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“No hay que buscar una buena pareja, sino un buen ex”
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PURIFICACIÓN PUJOL PRESENTA 'UN DIVORCIO ELEGANTE'

“No hay que buscar una buena pareja, sino un buen ex”

“Divorciarse no es malo: lo malo es divorciarse mal”. Purificación Pujol, autora de Un divorcio elegante o cómo desenamorarse con estilo (Ed. Grijalbo) juega con las

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“No hay que buscar una buena pareja, sino un buen ex”

“Divorciarse no es malo: lo malo es divorciarse mal”. Purificación Pujol, autora de Un divorcio elegante o cómo desenamorarse con estilo (Ed. Grijalbo) juega con las palabras para explicar a El Confidencial por qué decidió escribir un libro sobre cómo separarse. “Existen muchas publicaciones jurídicas y psicológicas sobre cómo enfrentarse al divorcio –nos cuenta–, pero echaba en falta una que lo tratase de una forma menos técnica. Algo necesario, según la autora, cuando el divorcio se ha convertido “en un fenómeno generalizado”.

En Europa acontece un divorcio cada 31 segundos

Aunque la recesión económica haya contribuido a frenar tanto las nupcias como los divorcios legales, lo cierto es que la tendencia sostenida en las sociedades desarrolladas es desde hace décadas a la extensión del divorcio. Tal y como expone la propia autora, "en España se registran dos divorcios por cada tres matrimonios", y en Europa un divorcio acontece cada 31 segundos. Cifras que, por contundentes, quizás no hablan tanto de un problema social de proporciones arrasadoras como sí de un aspecto más de la naturaleza humana “con el que tenemos que aprender a conciliarnos”.

Plantearse buscar un ex

Esta es la clave, según Pujol, para conseguir que nuestra biografía sentimental pasada no lastre nuestro futuro. “No hay que buscar una buena pareja, sino un buen ex”, sintetiza. “Nos podemos separar de un marido, de una novia o de una pareja de hecho pero, ¿y de un ex? No podemos. Un ex es para toda la vida”. Por eso es importante que, a la hora de emprender una relación, pensemos “en cómo esa persona se comportará en pareja, pero también en cómo será cuando se convierta en una expareja”.

Lo que, por cierto, no tiene por qué ocurrir: pensar en el ex potencial y no en la pareja futurible es, en realidad, una estrategia para la selección y un ejercicio de perspectiva. “Un buen ex –explica la autora– se enfrentará a la separación con naturalidad, con madurez y sin caer en la dramatización o el escándalo. Si la persona está en posesión de estos atributos, esto contribuirá a que sea una mejor pareja y a que no tengamos que recurrir a la separación. Y si lo hacemos, estaremos preparados desde el principio”.

“Lo que no podemos hacer –explica Pujol en su libro– es concretarnos tanto en que nuestra pareja sea perfecta que acabemos por obviar y no valorar todo lo que tiene de bueno. Sí que es necesario buscar lo óptimo de nuestro futuro ex, pero también hay que comprender los defectos y aceptarlos porque la perfección no existe y nosotros tampoco somos perfectos”.

“Lo que acaba con la familia son los malos matrimonios”

Pujol aclara que cuando habla de un divorcio elegante no habla de que haya de divorciarse porque sí: “Siempre digo que lo mejor que le puede ocurrir a una persona es encontrar a su pareja ideal y vivir felizmente con ella el resto de su vida”.

El matrimonio que vive desavenencias graves debe romperse por el bien de los hijos

Ocurre que en un mundo lleno de personas, la estadística no favorece a quien persigue empeño tan loable: muchos, si no todos, invierten en ello tentativas fallidas y proyectos que no acaban en buen puerto y cuando llega el momento de enfrentarse a la realidad, lo hacen con decepción, frustración y violencia. “Separarse siempre es un mal trago”, concluye Pujol. “Por eso tenemos que intentar no dramatizarlo más y asumir que se trata de un paso natural en la vida”.

¿Y después? Sobre todo, enfrentarse con salud al nuevo horizonte. “La primera regla será tomar conciencia de que el otro no nos pertenece y que debemos respetarle”, explica Pujol. “Otra regla fundamental en esta etapa es dejar atrás el pasado definitivamente, porque sólo así podremos abordar con decisión y optimismo nuestra nueva vida”. También hay que enfrentarse con sensatez a las obligaciones financieras y las responsabilidades legales que hemos contraído y, ante todo, poner el interés de un hijo, si lo hubiera, ante cualquier otro factor: “El matrimonio que vive desavenencias graves debe romperse precisamente por el bien de los vástagos”, opina Pujol. “La idea vigente hace años de que el matrimonio desgraciado había que mantenerlo por el bien de los hijos está equivocada a todas luces”.

El divorcio no acaba con la familia: lo que acaba con la familia es el mal matrimonio

A los escépticos que argumentan que el matrimonio cimenta una institución tan fundamental en nuestra sociedad como lo es la familia –y por silogismo, que el divorcio contribuye al deterioro de la misma– Pujol dirige un argumento tajante: el divorcio o la separación, explica, “no acaba con la familia: lo que acaba con la familia son los malos matrimonios”. Y se remite al psicólogo y divulgador Luis Rojas Marcos para explicar que “hay parejas que comparten en silencio un proyecto común: el acuerdo tácito de escenificar una unión impostora ante el mundo”. Un hecho, según la autora, “que no sólo es un sinsentido, sino que además está abocado al fracaso, la infelicidad y el absurdo”.

“Divorciarse no es malo: lo malo es divorciarse mal”. Purificación Pujol, autora de Un divorcio elegante o cómo desenamorarse con estilo (Ed. Grijalbo) juega con las palabras para explicar a El Confidencial por qué decidió escribir un libro sobre cómo separarse. “Existen muchas publicaciones jurídicas y psicológicas sobre cómo enfrentarse al divorcio –nos cuenta–, pero echaba en falta una que lo tratase de una forma menos técnica. Algo necesario, según la autora, cuando el divorcio se ha convertido “en un fenómeno generalizado”.