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Del azul de Morgan Stanley al azul de emprendedor social
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Del azul de Morgan Stanley al azul de emprendedor social

Tres jóvenes abandonan las finanzas por el arte de emprender responsablemente. En el mundo de los negocios, el azul simboliza conservadurismo, pero en el de la

Foto: Del azul de Morgan Stanley al azul de emprendedor social
Del azul de Morgan Stanley al azul de emprendedor social

Tres jóvenes abandonan las finanzas por el arte de emprender responsablemente. En el mundo de los negocios, el azul simboliza conservadurismo, pero en el de la movilidad urbana sostenible simboliza electricidad. De ahí que estos tres jóvenes emprendedores mantuvieran la única faceta de su previa carrera en banca, el color azul, para diseñar el logo de su nueva empresa de carsharing, Bluemove. Se conocieron en CUNEF, el prestigioso Centro Universitario de Estudios Financieros, y probablemente nunca se imaginaron que terminarían emprendiendo juntos; trabajaron en Morgan Stanley en momentos distintos de sus carreras, Gabriel Herrero-Beaumont, como Ventas de acciones, Jorge González-Iglesias como banquero de inversión y Alejandro De León como gestor de patrimonio; pero sus personalidades inquietas terminaron llevándoles hacia el mundo emprendedor. 

Lo primero, un nombre asociado al azul y al cambio


En mayo de 2010, Herrero-Beaumont, que ya había dejado años atrás las finanzas para emprender, llamó a De León para compartir una idea de compañía relacionada con uno de sus grandes intereses: la movilidad urbana sostenible. “El recorrerme todos los días desde los 15 hasta los 28 años los 20 kilómetros de la carretera de la Coruña a mi me afectó mucho”, explicaba hace unos días Herrero-Beaumont en la sede de Bluemove en la calle Sagasta.

“Que cada madrileño perdiera dos horas diarias de su vida en transporte me hizo ver que había que cambiar la movilidad de Madrid”. De León, que también había abandonado la banca años atrás, estaba dirigiendo por aquel entonces su propia ONG, centrada en la problemática educativa y social de países en vías de desarrollo. “En el 2008 yo trabajaba en la división de banca privada de Morgan Stanley en Ginebra y sentí la necesidad de devolverle a la sociedad las oportunidades que yo había tenido,” explicó junto a su socio. “Cuando me llamó Gabi, no tardó en convencerme porque tenía también ganas de aportar de alguna manera al sector ambiental.”

Tanto De León como Herrero-Beaumont sabían que podrían convencer a González-Iglesias, que en esas fechas era el único de los tres que continuaba trabajando en Morgan, para que dejara el banco y se uniera a su aventura. González-Iglesias sentía una gran pasión por emprender y pese al elevado coste de oportunidad que le suponía dejar la casa,  su gran pasión por el emprendimiento desde pequeño se impuso por encima de todo. “No se puede luchar contra lo que uno lleva dentro… acaba imponiéndose de una forma u otra”, comentó González-Iglesias. Fue así como tres meses más tarde los tres se asociaron para lanzar una de las primeras empresas de carsharing en España, un nuevo servicio, distinto del alquiler de vehículos, en el que los usuarios solo pagan por el número de horas exacto que utilizan el coche.

“La elección del nombre fue un proceso muy denso”, relata De León.“Fueron seis horas, todos cabreados…pero fue muy bonito porque no lo eligió ninguno concretamente. Fue una decisión de conjunto. Empezamos muy green, green , green y nos dimos cuenta de que lo eléctrico era blue. Bluecar ya estaba cogido y salió Bluemove”. Al parecer la palabra “cambio” fue la que más salió en ese agotador brainstorming. “Porque al final cuando emprendes lo que quieres es cambiar”, asegura De León. Los dos primeros meses fueron productivos, pero también dolorosos. “En los momentos iniciales necesitas mucha energía”, explica Herrero-Beaumont.

“Parte de esa energía la malgastas en temas administrativos y es verdaderamente desgastador.” “Al final te quedas con la idea de que el dinero va siempre por delate de la idea,” continua De León. “Todo Madrid poblado de carteles de emprende, emprende, emprende, y la sensación era que los ministerios no querían que emprendiéramos.”

La fuerza de la idea

Pero al final los tres están de acuerdo en que si te frena el tema administrativo, realmente no puedes montar una empresa. En su caso, sacan la fuerza de la propia idea, que consideran muy potente por varias razones. Se estima, por ejemplo, que el propietario de un coche  gasta alrededor de 500€ mensuales en servicios asociados al mantenimiento de su vehículo. Un gasto que deja de tener sentido cuando  el coche particular pasa más del 90% del tiempo aparcado, lo cual ocurre en la mayoría de los casos. “Vivimos y trabajamos en Madrid, nos movemos en transporte público y en bicicleta y el coche cada vez tiene menos sentido”, argumenta Herrero-Beaumont. La estimación más aproximada apunta que para aquellos conductores que recorran menos de 15 mil kilómetros al año, el carsharing representa un ahorro de hasta el 61% frente al vehículo particular. De ahí que el servicio se haya impulsado enormemente en otras ciudades. En Nueva York hay alrededor de 6.000 coches destinados al servicio de carsharing y en Londres 4.000, mientras que en Madrid tan sólo hay 50.

Tanto la tecnología con la que gestionan su central de reservas como las redes sociales se han convertido en los grandes aliados de esta empresa que cuenta ya con un equipo de ocho empleados. Entre ellos, ficharon a un periodista venezolano, Isaac Rosanes, que trabaja con tesón como community manager llevando la relación con los usuarios de Bluemove en la red.

La compañía cuenta actualmente con una flota de 17 vehículos, que incluye coches híbridos y están colocados en el Barrio Salamanca, Alonso Martínez, La Latina, Nuevos Ministerios y Parques empresariales, y sus reservas y usuarios crecen a un 20 por ciento mensual. El reto fundamental reside en convencer a las empresas de las bondades del servicio. “Es un cambio de movilidad muy radical y tienen que ser empresas muy innovadores, muy tendentes a la sostenibilidad, y con mucho interés en ahorrar costes,” explica Herrero-Beaumont.

La vena de emprendedor social

Está de moda el concepto de emprendedor social, aquellos que ofrecen soluciones innovadoras para el bien de todos. Estos jóvenes, que aún no han llegado a la treintena, tienen ese espíritu y lo disfrutan de corazón. “Hay una parte del negocio que mola mucho, que es cuando conoces a un usuario potencial que se convierte en real porque le solucionas la vida”, explica De León. Para ellos, Bluemove maximiza el valor de sus stakeholders (grupos de interés) porque es una solución realmente sostenible. “La ciudad moderna y su sostenibilidad van a estar marcadas por la idea de comunidad.

Si diariamente compartimos música por internet o sacamos libros de las bibliotecas con el fin de ahorrar dinero y aprovechar recursos, ¿por qué no compartir nuestro coche?”, argumenta Herrero-Beaumont. En línea con el azul eléctrico y con ese objetivo de sostenibilidad, su próximo reto está en ir adquiriendo gradualmente vehículos eléctricos. Con los niveles de contaminación actuales, la solución sin duda será para el bien de todos.

Tres jóvenes abandonan las finanzas por el arte de emprender responsablemente. En el mundo de los negocios, el azul simboliza conservadurismo, pero en el de la movilidad urbana sostenible simboliza electricidad. De ahí que estos tres jóvenes emprendedores mantuvieran la única faceta de su previa carrera en banca, el color azul, para diseñar el logo de su nueva empresa de carsharing, Bluemove. Se conocieron en CUNEF, el prestigioso Centro Universitario de Estudios Financieros, y probablemente nunca se imaginaron que terminarían emprendiendo juntos; trabajaron en Morgan Stanley en momentos distintos de sus carreras, Gabriel Herrero-Beaumont, como Ventas de acciones, Jorge González-Iglesias como banquero de inversión y Alejandro De León como gestor de patrimonio; pero sus personalidades inquietas terminaron llevándoles hacia el mundo emprendedor.