El PP se hace con la Diputación de Valencia y deja al PSOE sin contrapoder en la autonomía

El Partido Popular gobernará la Diputación de Valencia. La única institución de peso político que había quedado aparentemente bajo control de las fuerzas progresistas en la Comunidad Valenciana será presidida por el conservador Vicente Mompó ante la incapacidad del PSPV-PSOE y Compromís de convencer al partido comarcalista Ens Uneix de que apoyase al socialista Carlos Fernández Bielsa. La única papeleta de la diputada provincial Natàlia Enguix, que se votó a sí misma, desbarató las opciones de la izquierda de conservar la institución. El resultado es la venganza en plato frío que el líder de La Vall Ens Uneix, el alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, se ha cobrado a los socialistas, que lo expulsaron del partido y lo obligaron a dimitir como presidente de la misma Diputación cuando fue imputado por el caso Alqueria, del que ha sido absuelto a la espera de sentencia firme tras un recurso de Anticorrupción.

Hasta la mañana de este viernes se estaban produciendo conversaciones cruzadas entre las partes. Los socialistas de la provincia de Valencia, dirigidos por Bielsa, alcalde de Mislata, llegaban al pleno de constitución resignados a una derrota y la pérdida de la institución, ante su negativa a ceder la presidencia a la candidata Enguix, tal como exigía el de Ontinyent. Ninguna de las partes ha sido capaz de reconducir la situación. Para ceder, Rodríguez exigía una disculpa pública al barón socialista, Ximo Puig, que se ha puesto de perfil en el proceso negociador, y ha hecho pagar ese desencuentro a Bielsa, que paradójicamente aspira a suceder al ya expresident de la Generalitat.

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En esa negociación envenenada ha terciado también el PP, que ha ofrecido a alcalde Ontinyent no solo las inversiones de la Diputación estaba dispuesto a dar el PSPV-PSOE, sino también de la Administración autonómica, ahora bajo control de Carlos Mazón.

El propio Bielsa ha estado esta semana tratando de convencer a Rodríguez de que cambiase su posición. Tampoco aceptaba el socialista dar la presidencia a Enguix. Ha sido una decisión controvertida, apelar a la “dignidad” y el peso político del partido, con doce representantes en la corporación, frente a la exigencias de Ens Uneix, con una única representante. La contraparte de esa decisión es que el PSPV queda fuera de la toma de decisiones en una institución de 650 millones de presupuestos, capacidad de influencia en la política municipal y muy útil para alguien que, como Bielsa, aspira a jugar un papel en la vida interna de su partido e, incluso disputar el liderazgo o la sucesión de Puig.

Tras el resultado de la votación, llegaron los reproches. La portavoz de Compromís, Dolors Gimeno, criticó que Ens Uneix haya antepuesto las cuitas internas al consenso entre las fuerzas progresistas. "La Vall no ens uneix, ens separa" (la Vall no nos une, nos separa), le lanzó a Enguix. "Tenemos a la extrema derecha gobernando esta institución. La explicación la tendrán que dar ustedes. A Ontinyent, a la Vall d’Albaida y al resto de comarcas valencianas. No era el momento de dar la mano, era el momento de dar la cara".

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"Es un error imperdonable. Todo lo que parece inexplicable tiene una explicación simple. Es una decisión que os perseguirá para siempre y que la sociedad progresista no olvidará", le reprochó Bielsa a la diputada del partido comarcarlista. "Lo de hoy va de coherencia. Somos un partido centenario y nunca nadie nos ha doblegado. Se abre el camino contrario al de 2015; hoy se vuelve a clientelismo, al amiguismo y, probablemente, al besamanos. Al tiempo".

"No podíamos dejar en manos de un PSPV disperso y con luchas internas la responsabilidad de presidir" la corporación, se justificaba Enguix.

Para el Partido Popular el escenario ha sido el opuesto al que marcaba el guion aparente del 28M. Tras el buen resultado en las urnas, que le ha llevado a recuperar la Generalitat valenciana, la Diputación de Castellón y ayuntamientos importantes como el de la capital autonómica, Valencia, la corporación de esta provincia era la única institución de peso que quedaba fuera de su radar, al obtener trece escaños, a tres de la mayoría absoluta. Vox obtuvo dos diputados. Esto dejaba al solitario escaño de Ens Uneix la llave del poder.

Los populares, no obstante, han tenido que pactar con Vox. La norma de elección marca una primera votación que exige mayoría absoluta y una segunda de mayoría simple. En caso de empate, que es el que se daba con PSPV-PSOE y Compromís por un lado (15) y PP y Vox, por otro, es cuando designa presidente al aspirante con más diputados provinciales, en virtud de la jurisprudencia marcada por la Junta Electoral Central (JEC). De ahí que Mompó, con trece actas, haya negociado con los ultraconservadores para forzar el empate en segunda votación. El contenido del acuerdo no se ha hecho público. Vox no presentó candidato propio ni en la primera votación. Tampoco Compromís. En esa ronda, Mompó obtuvo quince votos, Bielsa otros quince y Ens Unex el suyo. El mismo resutado se produjo en la segunda votación, lo que hizo presidente automáticamente al aspirante del PP, también alcalde de Gavarda.

La alternativa que le queda a la izquierda es reconducir con el tiempo la relación de fuerzas, en una reconciliación con Ens Uneix que ahora mismo parece lejana. La bala de la moción de censura se queda encima de la mesa, una amenaza que el partido de Rodríguez también puede hacer valer para contar con un trato de favor privilegiado del PP. "Mañana mismo hablaremos. Nos hemos de poner a trabajar. Mi número de teléfono lo tenéis y mi puerta simpre estará abierta", invitaba Mompó a Natàlia Enguix tras mostrar su empatía por "el dolor que pasó Jorge Rodríguez", al que, paradójicamente, el PP reclamaba ocho años de prisión.

La sesión constitutiva atrajo una importante presencia de cargos institucionales, empezando por el nuevo presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, o la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. No apareció el barón socialista Ximo Puig, que ayer se enfundó el traje de expresident. Jorge Rodríguez y su partido han justificado su negativa a apoyar a Bielsa en el que hecho de que Puig, que forzó la salida del alcalde de Ontinyent del partido, siga al frente de la federación socialista valenciana.