Un ejecutivo checo moribundo acoge a Obama

El presidente de EE UU Barack Obama se reunirá este domingo en Praga con los mandatarios europeos como parte de su gira europea que comenzó con el G-20 en Londres. Se trata de un momento delicado para la presidencia checa de la Unión, ya que la reciente moción de censura que ha sufrido el gobierno de la República checa, país que ostenta la presidencia de turno de la Unión, es un elemento desestabilizador en el seno de la Unión.

 

Un mediático Barack Obama se volverá a dar un baño de masas este domingo por la mañana en Praga, con un discurso abierto al público que podrá ensombrecer el contenido de la cumbre en sí. Unas horas más tarde, tendrá lugar el almuerzo con los Veintisiete, que se focalizará en cuestiones específicas con las que estrechar las relaciones transatlánticas: energía y cambio climático, política exterior y economía.

 

Las previsiones apuntan que esta cumbre UE –EE UU, que no producirá un documento conjunto, otorgue menos importancia a las cuestiones económicas, ya que aún queda la resaca del G-20. En materia de política exterior, se profundizará en las relaciones con Oriente Medio, con especial atención a las relaciones con Afganistán, Pakistán e Irán.

 

Con la inminente expiración del Protocolo de Kioto en 2012, el objetivo será producir un acercamiento de la Casa Blanca para alcanzar un acuerdo común en la Conferencia sobre cambio climático de la ONU de Copenhague que se celebrará en diciembre. La “amenaza del cambio climático irreversible”, sólo se abordó en uno de los 29 puntos del documentos final del G-20 celebrado en Londres. También se tratarán asuntos como la seguridad energética, que para Europa supone crear una alternativa al suministro de gas ruso vía Ucrania y que con toda probabilidad será el “corredor sur” que pasará por la cuenca mediterránea.

 

Para Rodríguez Zapatero este será su cuarto día de encuentros con el presidente estadounidense al haber participado en el G-20 de Londres y en la cumbre del sesenta aniversario de la OTAN, en las ciudades de Estrasburgo (Francia), Kehl y Baden Baden (Alemania). El primer ministro sueco Fredrik Reinfeldt y el presidente español podrían tener una papel relevante en la cumbre de Praga, ya que asumirán sucesivamente la presidencia de la Unión después de los checos.

 

Por el momento, los europeos no se han puesto de acuerdo en cómo organizar las intervenciones durante el encuentro. Se barajaba la posibilidad de elegir a unos pocos representantes de entre los líderes de la Unión, pero las voluntades de cada Estado miembro de la Unión, han ralentizado la operación. “Hay un tiempo limitado y muchos líderes en una única sala”, comentó al respecto el viceprimer ministro checo Alexandr Vondra. El desafío consiste en que los diferentes líderes de la Unión se pongan de acuerdo, y las opiniones de unos y otros no se contradigan entre sí.

 

Las posibles tensiones que pueden estar sobre la mesa de trabajo en esta cumbre son asuntos relativos a la renovación de las relaciones comerciales y el futuro de la base de radares de misiles en Praga.

 

 

Aparte de la habitual falta de consenso para conseguir que la UE hable con una sola voz, en esta ocasión se suman los baches que enfrenta el actual Ejecutivo checo. El mismo Vondra reconocía esta semana que desconocía quién ocupará la silla de la presidencia de la UE durante la larga lista de encuentros que quedan en la agenda hasta finales de junio. Más de 1.650 funcionarios y técnicos checos que trabajan en la actual presidencia de la Unión, seguirán ocupando sus cargos en los próximos tres meses.

 

La presidencia checa de la UE ha estado teñida de altibajos. Cuando Nicolas Sarkozy cedió el relevo a los checos se apuntaba con inquietud el euroescepticismo de algunos componentes del Ejecutivo checo, en especial el de su presidente Vaclav Klaus. En otras ocasiones, la mediación checa ha servido para limar asperezas con las repúblicas ex-soviéticas, como lo fue en el caso de la crisis del gas entre Rusia y Ucrania. Pero los checos también han contribuido al escándalo, como lo hizo recientemente el primer ministro y presidente de turno de la UE, Mirek Topolanek, al asegurar que los planes de recuperación económica impulsados por Obama, son "el camino a la ruina".