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Caos y suciedad en el hospital público de Orense
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Caos y suciedad en el hospital público de Orense

El caos que reina en el Complejo Hospitalario de Orense (CHOU) es de los que claman al cielo. De esos caos a los que resulta difícil

Foto: Caos y suciedad en el hospital público de Orense
Caos y suciedad en el hospital público de Orense

El caos que reina en el Complejo Hospitalario de Orense (CHOU) es de los que claman al cielo. De esos caos a los que resulta difícil añadir más calificativos. Caos y basura. Caos entre los médicos y basura en las inmediaciones.

Fui testigo de ambas cosas esta misma navidad cuando, por desgracia, tuve que visitar a un familiar ingresado (en qué mala hora) en ese centro. Lo que vi nada más aparcar el coche era un anticipo del surrealista desbarajuste que luego viviría dentro. A un lado de la pequeña y estrecha cuesta que conduce hasta la puerta principal de ese hospital público la suciedad del suelo era impropia de un centro sanitario: pañuelos de papel con mocos y sangre, paquetes de tabaco, compresas, escupitajos, colillas, cucharillas de plástico usadas, recipientes de yogures...

Todo estos desperdicios y alguno más he apuntado en una pequeña libreta que llevaba casualmente encima. Eran restos que se encontraban esparcidos a pocos pasos de distancia de la entrada al hospital. Eso, para empezar. Ya dentro, el esperpento iba a más a medida que me iba enterando del estado de mi familiar. Éste había ingresado con fiebre alta. Llevaba más de una semana con antibióticos y sus fuerzas estaban cada vez más mermadas.

En la cara y en el cuerpo llevaba escrita la debilidad que la consumia. ¿Dónde puedo localizar al médico?, pregunté a una enfermera. "Lo siento, está de vacaciones". ¿Pero habrá alguno que se haga cargo de la situación? "No viene hasta la próxima semana", me repondió la sanitaria. Así estuvo mi familiar hasta que las cosas fueron a peor.

Ningún médico del CHOU le practicó la punción necesaria para extraerle el foco de infección que estaba matando al paciente. Se fueron pasando la bola unos a otros. Unos se justificaban diciendo que tal intervención sólo la sabía hacer un doctor que, en esos días, estaba de vacaciones, como si un hospital fuese un bar, que si está cerrado, vas al de al lado. Otros alegaban que no era asunto suyo. Total, que llegó un momento en el que los médicos de ese hospital público de Orense se hicieron invisibles para los familiares del paciente. Nadie se responsabilizaba de nada mientras la situación clínica del enfermo empeoraba a marchas forzadas. Una auténtica vergüenza era aquello. Hasta que, pasadas más de dos semanas, un cirujano dice que hay que operar casi urgentemente. Que la infección está muy avanzada. Ese cirujano, cuyo nombre voy omitir, fue precisamente el que luego reconoció ante un familiar del enfermo todo lo que hasta aquí he contado. La operación duró dos hora y media y ahora la recuperación va para rato.

El doctor que trata habitualmente al enfermo en Madrid no daba crédito, no alcanzaba a entender cómo se había llegado a una situación de urgencia cuando todo se hubiera arreglado con una simple punción en el lugar justo de la infección. Qué nivel. Qué profesionalidad. Qué desastre monumental. Ahora el Ministerio de Sanidad quiere combatir las negligencias médicas con un Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud. Y, al parecer, el primer hospital gallego que tomará cartas en el asunto será el Complexo Hospitalario de Ourense (CHOU). Dicen que implantarán un sistema de gestión de la calidad en la atención al paciente que pasa por quirófano.

No, señores. Hay más cosas que los quirófanos. Infórmense. Aquello es una pasada. Hacen falta más que planes, reuniones y buenas intenciones para arreglar el caos de ese hospital. Y no es de ahora. Que se enteren de una vez quienes cobran de la Hacienda pública para asumir responsabilidades, como el presidente de la Xunta y su consejera de sanidad, el presidente de la diputación de Orense y, por supuesto, el ministro de Sanidad, Bernat Soria.

El caos que reina en el Complejo Hospitalario de Orense (CHOU) es de los que claman al cielo. De esos caos a los que resulta difícil añadir más calificativos. Caos y basura. Caos entre los médicos y basura en las inmediaciones.