Google quiere dominar el mundo (y II)

Mientras el mundo geek se dedicaba a despotricar contra Microsoft, alababa la estrategia de otra empresa privada que tenía el inocuo objetivo de controlar toda la información mundial. Esta compañía, que también nació en un garaje, sonreía al mundo ofreciéndonos resultados de nuestras búsquedas y almacenando información a la misma velocidad que nos la ofrecía.

A continuación recopilaría todos los contenidos disponibles en el correo electrónico, el blog personal, el calendario, las fotografías, las compras, los documentos… Y nosotros le devolvíamos la sonrisa con un gesto amable. Cuando este nuevo gigante aprovechó toda esa información para colocar publicidad perfectamente preparada según nuestros hábitos, intereses y necesidades, nadie se ofendió.

Ahora Google controla la publicidad contextual online, hace experimentos en medios offline y acaba de comprar una de las mayoras distribuidoras de publicidad gráfica de alto nivel que existe: más de 3.100 millones de dólares en efectivo por DoubleClick. Esto supone que Google controlará el 80% de la publicidad en Internet.

Grandes corporaciones tecnológicas, entre ellas Microsoft y AT&T, esperan que las autoridades antimonopolio analicen cuidadosamente la operación de compra. Las malas lenguas dicen que esta denuncia se produce porque Microsoft pensaba hacer frente a Google adquiriendo la propia DoubleClick.

Matt Cutis, algo así como el predicador oficial del reino, anunciaba que Google no está dispuesto a admitir que las páginas webs introduzcan enlaces de texto de pago en ninguna página. Cutts afirmó que esta decisión se produce porque los enlaces de pago alteran el funcionamiento habitual del algoritmo que muestra los resultados de una búsqueda.

Con este panorama se presentan dos problemas que me hacen dudar, más todavía, de la bondad del buscador. El prohibir este tipo de enlaces supone que la web tiene que adaptarse al algoritmo y no el algoritmo a las necesidades de los usuarios. Igualmente grave es que solamente se permitan anuncios de Adwords para conseguir tráfico de pago sin ser penalizado.

La medida anunciada por Matt Cutts supone una grave dificultad para uno de los pilares fundamentales de las estrategias de posicionamiento orgánico en buscadores, el SEO. Con la compra de DoubleClick, Google ha adquirido Performics.com, una de las mayores empresas SEO del mundo. ¡Qué curioso! ¿Cómo venderá ahora Performics siendo filial del mayor buscador del mundo? ¿Cómo conseguiremos que Google no compre Internet? ¿Cómo podrá entrar alguien en el mercado de los buscadores y la publicidad contextual o gráfica?

Hemos creado un monstruo lo hemos aplaudido y Google sigue sonriendo.

* Chema Martínez-Priego es consultor de Comunicación Interactiva de Secuoyas