emitirse cuando tenían diez años. Además, nacieron el mismo año que se estrenó La lista de Schindler (Steven Spielberg) y para ellos, la MTV nunca ha sido una cadena musical. Además, la lista parece sugerir que los nuevos estudiantes gozan de una conciencia política mucho más grande que la de sus hermanos mayores, ya que “han crecido durante un período convulso en el que el futuro de América se ha puesto en tela de juicio”.

La lista española

Gran cantidad de los acontecimientos que citan McBride y Nief son propios de la cultura estadounidense, como son la referencia al programa de la MTV The Real World o al candidato republicano Newt Gingrich. Hay otros que sólo pueden ser aplicados a la sociedad americana, como es que estos freshmen “nunca han visto un billete de avión físico”, algo que no ocurre en la mayor parte de países. Pero resulta sencillo extrapolar los resultados obtenidos por los dos profesores a la sociedad española. Basta con utilizar el mismo método para reparar en que, si se incorporan a la Universidad a los dieciocho años, los nuevos estudiantes españoles no habrían nacido cuando tuvieron lugar la Exposición Universal de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona, no habrán visto jugar nunca a Diego Armando Maradona (salvo por viejos vídeos) y no tendrán ningún recuerdo de los cinco tours consecutivos logrados por Miguel Induráin. Además, es probable que se hayan criado con Física y química, no con la Farmacia de guardia de Antonio Mercero, y ni siquiera con Compañeros o Al salir de clase, que concluyeron en 2002.

Hace 18 años, Kim Jong-Il sucedió a Kim Il SungPara ellos, la crisis económica actual es la única que ha existido, y probablemente no sepan que en 1993 el paro aumentó en España hasta el 24,1% –la tasa más alta de la historia española hasta el año presente– y que el Gobierno socialista se vio obligado a devaluar la peseta hasta en tres ocasiones consecutivas. Es posible que también desconozcan la huida y posterior detención en Tailandia del director de la Guardia Civil Luis Roldán y que no sepan muy bien a qué se refieren los aficionados del fútbol cuando se habla del “penalti de Djukic.

Si algo nos recuerdan este tipo de listas es, además de lo rápido que pasa el tiempo, que la historia es mucho más cíclica de lo que podemos pensar en nuestro frenético presente: los que entren por las puertas de las facultades el próximo octubre habrán nacido, en su mayor parte, el mismo año que el fallecido Kim Jong-Il ocupó el puesto de su predecesor, Kim Il Sung, y también el año en que Mario Conde ingresó en la cárcel de Alcalá-Meco como consecuencia del caso Banesto. Dieciocho años después, el banquero ha anunciado su inmersión en la política a través del partido Sociedad Civil y Democracia (SCD). Algunas cosas cambian, otras no.

“Para todos aquellos que entren a la Universidad este año, Kurt Cobain de Nirvana habrá estado siempre muerto, Bill Clinton es un estadista retirado de cuya presidencia poco saben y Benjamin Braddock, el protagonista de El graduado  (The Graduate, Mike Nichols, 1967), podría ser su abuelo”. Como cada agosto desde que arrancaron con el proyecto en 1998, Tom McBride y Ron Nief del Beloit College de Wisconsin, acaban de publicar su edición anual de The Mindset List, una recopilación de todos aquellos hitos culturales, históricos y sociales que por cuestión de edad cada nueva generación de estudiantes no ha podido conocer de primera mano y, por lo tanto, considera que “siempre han estado ahí”.