Dani Mateo relata en 'Zapeando' las dos humillaciones sufridas por su padre: "Notaba que no me quería"

La sección del Día del espectador de Santi Alverú dio pie este martes, 18 de abril, a que Dani Mateo compartiese con sus compañeros de Zapeando una más que divertida anécdota personal. Tras una votación positiva en la cuenta oficial del programa en redes, el presentador dio un paso al frente: "Cuando yo era pequeño notaba que mi padre no quería ser padre. Yo notaba que mi padre no me quería, que era mi madre la que había querido tenerme. Mi padre dice con el tiempo que él también me quería, pero es mentira, se le nota en la cara en las fotos", comenzó explicando, aportando así un importante contexto a la vivencia que estaba a punto de relatar.

"Yo le hacía la vida imposible durante todo el año, porque mi madre no tenía ojos nada más que para mí, por lo que él se vengaba en verano y hacía bromas de este calibre", añadía antes de entrar en materia: "Estábamos en una barca hinchable de remos en lo hondo, yo con manguitos, la burbujita en la espalda para flotar, un gorro y unos tapones en las orejas porque me habían operado de vegetaciones. La estampa no podía ser yo más bonita", rememoró con mucha sorna.

Pero lo peor estaba todavía por llegar: "Mi padre, sin corazón, me dice que me bañe en lo hondo porque el agua está fresquita. Yo me tiré por agradarle, cagado de miedo. Entonces él coge un remo y me pide que no me mueva. Empieza a darle golpes al agua, gritándole a algo que no me muerda: '¡No, a mi hijo no!', repetía una y otra vez. Me gritaba que nadase y, cuando me subo a la barca, me suelta entre risas '¡qué gilipollas!".

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N. Costas

La llamativa anécdota no acababa ahí, puesto que Mateo se había propuesto devolverle la jugarreta: "30 años después, estábamos nosotros en Benicarló. Yo nadando en el agua, veo a mi padre haciendo largos como los abuelos. Pensé que esa era mi oportunidad de vengarme. Me metí debajo del agua y fui a por él buceando. Cuando lo veo pasar, me tiro hacia él, apretándole fortísimo la barriga con las dos manos, como si fuera un tiburón... ¡y resulta que no era mi padre!".

Los colaboradores reían a carcajadas ante la grotesca situación, que todavía tenía un giro final: "El señor me ve salir a mí, al de la tele, y me empieza a decir que si me he vuelto loco. Yo me fui como pude, pero mi padre me humilló dos veces, porque vio todo esto desde el chiringuito y me dice 'si es que yo, cuando tenías cinco años, ya sabía que era gilipollas".