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Traición y estrategia fueron las claves para matar al líder de las FARC
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"AL MONO JOJOY LO ENTREGÓ SU GENTE"

Traición y estrategia fueron las claves para matar al líder de las FARC

La traición de algunos de sus hombres de confianza, atraídos por una millonaria recompensa, y una labor de inteligencia con equipos de alta tecnología fueron decisivos

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Traición y estrategia fueron las claves para matar al líder de las FARC

La muerte del Mono Jojoy en la llamada operación Sodoma fue considerada por el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos como el golpe más contundente contra las FARC en toda la historia. Unos 400 efectivos con el apoyo de 25 helicópteros y 30 aviones participaron el miércoles con un bombardeo en medio de la selva al campamento del líder guerrillero, ubicado en una zona rural del municipio de La Macarena, a unos 250 kilómetros al sureste de Bogotá. A la una de la madrugada, unas treinta bombas cayeron sobre la cueva natural, reforzada con cemento, que Briceño utilizaba como refugio.

El Gobierno de Colombia ofrecía una recompensa de 2,7 millones de dólares por información que permitiera ubicar al jefe rebelde, considerado por las Fuerzas Militares como el guerrillero más sanguinario y temido por los campesinos de una extensa región del país. Al parecer, la diabetes que padecía le obligaba a utilizar unas botas militares especiales. La inteligencia colombiana pudo interceptar una comunicación de la guerrilla en la que se pedía un calzado especial para su líder, que sufría de llagas en los pies debido a la diabetes. Las fuerzas de seguridad lograron acceder al envío para instalar un sistema de posicionamiento global, o GPS.

Cuando Briceño recibió el calzado no detectó que tenía un GPS instalado, y el sistema estuvo transmitiendo la señal durante varios días, si bien no se detectó movimiento hasta el lunes pasado, día del primer bombardeo, que no tuvo éxito. El jefe de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia se movió entonces a otro campamento, que fue bombardeado en la madrugada del miércoles.

El comandante guerrillero, de 59 años y quien se caracterizaba por usar boina negra, uniforme camuflado y portar siempre un fusil, estaba acusado de dirigir ataques a poblaciones y cuarteles militares, de asesinatos, masacres y secuestros. Controlaba las zonas de las FARC en el este y sur del país. En su contra figuraban 60 órdenes de captura, 12 medidas de aseguramiento, cinco condenas y 25 investigaciones por los delitos de rebelión, homicidio, secuestro, terrorismo y al menos dos peticiones de extradición.

El ministro de Defensa anunció que habrá nuevas operaciones contra otros dirigentes de las FARC, a los que invitó a entregarse para que eviten terminar como Jojoy. "Las FARC están llegando a una especie de punto de inflexión, le hemos dado al corazón estratégico y por eso hemos mandado mensajes muy claros. Frente a la violencia, frente al terrorismo y el narcotráfico seremos implacables", afirmó. "Pero frente al violento o al terrorista que se arrepienta, que resuelva cambiar de vida, que resuelva buscar una segunda oportunidad, habrá misericordia, habrá compasión, Los invitamos a que se desmovilicen, a que se entreguen", reiteró Rivera.

Comandantes militares y analistas prevén que después de la muerte del líder de las FARC, acusadas de obtener millonarios ingresos del narcotráfico, se podría producir una desbandada de combatientes e incluso forzar al grupo rebelde activo más antiguo del continente a buscar una negociación de paz con el Gobierno. Según fuentes militares colombianas, unos 700 guerrilleros del anillo de seguridad del jefe militar de las FARC están en desbandada. "Son unos 700, están en desbandada (...) En este momento están huyendo", dijo el viernes a la emisora La FM el comandante de la Fuerza de tarea conjunta Omega, el general Javier Flórez. Las tropas "siguen allá", en la serranía de La Macarena (departamento del Meta), "y siguen en persecución de todas las estructuras" guerrilleras que protegían a Jorge Briceño Suárez", explicó por su parte a Caracol Radio el comandante de la Armada, el vicealmirante Álvaro Echandía.

El anillo de seguridad más "cercano" al jefe militar y segundo al mando de las FARC estaba compuesto "por 24 hombres", había un segundo, a 100 metros, con "unos 90 terroristas", y varias estructuras a 500 metros, "con 500 ó 600" guerrilleros, precisó Echandía.

Las FARC rechazan la rendición

Pese al duro golpe, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia han advertido de que no se rendirán y que continuarán "resistiendo" a pesar de la ofensiva militar, pero han pedido al Gobierno de Juan Manuel Santos una "oportunidad para la paz" a través de una salida negociada al conflicto armado. La guerrilla rechazó de esta manera el operativo militar que acabó con la vida de su líder y criticó el "triunfalismo macabro y la euforia guerrerista de la clase gobernante colombiana" por "cantar una falsa y victoriosa aniquilación de la insurgencia".

"Esta es la personalidad violenta y excluyente del régimen que enfrentamos, y que pese a los avatares de la confrontación, seguiremos enfrentando mientras tengamos, como hasta hoy, el respaldo popular de las gentes humildes y negadas que engrandecen la resistencia guerrillera", señalan en un comunicado recogido por la agencia ANNCOL.

En el texto, con fecha 24 de septiembre, los rebeldes no precisan detalles de la muerte del 'Mono Jojoy', porque el secretariado central de las FARC dará próximamente una explicación oficial en torno a la 'Operación Sodoma', que permitió a las fuerzas de seguridad colombianas llegar a lo que podría considerarse el emplazamiento más importante de ese grupo armado.

La muerte del Mono Jojoy en la llamada operación Sodoma fue considerada por el Gobierno del presidente Juan Manuel Santos como el golpe más contundente contra las FARC en toda la historia. Unos 400 efectivos con el apoyo de 25 helicópteros y 30 aviones participaron el miércoles con un bombardeo en medio de la selva al campamento del líder guerrillero, ubicado en una zona rural del municipio de La Macarena, a unos 250 kilómetros al sureste de Bogotá. A la una de la madrugada, unas treinta bombas cayeron sobre la cueva natural, reforzada con cemento, que Briceño utilizaba como refugio.

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