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"Emprender en China es como emprender en la Luna"
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"Emprender en China es como emprender en la Luna"

“En 2006 estábamos convencidos de que la burbuja inmobiliaria estaba a punto de estallar y que se avecinaba un auténtico 'tsunami' en Europa. Por eso decidimos

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"Emprender en China es como emprender en la Luna"

“En 2006 estábamos convencidos de que la burbuja inmobiliaria estaba a punto de estallar y que se avecinaba un auténtico 'tsunami' en Europa. Por eso decidimos apostar por adaptar nuestro negocio al tiempo real, es decir, romper nuestros esquemas y abrir mercado fuera de nuestras fronteras allá donde nuestro sector estuviese en crecimiento. Y eso nos llevó a China”.

Santiago Parramón es arquitecto. Hace 20 años fundó RTA-Office, un taller de arquitectura local en Barcelona. Durante casi dos décadas hizo crecer su negocio disfrutando de las vacas gordas en el sector de la construcción en España, pero a medida que la burbuja inmobiliaria iba creciendo, decidió que era el momento de cambiar de aires: “Pensamos que teníamos que salir nuestras fronteras para evitar ser arrastrados por el 'tsunami' que se avecinaba y estudiamos establecernos en Polonia, Rumanía o América Latina. Al final concluimos que teníamos que apostar por un mercado emergente y China era la opción ideal”.

Santiago es de los que piensan que hay que dejar de pensar en España y abrir la mentalidad a invertir en otros países: “Hay que tender a lo glocal, es decir, establecerse en un ámbito local y luego expandirse. Los arquitectos y muchos empresarios españoles tienen una cultura y una formación importante, pero deben de dejar de pensar en el país y abrir su mentalidad. Tienen que entender que esto se acabó y que no volverá a ser lo que era. La crisis es una oportunidad. Si no la aprovechas al final te conviertes en esa empresa que está condenada al fracaso porque no aplica última tecnología”.

Su consejo como emprendedor es que la principal dificultad es uno mismo: “Hay que romper con la dinámica ‘fácíl’ o ‘cómoda’ y arriesgarse y apostar por cosas nuevas. Para conseguirlo es importante contar con un equipo que tenga pasión, ilusión y convicción, porque el desgaste es muy importante”.

El proceso de internacionalización del taller comenzó en el año 2000 gracias a algunas conferencias que dieron en Estados Unidos y que fueron publicadas por la prensa internacional. El Gobierno chino se puso en contacto con ellos para hacerles partícipes del cambio que estaba viviendo el país, pero no fue hasta el año 2006 cuando comenzaron a trabajar sobre el terreno.

En 2007 se liberalizó el WOFE (Wholley Owned Foreing Enterprise) con lo que se autorizó la entrada de capital extranjero al país. Así crearon Shangai Real Time Arquitecture, una división nacida específicamente para concursos internacionales: “China es alucinante. Es como un papel en blanco. Yo digo que es como Alemania después de la caída del muro de Berlín. No creo que sea un mercado emergente, sino que Europa y Estados Unidos son mercados submergentes. Para nosotros es fascinante poder formar parte del cambio espectacular que está viviendo ese país”.

Cuando la principal barrera no es el idioma

El proceso de internacionalización fue más complicado de lo que cabría esperar. La principal barrera a la que se tuvieron que enfrentar no fue el idioma, sino la cultura: “Llegar a China es como llegar a la Luna. Es un país completamente desconocido. En el colegio no nos enseñan su cultura, pero ellos sí estudian la nuestra. Los chinos son personas muy humildes, trabajadoras y educadas. Nos miran raro porque comemos en restaurantes y tenemos una calidad de vida muy diferente a la que gozan ellos. Para invertir en China hay que ir con mucha humildad y bajarse los humos. Muchos piensan que el idioma es la principal barrera de ese país, pero eso se soluciona con un traductor. Lamentablemente, el comportamiento es lo que no se puede cambiar”.

En los últimos años miles de empresas de todo el mundo han tomado posiciones en el gigante asiático, especialmente de procedencia japonesa, alemana e italiana: "Cada vez hay más españoles aquí, pero todavía somos pocos. Creo que China todavía tiene mucho espacio para albergar a más empresas extranjeras". Pero llegar al gigante asiático no garantiza el éxito. Santiago cree que para que una compañía triunfe en China debe estrellarse entre dos y tres veces: “Nosotros tardamos dos años en aprender que no podíamos estar en China y tener nuestro centro de operaciones en Barcelona. No se puede tener un equipo a 16 horas de vuelo de distancia. Desde que nos establecimos allí, todo ha ido a mejor. Ahora estamos en la tercera generación porque nos hemos mudado a un sitio más estratégico”.

Ahora la mayor parte de su negocio se ha desviado a China. Si en España hace un lustro acaparaba el 90% de sus ingresos, ahora ha pasado a suponer el 20%, mientras que China ha crecido del 20% al 110%. Actualmente trabajan en su primer proyecto, la remodelación del Parque Moon Bay y la construcción de un edificio fórum. Ambos están situados en Jinhua, una metrópoli que aspira a ser conocida como la 'Ciudad de la Arquitectura', y en la que han sido invitados los mejores arquitectos del mundo a diseñar piezas singulares (Herzog & de Meuron, Tatiana Bilbao, Johan de Wachter Arquitectos y Ai Wei).


“En 2006 estábamos convencidos de que la burbuja inmobiliaria estaba a punto de estallar y que se avecinaba un auténtico 'tsunami' en Europa. Por eso decidimos apostar por adaptar nuestro negocio al tiempo real, es decir, romper nuestros esquemas y abrir mercado fuera de nuestras fronteras allá donde nuestro sector estuviese en crecimiento. Y eso nos llevó a China”.