Obama sólo intervendrá en Siria si Irán no se suma al conflicto

Desde hace semanas la tensión en Oriente Medio se eleva. El último capítulo lo ha protagonizado Israel con los bombardeos selectivos del pasado fin de semana sobre objetivos militares localizados, incluso, en Damasco. Mientras Israel atacaba, en Estados Unidos todos los analistas han interpretado que Washington apoyaba la acción militar de Bejamín Netanyahu. De hecho, un comunicado de la Casa Blanca indicó que “Israel tiene todo el derecho a su legitima defensa”.

El Estado hebreo lleva meses alertando sobre los movimientos del Ejército sirio en la frontera con su país. Siria es su histórico enemigo en la zona. El último confrontamiento diplomático se produjo a raíz del asesinato del presidente libanés Hariri. Las autoridades israelíes culparon directamente a Siria del atentado, que desestabilizó otro de los países vecinos de Israel. Desde entonces, tanto Líbano como los territorios palestinos han vuelto a la actualidad internacional por los movimientos extremistas y los ataques sobre territorio israelí desde la Franja de Gaza.

Diplomacia y más diplomacia

Paralelamente a los contactos diplomáticos con los aliados tradicionales de Siria e Irán en la zona, la posición de Obama (“comprensión diplomática”) de los bombardeos selectivos de Israel resulta insuficiente para los medios de comunicación norteamericanos, que están incrementando la presión para que se produzca una intervención “más contundente”.

Esta política de mantenerse al margen de los conflictos internacionales -que no fue tal en el caso del asesinato de Osama Bin Laden en Pakistán-, podría cambiar en las próximas semanas si Israel mantiene su presión sobre Siria

El presidente de Estados Unidos se está esforzando en trasladar el mensaje de que es mejor esperar e intentar la vía diplomática. Pero el tiempo se acaba. Según la ONU y las organizaciones no gubernamentales en Siria, el conflicto ya habría dejado 70.000 muertos en dos años. A ello se le unen las nuevas revelaciones de masacres indiscriminadas de la población civil, con imágenes terribles de niños asesinados, mutilados e incluso quemados.

Obama no quiere otra guerra

Sea como fuere, Obama, premio Nobel de la Paz 2009, considera que Estados Unidos tiene que dejar de ser “el policía del mundo”. La política internacional de Obama desde que llegó a  la Casa Blanca ha tenido como vector fundamental la búsqueda del entendimiento entre los países y un calendario de abandono paulatino de aquellos estados en los que EEUU mantiene operaciones militares o presencia militar, dejando el poder de decisión a la OTAN. De hecho, la intervención en Libia, que provocó la caída del sátrapa Gadafi, la lideró Francia. En la denominada Primavera árabe, que ha terminado en convulsos movimientos sociales de islamismo radical, desde Egipto a Túnez, Estados Unidos no ha intervenido.

Esta política de mantenerse al margen de los conflictos internacionales -que no fue tal en el caso del asesinato de Osama Bin Laden en Pakistán-, podría cambiar en las próximas semanas, si Israel mantiene su presión sobre Siria. Varias son las razones a juicio de los expertos. En primer lugar, la histórica relación de amistad entre Estados Unidos e Israel. La opinión pública norteamericana (ni los grandes medios de comunicación en manos, en gran parte, de miembros de la comunidad judía) entenderían dejar 'solos' a los israelíes ante una “amenaza real”. Por ello, desde la Administración Obama se baraja la posibilidad, que se ha filtrado a los medios de comunicación, de “ataques aéreos selectivos” sobre objetivos claramente identificados como “de alto riesgo”. Unas operaciones milimétricamente planeadas por el Pentágono, siempre y cuando Rusia y China garanticen que el flanco iraní no se sumará al conflicto.