De viaje por Europa con los más pequeños

París, Berlín, Londres o Lisboa son perfectos destinos para visitar con niños. Todo es cuestión de saber mirar estas ciudades con sus ojos y de buscar las opciones más divertidas que acabarán gustando a todos por igual.

Decir "vacaciones con hijos" muchas veces significa decir "calvario" y peleas para los padres. La playa o la montaña pueden ser apuestas más o menos seguras, siempre hay algo que a los enanos les gustará hacer. Pero, ¿y si el destino elegido es una ciudad? Entonces la cosa se complica: “no quiero ir”, “no me gustan los museos”, “qué aburrimiento”, “no quiero andar”… Seguro que si tiene hijos le será familiar esta cantinela.

¿Hay que tirar la toalla y no ir con ellos cuando son pequeños a conocer destinos urbanitas? En absoluto: las ciudades esconden muchos secretos y lugares divertidos para los niños. Es cuestión de saber encontrarlos. Le proponemos un viaje por cuatro destinos europeos que hará las delicias de los reyes de la casa.

París. Poca gente sabe que hay un faro construido por un bretón que emigró a la ciudad. Situado al sur, sirve de reclamo para una lonja de pescado. Tampoco los turistas dirían que, justo al lado de la Torre Eiffel, se pueden ver tiburones (es el mayor acuario de tiburones de Francia) y otros animales marinos en un acuario subterráneo situado a 19 metros bajo el suelo. También, al lado de la famosa Dama de Hierro se puede hacer un picnic. Más pistas: en el lago de los hermosos jardines de Luxemburgo los pequeños podrán alquilar barcos de vela para hacerlos navegar. Y en la Ciudad de las Ciencias, a la que la familia podrá llegar en alguno de los cruceros por el Canal Saint-Martin, se puede visitar un submarino de los años cincuenta.

Berlín. Extensa y verde, la ciudad alemana es perfecta para pasear (amplias avenidas y muy pocas cuestas). A los niños les encantará Tiergarten, el pulmón verde de la capital que fue antiguo coto de caza. También les gustarán las vistas desde la cúpula del Reichstag o las que ofrece el mirador de la Columna de la Victoria (pero antes preparen las rodillas para subir los muchos escalones que hay hasta acceder a la parte superior). En Berlín también se puede subir en un globo aerostático, comer en un restaurante giratorio con vistas espectaculares o viajar en el tiempo a la extinta RDA. ¿Cómo? Con un paseo en el arcaico Trabant, el coche icono de la época comunista: los padres podrán incluso… ¡conducirlo!

Londres. Citas obligadas son el palacio de Buckingham, Tower Bridge, Hyde Park (no olvide visitar el Speaker’s Corner) o el London Eye, pero la capital inglesa esconde muchos otros secretos que harán las delicias de los niños: por ejemplo, podrá recorrer las galerías de antiguas minas (más de 30 kilómetros en concreto) o realizar el tour que sigue las huellas de Harry Potter y buscar el andén 9 y tres cuartos, desde donde sale el tren con destino la escuela de magia. También es posible visitar una granja de animales en la Isla de los Perros o conocer la historia de multitud de juegos y juguetes en el magnífico The V&A Museum of Childhood.

Lisboa. La capital de Portugal es perfecta para caminar o para tomar uno de sus maravillosos tranvías y cruzarla de extremo a extremo. En el Castillo de San Jorge, por ejemplo, disfrutarán de bonitas vistas sobre el río y la ciudad y los niños podrán correr a su antojo. Otra opción es el elevador de Santa Justa, ya en el centro. Un paseo en barco por el Tajo o unos pasteles de nata en la hermosa pastelería de Belém, los más ricos de todo Portugal, serán el broche final de un día intenso.

No hay excusas para no recorrer Europa con ellos… ¡A viajar!