Es noticia
Crónicas del CES: ¡es el contenido, idiota!
  1. Tecnología

Crónicas del CES: ¡es el contenido, idiota!

Antes de que el caso Megaupload nos sorprendiera la semana pasada y cambiase mis planes (por cierto, que las noticias posteriores en torno a sus actividades

Antes de que el caso Megaupload nos sorprendiera la semana pasada y cambiase mis planes (por cierto, que las noticias posteriores en torno a sus actividades reafirman mi opinión al respecto), tenía previsto seguir hablando de mis impresiones sobre el CES de Las Vegas al que asistí hace dos semanas. En el primer artículo comentaba mi sorpresa por la escasísima presencia de empresas españolas en la feria, y apuntaba que eso podría cambiar en el futuro, debido a la cada vez mayor importancia de los contenidos en el mundo del hardware. Una de las cosas que decían a gritos la mayoría de stands del CES era, parafraseando a Bill Clinton: "es el contenido, idiota".

Efectivamente, el contenido entendido en sentido amplio como información, entretenimiento, juegos, aplicaciones y software ha sido uno de los protagonistas de la feria. Hasta el punto de que muchos stands de grandes compañías fabricantes de televisión o móviles, o incluso empresas de telecomunicaciones como Verizon, ponían su foco casi de forma exclusiva en sus novísimas tiendas de aplicaciones, y en sus acuerdos con marcas de referencia como Netflix, Hulu Plus, Pandora, Angry Birds e incluso en algún caso Red Karaoke. ;)

Para ello se destinaban espacios de gran tamaño, stands especiales, personal, promoción, folletos, etc.. La mayoría de marcas también ofrecía espacios dedicados a los desarrolladores de aplicaciones, para contarles las bondades de sus SDKs o de sus "app stores", y convencerles así de crear programas y contenidos para sus plataformas. Y los desarrolladores y empresas de información y entretenimiento han respondido: no era raro ver largas filas de personas esperando para hablar con el responsable de aplicaciones de algún fabricante, como si se hubieran juntado el hambre y las ganas de comer.

Pero no se trata solo de empresas de móviles, fabricantes de teles o telecos: incluso los fabricantes de sistemas de navegación o los fabricantes de coches han optado este año en el CES por mostrar sus "app stores" y las aplicaciones que están integrando en el salpicadero del coche. Apps, apps y más apps.

No digo con esto que el hardware haya dejado de ser importante, claro. Pero supongo que cada vez queda menos espacio para la innovación en hardware y cada vez es más difícil y más caro diferenciarse: las teles ya ofrecen 3D sin necesidad de gafas, y son más finas y ligeras que nunca como los nuevos modelos OLED, y se ven con una calidad que el ojo humano ya no consigue diferenciar. Seguro que se podrá innovar más en el futuro con mejor calidad 3D y quizá con pantallas finas como el papel y flexibles, pero en el fondo, para la inmensa mayoría de la gente el exterior ya da igual, lo que cuenta es lo que hay dentro.

En móviles y tabletas, otro tanto: los móviles de gama alta ya tienen cámaras delantera y trasera, pantalla de alta definición, procesadores de alta velocidad, GPS... ¿en qué se pueden diferenciar unos de otros? Pues, de nuevo, en lo que llevan dentro: sistema operativo, software y contenidos.

Por esa razón los fabricantes de móviles, tabletas o pantallas de TV se han enfocado en los últimos meses en los contenidos. Ahí es donde puede estar la clave para diferenciarse de la competencia: tener o no tener una aplicación con un excelente contenido audiovisual, o la mejor radio musical, o el último juego de moda puede significar vender o no vender tu producto. Y esto mismo puede aplicarse a las telecos, ya que la línea telefónica y los datos son ya una commodity, y la única diferenciación posible está en los servicios y contenidos extra que cada cual pueda ofrecer. Algo que parece haber entendido también Telefónica con la creación de su nueva rama Telefónica Digital, encargada de cerrar acuerdos globales de distribución con las más importantes empresas de servicios y contenidos del mundo, y de invertir en startups de interés.

A esta necesidad de tener los mejores contenidos para ser competitivos, se añade también una oportunidad: la de generar una nueva vía de ingresos de largo plazo que la mayoría de fabricantes de hardware y telecos no habían contemplado hasta ahora. En los móviles el iPhone abrió el camino con su App Store y con iTunes, y ahora los fabricantes de televisores ven la oportunidad de hacer lo mismo y generar pingües beneficios con su mordida a los beneficios generados por los creadores de aplicaciones y vendedores de contenidos. De tener ingresos solo por cada tele vendida y las piezas de repuesto, a comprender que cada aparato colocado en una casa es también un magnífico escaparate de productos que vender durante muchos años, y por los que cobrar un porcentaje. Y todo ello sin apenas riesgo ni esfuerzo para ellos.

Por eso, por esa perspectiva de ingresos tan interesante, todos los fabricantes de teles quieren tener y controlar su propia tienda de aplicaciones, su propio jardín vallado y su ecosistema al estilo de Apple y su iTunes. Igual que las telecos. Igual que los fabricantes de coches. Igual que las videoconsolas. Pero esto genera problemas y batallas adicionales de las que hablaré otro día, y de las que también fui dolorosamente consciente en el CES.

Lo importante es que en este nuevo entorno hay una oportunidad enorme para las empresas y emprendedores españoles. Por que, seamos honestos, salvo poquísimas excepciones, nosotros no somos un país que fabrique ni diseñe hardware. Es como si nos diera miedo todo lo que sea la fabricación de bienes físicos. En cambio, los servicios se nos dan mucho mejor, y en contenidos y en software somos bastante solventes y empezamos a generar empresas con cierto reconocimiento fuera de España.

Supongo que en parte es porque es más barato y menos arriesgado crear contenidos o desarrollar software, y con nuestro raquítico sector de capital riesgo no hay forma de convertirse en un jugador de importancia en el segmento del hardware, ya que es un sector muy intensivo en capital y con un alto componente de riesgo que pocos de nuestros inversores parecen dispuestos a asumir. Pero también tiene que ver con que desde siempre España ha exportado cultura y entretenimiento a Latinoamérica, y teniendo a nuestra disposición el 3er idioma más hablado del mundo, la oportunidad la pinta calva. Por eso no dudo de que en el futuro habrá muchas otras empresas españolas en el CES demostrando de lo que somos capaces. Y más nos vale.

Antes de que el caso Megaupload nos sorprendiera la semana pasada y cambiase mis planes (por cierto, que las noticias posteriores en torno a sus actividades reafirman mi opinión al respecto), tenía previsto seguir hablando de mis impresiones sobre el CES de Las Vegas al que asistí hace dos semanas. En el primer artículo comentaba mi sorpresa por la escasísima presencia de empresas españolas en la feria, y apuntaba que eso podría cambiar en el futuro, debido a la cada vez mayor importancia de los contenidos en el mundo del hardware. Una de las cosas que decían a gritos la mayoría de stands del CES era, parafraseando a Bill Clinton: "es el contenido, idiota".

Efectivamente, el contenido entendido en sentido amplio como información, entretenimiento, juegos, aplicaciones y software ha sido uno de los protagonistas de la feria. Hasta el punto de que muchos stands de grandes compañías fabricantes de televisión o móviles, o incluso empresas de telecomunicaciones como Verizon, ponían su foco casi de forma exclusiva en sus novísimas tiendas de aplicaciones, y en sus acuerdos con marcas de referencia como Netflix, Hulu Plus, Pandora, Angry Birds e incluso en algún caso Red Karaoke. ;)

Para ello se destinaban espacios de gran tamaño, stands especiales, personal, promoción, folletos, etc.. La mayoría de marcas también ofrecía espacios dedicados a los desarrolladores de aplicaciones, para contarles las bondades de sus SDKs o de sus "app stores", y convencerles así de crear programas y contenidos para sus plataformas. Y los desarrolladores y empresas de información y entretenimiento han respondido: no era raro ver largas filas de personas esperando para hablar con el responsable de aplicaciones de algún fabricante, como si se hubieran juntado el hambre y las ganas de comer.

Pero no se trata solo de empresas de móviles, fabricantes de teles o telecos: incluso los fabricantes de sistemas de navegación o los fabricantes de coches han optado este año en el CES por mostrar sus "app stores" y las aplicaciones que están integrando en el salpicadero del coche. Apps, apps y más apps.

No digo con esto que el hardware haya dejado de ser importante, claro. Pero supongo que cada vez queda menos espacio para la innovación en hardware y cada vez es más difícil y más caro diferenciarse: las teles ya ofrecen 3D sin necesidad de gafas, y son más finas y ligeras que nunca como los nuevos modelos OLED, y se ven con una calidad que el ojo humano ya no consigue diferenciar. Seguro que se podrá innovar más en el futuro con mejor calidad 3D y quizá con pantallas finas como el papel y flexibles, pero en el fondo, para la inmensa mayoría de la gente el exterior ya da igual, lo que cuenta es lo que hay dentro.

En móviles y tabletas, otro tanto: los móviles de gama alta ya tienen cámaras delantera y trasera, pantalla de alta definición, procesadores de alta velocidad, GPS... ¿en qué se pueden diferenciar unos de otros? Pues, de nuevo, en lo que llevan dentro: sistema operativo, software y contenidos.

Por esa razón los fabricantes de móviles, tabletas o pantallas de TV se han enfocado en los últimos meses en los contenidos. Ahí es donde puede estar la clave para diferenciarse de la competencia: tener o no tener una aplicación con un excelente contenido audiovisual, o la mejor radio musical, o el último juego de moda puede significar vender o no vender tu producto. Y esto mismo puede aplicarse a las telecos, ya que la línea telefónica y los datos son ya una commodity, y la única diferenciación posible está en los servicios y contenidos extra que cada cual pueda ofrecer. Algo que parece haber entendido también Telefónica con la creación de su nueva rama Telefónica Digital, encargada de cerrar acuerdos globales de distribución con las más importantes empresas de servicios y contenidos del mundo, y de invertir en startups de interés.

A esta necesidad de tener los mejores contenidos para ser competitivos, se añade también una oportunidad: la de generar una nueva vía de ingresos de largo plazo que la mayoría de fabricantes de hardware y telecos no habían contemplado hasta ahora. En los móviles el iPhone abrió el camino con su App Store y con iTunes, y ahora los fabricantes de televisores ven la oportunidad de hacer lo mismo y generar pingües beneficios con su mordida a los beneficios generados por los creadores de aplicaciones y vendedores de contenidos. De tener ingresos solo por cada tele vendida y las piezas de repuesto, a comprender que cada aparato colocado en una casa es también un magnífico escaparate de productos que vender durante muchos años, y por los que cobrar un porcentaje. Y todo ello sin apenas riesgo ni esfuerzo para ellos.

Por eso, por esa perspectiva de ingresos tan interesante, todos los fabricantes de teles quieren tener y controlar su propia tienda de aplicaciones, su propio jardín vallado y su ecosistema al estilo de Apple y su iTunes. Igual que las telecos. Igual que los fabricantes de coches. Igual que las videoconsolas. Pero esto genera problemas y batallas adicionales de las que hablaré otro día, y de las que también fui dolorosamente consciente en el CES.

Lo importante es que en este nuevo entorno hay una oportunidad enorme para las empresas y emprendedores españoles. Por que, seamos honestos, salvo poquísimas excepciones, nosotros no somos un país que fabrique ni diseñe hardware. Es como si nos diera miedo todo lo que sea la fabricación de bienes físicos. En cambio, los servicios se nos dan mucho mejor, y en contenidos y en software somos bastante solventes y empezamos a generar empresas con cierto reconocimiento fuera de España.

Supongo que en parte es porque es más barato y menos arriesgado crear contenidos o desarrollar software, y con nuestro raquítico sector de capital riesgo no hay forma de convertirse en un jugador de importancia en el segmento del hardware, ya que es un sector muy intensivo en capital y con un alto componente de riesgo que pocos de nuestros inversores parecen dispuestos a asumir. Pero también tiene que ver con que desde siempre España ha exportado cultura y entretenimiento a Latinoamérica, y teniendo a nuestra disposición el 3er idioma más hablado del mundo, la oportunidad la pinta calva. Por eso no dudo de que en el futuro habrá muchas otras empresas españolas en el CES demostrando de lo que somos capaces. Y más nos vale.