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Dónde ver ballenas en España: Santurce o Tenerife, entre los mejores avistamientos
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Dónde ver ballenas en España: Santurce o Tenerife, entre los mejores avistamientos

Las costas españolas albergan algunos de los mejores lugares de Europa donde observar ballenas en libertad

Foto: Avistamiento de ballenas en Tenerife. (David Corsham)
Avistamiento de ballenas en Tenerife. (David Corsham)

Pocos espectáculos marinos son tan impresionantes y emocionantes como observar en su hábitat natural cómo se desenvuelve un cetáceo que puede llegar a superar los 30 metros de longitud y las 180 toneladas de peso. Nos referimos a la ballena azul, una de las más de 30 especies de cetáceos que pueden verse en aguas españolas y uno de los reclamos del turismo ballenero en nuestro país.

El avistamiento de cetáceos es una actividad turística sostenible y educativa que ha tenido un gran auge en las últimas décadas. Entre 1991 y 2008, el número de observadores de ballenas a nivel mundial se ha cuadruplicado, hasta superar los 13 millones, según International Fund for Animal Welfare (IFAW). Por eso, esta actividad goza de una estricta regulación nacional que se suma a las leyes internacionales que protegen a los cetáceos, algunos de ellos en peligro de extinción.

En España, existen varias zonas que durante los meses de primavera y verano son puntos estratégicos para el avistamiento de cetáceos y otros mamíferos marinos, como los delfines o las orcas, y que están distribuidos a lo largo del Cantábrico, el Mediterráneo y el Atlántico.

Estos son los más importantes:

Golfo de Vizcaya

El Cantábrico ofrece importantes puntos de observación de ballenas. Desde la costa norte de Galicia hasta el Golfo de Vizcaya, es posible avistar cerca de 30 especies de cetáceos -ya sean residentes o temporales-, pero es en las costas vascas donde son más frecuentes los avistamientos de zifios, rorcuales, orcas y cachalotes.

La vieja tradición ballenera de esta tierra se nota en localidades como Getaria, Bermeo o Santurce. Desde estos enclaves, entre otros, partían los barcos hacia las inmediaciones del Cabo Matxitxako al encuentro de los cetáceos, una actividad que fue desapareciendo a lo largo del siglo XVIII.

Hoy en día, estas partidas tienen únicamente el objetivo de observar a estos increíbles animales, que suelen dejarse ver a unas 20 millas de la costa, en la fosa de Capbretón, con profundidades de hasta 4.000 metros. La observación también puede realizarse desde el mirador de Matxitxako, instalado en el antiguo faro de 1852 que domina el cabo.

Entre las especies más avistadas en esta zona se encuentran el rorcual común, el rorcual aliblanco, el cachalote, el calderón común, el zifio calderón (Hyperoodon ampullatus) o el zifio común (Ziphius cavirostris), que llegan en invierno en su tránsito hacia las aguas más cálidas del océano Atlántico. También se pueden ver hasta tres especies de delfines: delfines listados, delfines mulares y delfines comunes.

Estrecho de Gibraltar y Mar de Alborán

Las aguas del Estrecho destacan como lugar preferente para la observación de cetáceos, en especial de orcas (Orcinus orca). Estos impresionantes mamíferos pueden alcanzar los ocho metros de longitud y las nueve toneladas de peso, y acuden al Estrecho durante la primavera y el verano, siguiendo los pasos del gran atún rojo -de hasta 500 kg.-, que a su vez acude a desovar en las cálidas aguas del Mediterráneo.

En el Estrecho existe una probabilidad del 98% de avistar especies residentes, como el delfín común (Delphinus delphis), el delfín listado (Stenella coeruleoalba), delfín mular (Tursiops truncatus) o la ballena piloto (Globicephala), aseguran desde Whale Watch Tarifa, una asociación que trabaja desde 1996 para la protección de los cetáceos en España.

Otras especies que se acercan a estas aguas son el cachalote (en primavera y verano) y dos tipos de rorcual: el común (Balaenoptera physalus) y el aliblanco (Balaenoptera acutorostrata), que atraviesan este transitado paso de 60 km. de longitud en los meses de octubre y noviembre.

El Centro de Interpretación de Cetáceos de Tarifa se presenta como un lugar de obligada visita para profundizar en el conocimiento de los cetáceos que se avistan en sus costas. Está gestionado por la Asociación de Avistadores del Estrecho, Tarifa y Andalucía (Asaceta) y atrae unos 70.000 turistas al año.

El Mar de Alborán y la franja de aguas entre el Cabo de Palos y el Cabo de Gata también sobresalen como zonas de especial concentración de cetáceos y delfines.

Rías Baixas

Galicia es otro punto interesante para la observación de cetáceos y, sobre todo, de delfines. Las costas gallegas albergan una de las mayores poblaciones de Europa de delfines mulares y marsopas, que frecuentan las Rías Baixas en busca de calamares, merluzas, rodaballos y otros tipos de especies marinas.

Las rías de Arousa y Pontevedra, en especial las aguas próximas a O Grove y Sanxenxo, son puntos de gran interés para la observación de estos mamíferos marinos. La Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) ha emprendido recientemente una campaña para conocer los hábitos de los delfines en aguas gallegas.

Sur de Tenerife

Las Islas Canarias son uno de los pocos lugares del mundo que permiten realizar el avistamiento de ballenas durante todo el año. La profundidad y temperatura constante de sus aguas, punto de unión de corrientes tropicales con las frías del Atlántico, y su gran biodiversidad -con más de 5.000 especies marinas registradas- hacen de este archipiélago uno de los mejores santuarios de ballenas del mundo.

Según la World Wildlife Fund (WWF), las costas canarias albergan el 35% de las especies de cetáceos que existen y el 67% de las presentes en el Atlántico norte. Entre las más comunes, están el cachalote (Physeter macrocephalus), el calderón tropical (Globicephala macrorhynchus) o el rorcual tropical (Balaenoptera edeni), aunque -con un poco de suerte- también se puede llegar a avistar a la gran ballena azul o al rorcual azul (Balaenoptera musculus) durante el invierno, ya que en verano migran al Ártico.

Prácticamente todas las aguas que rodean el archipiélago son susceptibles de ser un punto de observación de cetáceos, pero las zonas al sur de Tenerife y Gran Canaria, la costa de Tazacorte de La Palma y la costa del Valle Gran Rey de La Gomera son los mejores lugares de Canarias para encontrar estos enormes habitantes de los mares.

Pocos espectáculos marinos son tan impresionantes y emocionantes como observar en su hábitat natural cómo se desenvuelve un cetáceo que puede llegar a superar los 30 metros de longitud y las 180 toneladas de peso. Nos referimos a la ballena azul, una de las más de 30 especies de cetáceos que pueden verse en aguas españolas y uno de los reclamos del turismo ballenero en nuestro país.

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