La Biblioteca Nacional suena a flamenco de pizarra

  • Pantalla completa
1 de 21
Comparte la fotografía
Desde 2011 se digitalizan los archivos sonoros, y el patrimonio cultural intangible se difunde y se comparte en streaming, desde la Biblioteca Digital hispánica
2 de 21
Comparte la fotografía
3 de 21
Comparte la fotografía
4 de 21
Comparte la fotografía
5 de 21
Comparte la fotografía
6 de 21
Comparte la fotografía
7 de 21
Comparte la fotografía
8 de 21
Comparte la fotografía
9 de 21
Comparte la fotografía
10 de 21
Comparte la fotografía
11 de 21
Comparte la fotografía
12 de 21
Comparte la fotografía
13 de 21
Comparte la fotografía
14 de 21
Comparte la fotografía
15 de 21
Comparte la fotografía
16 de 21
Comparte la fotografía
17 de 21
Comparte la fotografía
18 de 21
Comparte la fotografía
19 de 21
Comparte la fotografía
Amparo Amat, Jefa del servicio de registros sonoros, y José Carlos Gosálvez, director del departamento de música y audiovisuales de la BNE.
20 de 21
Comparte la fotografía

El gran almacén de nuestra memoria en papel también suena. Hace unas semanas desembarcó un cargamento especial en la Biblioteca Nacional de España: más de medio millar de discos de pizarra de flamenco, de joyas del cante entre 1899 y 1956, compradas a Valderrama por 29.000 euros. Entre la negra mercancía una voz regresa del pasado y destaca sobre el resto por soleares, fandanguillos, bulerías, peteneras, saetas… Al cante La niña de los peines, Pastora Pavón Cruz (1890-1969), una de las preferidas de Gregorio Valderrama, nieto del gran Juan Valderrama (1916-2004), antiguo dueño de este frágil patrimonio sonoro.


En uno de los rincones de esta colmena laberíntica hay varias naves repletas de estanterías ocupadas por una inmensa colección de discos perforados, cilindros de cera, casi seis mil rollos de pianola y más de veinte mil los discos de pizarra. Se abre la puerta y entramos en uno de esos inmensos mares de estanterías repletas, que se anima con el deje de ella: “Yo sembré un tomillo/ y a mí no me salió ná/ quién quiera tomillo/ vaya al romeral”… La niña de los peines canta a todo volumen, mientras en las gavetas no cabe ni un alma más, aunque sea estrecha como el perfil de un disco. En una esquina, hay una mesa preparada con varios platos, en los que giran y se digitalizan las pizarras.

De los 21.000 discos de pizarra suenan 9.000 online y a finales de año se alcanzarán los 13.000. En los últimos años han crecido las donaciones y las compras, explica José Carlos Gosálvez, director del departamento de música y audiovisuales, antes de desenfundar un disco de cartón perforado. Seguir leyendo el reportaje

Cultura

Lo más leído