Un soltero le lanza a su cita de 'First Dates' un 'dardo' (lleno de clasismo) por ser camarera

Enrique es un jubilado de Valencia que durante muchos años estuvo trabajando en banca. A sus 69 años, el valenciano quiere romper con la tranquilidad que predomina en su vida de pensionista: "Me gustaría dar clases de karate", confesó el soltero a su llegada al restaurante de First Dates. Enrique acudió al dating show de Mediaset en busca de una mujer atractiva.

Ante esto, el programa le concertó una cita con Celia, una camarera con mucho coraje: "Soy una mujer luchadora porque he sacado a cinco hijos yo sola", reveló la comensal. Ambos solteros se presentaron, pero a Enrique se le olvidó el nombre de su cita a los pocos segundos. El jubilado alegó que este lapsus se debía a la gran cantidad de personas que conoció cuando trabajaba en la banca.

Tras una breve presentación, los solteros pasaron a una mesa para conocerse mejor. Durante la cena, Enrique le dijo a su cita que se quedó viudo hace solo dos años. Tras la muerte de su mujer, el jubilado reconoció que no le había vuelto a dar una oportunidad al amor. Ante este duro testimonio, Celia consideró que el soltero aún no había superado el fallecimiento de su mujer.

Tras esto, Enrique declaró ser un amante de la lectura y afirmó que había leído más de 1.000 libros en toda su vida. Ante esto, Celia señaló que toda su vida se ha dedicado a la hostelería. La camarera montó un bar, pero se vio obligada a cerrarlo. Desde entonces la soltera prefiere trabajar para otros hosteleros y ahorrarse de complicaciones.

Al jubilado no le gustó que su cita fuese camarera. Aunque el motivo de esta preferencia estuvo cargado de clasismo: "No me motiva mucho que trabaje en hostelería porque, personalmente, creo que no tiene la cultura que tengo yo. No me podría satisfacer en ese sentido", declaró Enrique ante las cámaras de Cuatro.

Sin embargo, Celia tampoco vio con buenos ojos al jubilado: "Lo veo poca cosa para mí. Yo me veo demasiado potente para él", afirmó la camarera al equipo del programa. Cuando llegó el momento de la decisión final, Enrique rechazó a la soltera porque buscaba "otros objetivos en la vida". El pensionista se quejó de que no hubiesen hablado de literatura, política o religión. "No me gusta hablar de política. Me gusta saborear la vida", le respondió tajante la soltera, que consideró que Enrique no había superado la muerte de su mujer.