Los autores del atraco a Felipe González: dos yonquis que se llevaron 300 euros

La Policía Nacional ha tenido acceso ya a las imágenes de las cámaras de seguridad que grabaron el momento en el que dos personas asaltaron el despacho que el expresidente del Gobierno Felipe González tiene en la madrileña calle de Velázquez durante la tarde del pasado 29 de noviembre. Los vídeos muestran a un chico y a una chica “con pinta de yonquis” -según entienden los propios investigadores- entrando en la finca y asaltando varios inmuebles.

Los dos son los supuestos autores tanto del atraco al despacho de González como al de otro bufete que se encuentra una planta inferior. De este último piso, los delincuentes se llevaron alrededor de 1.000 euros. De la oficina del exjefe del Ejecutivo, poco más de 300 euros en metálico. Según fuentes policiales, los asaltantes sabían que habitualmente en los despachos se queda algo de dinero durante el fin de semana y fueron directamente a hacerse con esos fondos. De hecho, según el escenario del atraco y el modo de actuar, entienden los investigadores, no parecía ser la primera vez que los dos sospechosos hacían algo así, pues se ve que tenían claro lo que buscaban.

La Policía, por lo tanto, descarta el robo de documentación, como inicialmente había puesto de manifiesto un asesor de González en la comisaría del barrio de Salamanca, quien aseguró que daría más detalles de los papeles sustraídos en sede judicial. Esa denuncia debió hacerse de modo preventivo, explican las fuentes consultadas. Ante el desconcierto y la posibilidad real de que los ladrones se hubieran llevado informes relacionados con los casos que sigue el despacho y la recomendación por parte de la Policía de que los inquilinos no accedieran a la zona en las primeras horas, el denunciante optó por denunciar un previsible robo de documentación, que tras las primeras pesquisas habría quedado descartado.

En un primer momento, las sospechas se centraron en el robo de documentación debido a que González trabaja con casos de gran trascendencia

Aunque González y sus compañeros continúan revisando papeles minuciosamente, por si algo se les hubiera escapado, en este momento puede considerarse que la Policía enmarca el atraco, con un elevado grado de certeza, en un contexto de delincuencia común, para nada relacionado con ningún complot contra el exlíder socialista, como se especuló en un principio. “Robos de ese tipo ocurren prácticamente todos los fines de semana en el centro de negocios de Madrid”, aseguran las fuentes consultadas.

Lo que por ahora no ha podido hacer todavía la Policía, sin embargo, es identificar a los dos ladrones, extremo en el que aún trabajan los investigadores. Sí han podido determinar las cantidades de dinero sustraídas -ya mencionadas-, los destrozos ocasionados en los despachos -que tendrán que ser valorados por los afectados- y que los atracadores accedieron a los inmuebles por el método del resbalón. Con bastante probabilidad, por tanto, los atracadores se dedicaron a forzar las puertas más accesibles de la finca aquella noche, con el fin de no perder tiempo en aquellas blindadas con más medidas de seguridad.

Según el escenario del atraco y el modo de actuar, no parecía ser la primera vez que los dos sospechosos hacían algo así

En un primer momento, las sospechas de los perjudicados se centraron en el robo de documentación debido a que el expresidente del Gobierno trabaja profesionalmente con casos de gran trascendencia y cabía la posibilidad, por tanto, de que alguna parte involucrada pudiera haber decidido utilizar este tipo de métodos para lograr información. No hubiera sido la primera vez, de hecho, que le roban información sensible a González o su entorno.

En concreto, en julio de 2012, la hija del expresidente, María González, denunció ante la Guardia Civil que unos desconocidos se llevaron del interior de su coche un ordenador portátil que contenía datos confidenciales sobre sus ingresos y los de su progenitor. Además, también almacenaba en el dispositivo información relacionada con la familia.

En aquella ocasión, el robo se produjo en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón, la misma localidad en que tiene su sede social Ialcon Consultoría, la firma que González comparte con sus hijos y de la que posee el 78% de las acciones, según recoge el Registro Mercantil. La sociedad declaró ingresos de más de un millón de euros en 2013, el último ejercicio declarado por la empresa.