¿Qué fue del eLearning?

Hubo un tiempo en el que la palabra eLearning se puso de moda. Tanto es así que todos querían crear su propia plataforma o impartir clases con este soporte. Como buena moda pasó, y poco más se ha sabido hasta el momento.

Si bien es cierto que las editoriales son las que más han aprovechado estos últimos años para desarrollar portales para profesores y repositorios de material, no se han producido importantes revoluciones en este sentido. Hoy día en la mayoría de universidades que permiten cursar asignaturas a través de la web ofrecen una sala de chat, un listado de documentos descargables y un mail de contacto.

Esta semana me he topado con un par de noticias que me han recordado el importante vacío que hay en este campo. Por una parte, la Universidad de Berkeley ha creado un canal en YouTube a través del cual ofrece más de 300 horas de clase a través de las cuales pueden realizarse nueve cursos de Ciencia, Política, Física, Biología o Ingeniería.

En España, el conseller de Educación catalán, Ernest Maragall, y el director general de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió (CCRTV), Joan Majó, han inaugurado el Edu3.cat, un portal de recursos para profesores que ofrece una gran cantidad de material audiovisual que va desde fotografías hasta películas en catalán. En ambos casos, poco valor didáctico puede exigírsele a cualquiera de estas iniciativas, si no se producen en un contexto adecuado.

Hasta donde conozco, una de las iniciativas más interesantes que se han producido en los últimos años en este sentido viene de la mano de la conocida como la mejor entidad de comunicación pública del mundo, la BBC. BBC Jam! Era una web educativa que murió de éxito. Las denuncias de varias empresas británicas dedicadas a la educación online acusaron a la BBC de monopolizar el mercado y perjudicarles. Cautelarmente el proyecto cerró el 20 de marzo de este año.

En definitiva BBC Jam! cerró de éxito, porque realmente eran proyectos muy interesantes. BBC siempre ha entendido muy bien Internet como medio así que supieron utilizar la herramienta adecuada de seguimiento de objetivos y crearon experiencias de aprendizaje, más que contenidos en sí. Enganchaban con un juego, representaban con la imagen, seducían con el audio y complementaban con texto. ¿Para qué gastar miles de palabras para ambientar a un niño en el pasado, cuando Internet permite representarlo gracias a la conjunción de fotografía e ilustración? ¿Para qué leer un discurso de Julio César cuando puede contártelo el mismo? ¿Por qué no innovar más en este ámbito? Hay posibilidades infinitas.

* Chema Martínez-Priego es consultor de Comunicación Interactiva de Secuoyas