Jaime Botín necesita podar Bankinter para rentabilizar su ‘guerra’ por el control

Jaime Botín necesita dar la vuelta a Bankinter. La primera medida puesta en práctica tuvo lugar el pasado viernes, cuando el consejo de administración del banco prejubiló a tres directores generales -Carlos Ruiz-Jarabo, Fernando Alfaro y Jesús Marquina- y al director de la zona Levante –Guillermo Pesquera. Cuatro históricos, con casi 30 años de antigüedad en el banco naranja, decían adiós con el reconocimiento que el consejero delegado, Jaime Echegoyen, expresaba en la nota informativa enviada a la plantilla.

 

La inyección de savia nueva también ha deparado cambios para Rafael Mateu, el jurídico de la casa durante dos décadas, que a partir de ahora será secretario general no ejecutivo y secretario del consejo de administración. Todos estos cargos han sido suplidos con la promoción de directivos de la casa, configurándose un nuevo comité de dirección –Financiero, Medios, Mercado/Producto y Clientes- y creándose otro de apoyo o coordinación. Y al contrario que en algunas cajas importantes, sin fichar en el sector.

Las directrices marcadas por Echegoyen con claras: hay que contener costes, como aseguran a este diario distintos mandos directivos de la entidad. Un paso y señal ha sido la reducción del número de miembros del Comité de Dirección. La otra familia Botín, la encabezada por Jaime y sus hijos Alfonso y Marcelino (estos últimos vicepresidente y consejero de Bankinter, respectivamente), “no está muy contenta con el rumbo adquirido por el banco”, aunque algunos de los motivos son de su exclusiva competencia.

Aunque el banco tiene un índice de morosidad mejor que la media del sector, con una alta calidad crediticia y una baja exposición inmobiliaria, los resultados están estancados, afectando así al crecimiento del dividendo, lo que por extensión lastra la rentabilidad de la inversión. Todo ello acompañado del fantasma de la crisis, que ha hecho que la acción se deprecie más de un 50% en lo que va de año, tras alcanzar una capitalización ‘artificial’ alimentada por la guerra accionarial existente.

Precisamente, este parece ser el origen de los todos los males de los Botín en Bankinter. “Tener el control del banco les ha supuesto inmovilizar más recursos en los últimos años”, explican fuentes del mercado. “Hasta la irrupción Ram Bahvnani, la familia mandaba con una pequeña participación”. La llegada del inversor hindú les obligó a comprar en el mercado para seguir siendo el máximo accionista, situación agravada ahora tras la entrada por sorpresa del francés Credit Agricole, que controla ya un 24,9%.

“La penalización actual del mercado a la banca mediana española parece abortar cualquier escenario alcista para Bankinter”, explica un analista de banca. “La pregunta que hay que hacerse es si la entidad es capaz, sólo a través de sus resultados, de levantar el valor de sus acciones en la actual coyuntura de la economía y los mercados, teniendo además en cuenta que se trata de un banco nacional y sin cartera de inversión alguna”. Con esta descripción, los Botín tienen que mirar hacia dentro para ponerse en valor.