El Festival RetoTech premia los mejores proyectos tecnológicos realizados por alumnos de Primaria y Secundaria

La sede de Endesa en Madrid se ha llenado de vitalidad con la celebración del octavo festival de RetoTech, el proyecto auspiciado por la Fundación de la compañía que busca despertar las vocaciones STEM entre los más jóvenes. 30 centros educativos de la Comunidad de Madrid han participado en esta iniciativa ligada a la tecnología, la robótica y la programación. En esta edición, entre los trabajos presentados por estudiantes de Educación Primaria y la ESO han sobresalido aquellos ligados a la conservación del medioambiente. Los dos ganadores han sido los centros educativos Carmen Hernández Guarch (Tres Cantos), en Primaria, y Santa Elena (Villarejo de Salvanés), en la ESO.

Juan Ferrer, responsable del proyecto RetoTech en la Fundación Endesa, explica que la educación es una de sus principales líneas estratégicas y esta iniciativa una de sus puntas de lanza: “Estas carreras son el futuro y eso es algo que se ve en los trabajos que hacen, muchos ligados con la sostenibilidad y el medio ambiente”, asegura Ferrer.

RetoTech arrancó en 2016 y ya cuenta con la participación de siete comunidades autónomas, entre las que suman 50.000 alumnos y 3.000 profesores participantes. Su objetivo final es estimular las vocaciones STEM, es decir, aquellas ligadas con las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Para ello, la Fundación Endesa dota a los proyectos de “un kit tecnológico y, si es su primer año participando, también una impresora 3D. Con esos los materiales los estudiantes desarrollan los trabajos que ahora presentan”, explica Ferrer.

De manos robóticas a parques jurásicos

A su lado, Carles Leonel Mejías, estudiante de 4º de la ESO en el Colegio San Alfonso (Madrid), maneja un guante robótico: “Hemos hecho este guante para ayudar a aquellas personas que tienen dificultades para expresar sus sentimientos”.

Su funcionamiento es bastante sencillo. Sobre la mesa de su estand hay varias fotografías que simbolizan diferentes emociones. “Si tomas una foto de cualquiera de ellas con el móvil y la compartes por bluetooth con la placa que hay en el guante, hace que se mueva uno de los airballs que hay colocados en el extremo de cada dedo”, explica. En esos airballs de los que habla, a su vez, hay unos emoticonos que van desde una carita que sonríe hasta otra que está triste. “Cuando lee la fotografía que envías, el dedo recibe un estímulo y así sientes en tu mano la emoción que tiene la otra persona”, ha completado Mejías.

No muy lejos de allí, el colegio público Las Veredas, llegado de Colmenarejo, ha presentado un innovador proyecto para potenciar el uso de la bicicleta entre sus estudiantes. “A pesar de ser un pueblo, el colegio está algo retirado y la mayoría de los niños llegan a él en coche, así que hemos buscado la manera de ir en bici”, recalca Rubén Polo, el profesor que acompañaba a estos estudiantes de 5º y 6º de Primaria.

En su caso, han querido involucrar a la mayor parte del alumnado, empezando por los de Infantil, que han pintado la base sobre la que el resto de compañeros han ido pegando unos árboles con sus nombres. La parte tecnológica llega, así pues, en forma de gamificación. “Hemos querido que fuera un juego. Los estudiantes han creado un contador digital que lee cada arbolito que llevan en su solapa todos los niños que llegan al colegio en bici”, añade Polo.

Asimismo, con la ayuda de uno de los padres, han diseñado una página web en la que se puede ir viendo la construcción de un bosque virtual y la cantidad de dióxido de carbono que reducen desplazándose en bicicleta, en lugar de en coche, hasta la escuela. “Hemos metido los datos en una página de código abierto y ya estamos replicando el sistema en otros colegios de Madrid, Sudáfrica y Massachusetts”, asegura, visiblemente orgulloso del resultado.

A unos metros de él se encuentra Cristina Munuera, profesora del Colegio Scientia Alhucema, de Fuenlabrada. Ella, acompañada por ocho de sus alumnos, da los últimos retoques a su proyecto para dejarlo a punto. “El curso de 6º de Primaria ha estado casi todo el año con él, es un parque jurásico”, recalca.

Al festival han asistido 240 estudiantes y 60 profesores de 30 centros educativos de Madrid

La maqueta que nos muestra hace las veces de parque de atracciones. “Aplicamos la tecnología en las piezas de diversión del parque”, añade la docente. De esta forma, los asistentes al festival han observado maravillados cómo la cabeza de un gran dinosaurio daba vueltas con un “pasajero” subido a su lomo.

En otro punto del recinto, Jorge Relaño, del Instituto Francisca de Pedraza (Alcalá de Henares), explica en qué consiste el entramado que tiene frente a él: “Hemos creado una célula que muestra los orgánulos y el núcleo. Esto ayuda al estudio de 1º y 3º de la ESO, y también a 4º, porque hemos añadido cómo se replica el núcleo”. Una serie de motores y luces led aportan la parte tecnológica a la maqueta. Además, han diseñado unos botones conectados a una tablet que, al ser activados, explican qué son los orgánulos celulares y de qué forma se realiza la replicación nuclear.

Un trabajo en equipo

Todos los proyectos participantes han sido sometidos a votación por parte de los profesores que han podido expresar sus preferencias a través de una aplicación móvil. “No queremos que lo vean como una competición, sino potenciar el trabajo en equipo. Más allá de eso, sí que damos dos premios a los mejores trabajos por cada comunidad autónoma y tres a nivel nacional”, comenta al respecto Ferrer. El festival ya cuenta con réplicas en Madrid, Aragón, Andalucía, Extremadura, Cataluña, Baleares y Canarias.

Al final de la jornada, más de 200 colegiales se han arremolinado frente a un pequeño estrado en la sede central de Endesa de Madrid con caras que bailaban entre la ilusión y el nerviosismo. Finalmente, los galardones fueron a parar al colegio Carmen Hernández Guarch, en la categoría de Primaria, y al Santa Elena, en la de la ESO, aunque ganadores son todos.

Este proyecto se enmarca dentro del propósito de la Fundación Endesa, que celebra este año su 25 aniversario, de contribuir al desarrollo social y a la conservación de la biodiversidad a través de proyectos de educación, formación para el empleo, cultura y voluntariado.