10 películas que debes ver cuando estés triste

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Luces de la ciudad (City Lights, Charles Chaplin, 1931)
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Luces de la ciudad (City Lights, Charles Chaplin, 1931)

Uno de los clásicos de Chaplin, en el que da vida a un vagabundo que intenta ayudar a la chica ciega de la que se ha enamorado. Se trata, quizá, de la más importante revisión de la metáfora de la ceguera en la historia del cine: el “ahora puedo ver” pronunciado por la joven al final del largometraje es el mejor recuerdo de que las apariencias engañan.
Los viajes de Sullivan (Sullivan’s Travels, Preston Sturges, 1941)
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Los viajes de Sullivan (Sullivan’s Travels, Preston Sturges, 1941)

La Gran Depresión fue, paradójicamente, un importante caldo de cultivo para la comedia americana, aunque hoy en día sean más recordadas películas como 'Las uvas de la ira' (The Grapes of Wrath, John Ford, 1940). Esta Odisea por la América más pobre que tanto ha influido a los hermanos Coen nos recuerda, en última instancia, el poder del cine para superar la adversidad.
La vida en un hilo (Edgar Neville, 1945)
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La vida en un hilo (Edgar Neville, 1945)

La España de la posguerra no parece el lugar más apropiado para la proliferación de las comedias sofisticadas, pero entre Juan de Orduña y José Luis Sáenz de Heredia se colaron un gran número de películas inspiradas por la comedia de teléfonos blancos italiana que hoy han caído en el olvido. Esta obra del versátil Edgar Neville trata con ligereza y humor las relaciones de pareja en un momento de la historia española marcado por la moral nacionalcatólica, y por eso, sigue resultando sorprendente más de 60 años después.
Los mejores años de nuestra vida (The Best Years of Our Lives, William Wyler, 1946)
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Los mejores años de nuestra vida (The Best Years of Our Lives, William Wyler, 1946)

Uno de esos largometrajes que ponen de manifiesto la capacidad de Hollywood para canalizar el sufrimiento nacional (en este caso, las secuelas de la II Guerra Mundial) en grandes producciones donde todos los ciudadanos podían verse reflejados. Esta obra maestra de William Wyler arrasó en los premios Oscar, donde cosechó siete estatuillas, gracias al buen hacer de su director y del guionista Robert Sherwood, que aprovechó su experiencia como escritor de discursos para Franklin Delano Roosevelt.
Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the Rain, Stanley Donen, Gene Kelly, 1952)
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Cantando bajo la lluvia (Singin’ in the Rain, Stanley Donen, Gene Kelly, 1952)

Aunque hay decenas de musicales de la era dorada de Hollywood que podrían haber figurado en el presente listado, la divertida revisión del paso del cine mudo al sonoro y la positiva fórmula que da título a la película la convierte en una buena candidata a ser desempolvada en tiempos de bajona.
Playtime (Jacques Tati, 1967)
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Playtime (Jacques Tati, 1967)

Una ácida crítica a la vida moderna en general y a la homogeneización urbana en particular, quizá no haya otro momento de desenfreno, ruido y caos semejante al de la larga secuencia de la fiesta con la que concluye la película, protagonizada por el propio Tati, que interpreta al inolvidable señor Hulot.
Mujeres al borde de un ataque de nervios (Pedro Almodóvar, 1988)
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Mujeres al borde de un ataque de nervios (Pedro Almodóvar, 1988)

La que seguramente sea la comedia más conseguida (y accesible) del director manchego, una mezcla perfecta de John Waters con la 'screwball comedy', nos ayuda a relativizar nuestros problemas ante esta colección de celosas psicóticas, taxistas excéntricos, gazpacho de Valium y terroristas islámicos.
Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, Harold Ramis, 1993)
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Atrapado en el tiempo (Groundhog Day, Harold Ramis, 1993)

Una moraleja dickensiana para el egoísmo de su protagonista, Phil (interpretado por Billy Murray), que descubrirá cómo la única manera de abandonar la pesadilla en la que se encuentra atrapado es ayudando a los demás. «I Got You Babe» y secuestro de marmotas, ¿quién da más?
Up (Pete Docter, Bob Peterson, 2009)
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Up (Pete Docter, Bob Peterson, 2009)

No hace falta incidir una vez más sobre la brillantez de la secuencia de montaje que resume la vida de Carl Frederiksen junto a su esposa y que nos da buena idea de lo que necesita una película para encajar dentro de esta categoría: un poco de drama, un poco de amor, un poco de humor y un final feliz.
El Havre (Aki Kaurismäki, 2011)
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El Havre (Aki Kaurismäki, 2011)

Las películas de Aki Kaurismäki suelen caracterizarse por cierto laconismo y negrura que dificultan su acceso para el gran público. Quizá esta sea su película más amable, al explotar el lado más positivo, romántico y divertido (pero también reivindicativo) del director finlandés.

El cine es una potente herramienta terapéutica, aunque solamos olvidarnos de ello cuando pasamos un mal momento. Con demasiada frecuencia no somos conscientes de que nuestros hábitos culturales pueden influir de manera significativa en nuestro bienestar. ¿Quién no se ha sentido un poco triste la misma noche en la que se ha tragado un dramón en el cine y, sin embargo, nunca ha relacionado su estado anímico con dicha película? Y, al mismo tiempo, ¿cuántos no nos hemos sentido un poco mejor después de ver una película divertida o, mejor aún, con un final feliz en el que sentimos que los personajes al final han conseguido lo que han pasado dos horas buscando?

Se suele utilizar el apelativo de feel good movies para denominar a aquellas obras cinematográficas que persiguen hacerse sentir un poco mejor al espectador, a pesar de tratar temas, por lo general, duros. O quizá sea esto lo que realmente explique su éxito ya que, por lo general, sugieren que por mal que nos vayan las cosas, siempre habrá sitio para la esperanza. Como una investigación realizada en la Universidad de Ohio puso de manifiesto, las tragedias influyen de manera más positiva en los espectadores que las comedias, puesto que les ayuda a valorar mejor lo que tienen.  

Quizá por eso tantas de estas películas aborden temas en principio negativos (depresión, enfermedad, paro, etc.) desde una perspectiva positiva, fórmula perfecta que parece garantizar su éxito masivo (e internacional). La lista es larguísima, y muchos de los grandes éxitos de los últimos años pueden enmarcase en dicha categoría. 

Alma, Corazón, Vida