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Botella se la devuelve a Cifuentes: Madrid carga a la Policía la tragedia del Arena
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FÁTIMA NÚÑEZ, EXCONCEJAL DE SEGURIDAD, NO ASUME NINGUNA RESPONSABILIDAD

Botella se la devuelve a Cifuentes: Madrid carga a la Policía la tragedia del Arena

¿Quién garantizaba la seguridad de los miles de jóvenes que se reunieron la noche de Hallowen en el Madrid Arena? Se abre una nueva batalla en

Foto: Botella se la devuelve a Cifuentes: Madrid carga a la Policía Nacional la tragedia del Arena
Botella se la devuelve a Cifuentes: Madrid carga a la Policía Nacional la tragedia del Arena

A medida que se deshace la maraña de lo que ocurrió la noche de Ánimas en la Casa de Campo se evidencia que todos los implicados encadenaron fallos que desembocaron en la tragedia. Mientras se desmenuza lo sucedido, cada uno utiliza el argumento que más le conviene para intentar salir impunes del caso.

El primer episodio que intenta desenredar el juez es por qué nadie terminó con el macrobotellón de muchos de los jóvenes que se agolparon en los aledaños del Madrid Arena antes de que saliera la estrella de la noche, DJ Steve Aoki, prevista para las cuatro de la mañana. ¿Quién o quiénes eran los encargados de que no se produjera una entrada desordenada en tropel, o manda, o avalancha? Flores, el cerebro de la fiesta, señala a Seguriber. El propietario de Kontrol 34, Carlos Manzanares Rodríguez, también se lava las manos poniendo como excusa que sus 63 ‘controladores’ únicamente realizaban “labores auxiliares”. Dice que por ley no podían hacer ninguna labor de seguridad. La investigación policial los señala como los responsables de que entraran menores.

Diviertt dijo ante el juez que no contrató más vigilantes jurados porque para eso el ayuntamiento tenía a Seguriber, que únicamente destinó a cinco guardas al interior para vigilar las puertas de emergencia. Por contrato, no tenía otra misión.

Núñez es la primera del Ejecutivo local que escurre el bulto de la seguridad. Su exjefe, el ya dimitido Antonio de Guindos, responsabilizó a sus subordinados -incluida Núñez- de que fallara el dispositivo del Arena. Ahora, ella señala directamente a la Policía Nacional y al Samur, mientras estos devuelven la pelota al tejado del consistorio madrileño, propietario del recinto donde se celebró la fiesta. Nadie, de momento, asume ninguna responsabilidad.

A medida que se deshace la maraña de lo que ocurrió la noche de Ánimas en la Casa de Campo se evidencia que todos los implicados encadenaron fallos que desembocaron en la tragedia. Mientras se desmenuza lo sucedido, cada uno utiliza el argumento que más le conviene para intentar salir impunes del caso.

Cristina Cifuentes