Rajoy cambia la petición de paciencia por esperanza: "Vamos a empezar a mejorar"

El presidente del Gobierno ha respondido a las peticiones de grandes pactos que hace la oposición, en especial Alfredo Pérez Rubalcaba, con la prevista contraoferta de negociar las reformas estructurales pendientes y concretas: el sistema de pensiones, la de la administración y la ley de unidad de mercado. Mariano Rajoy ha sentenciado que tiene la legitimidad de las urnas, la de los españoles que le eligieron, para aplicar su actual política económica contra la crisis y que el PSOE no puede pretender una reedición de la política del anterior Ejecutivo, "la que nos ha traído hasta aquí".

Mariano Rajoy ha despachado las explicaciones ante el Congreso sobre su programa de estabilidad y el plan nacional de reformas con un cambio de mensaje sobre el ensayado después del Consejo de Ministros que aprobó ambos documentos y las negras previsiones económicas añadidas. De la petición de paciencia, el presidente del Gobierno ha pasado a la oferta de una tibia esperanza. "Hemos detenido la caída, vamos a empezar a mejorar, y los resultados llegarán", ha proclamado ante la Cámara.

El jefe del Ejecutivo ha intentado enmendar la presentación que hicieron sus ministros de Hacienda y Economía de los planes y previsiones económicas del Gobierno para los próximos años. Huyendo de las cifras, los datos concretos o cualquier detalle de desarrollo de las medidas incluidas en el plan de reformas, Rajoy se ha volcado en destacar el éxito de la prórroga obtenida para cumplir con el objetivo de déficit (evita un recorte de 1.900 millones de euros este año) y en pedir confianza en su política económica.

El presidente del Gobierno ha convencido a su grupo parlamentario, que ha aplaudido el empeño de su jefe en mostrarse pedagógico en las explicaciones y animoso a la hora de comprometerse en sacar a España de la crisis. "Tengo un mandato que cumplir: darle la vuelta a la situación, y me he propuesto cumplirlo. Nos eligieron para hacerlo, y lo vamos a hacer", afirmó.

Aunque no ha cambiado previsión alguna, Rajoy ha insistido en la idea de que los pronósticos están para ser mejorados, que no se resigna ni se acostumbra al panorama del paro en España, pero que ese drama le lleva a reafirmarse en el empeño de reparar los males de la economía que paralizan el crecimiento.

 "Nos queda todavía mucha tarea que atender, pero llegará la cosecha. El año próximo se producirán ya cambios muy significativos porque, entre otros, saldremos de la recesión y empezaremos a crecer". El presidente del Gobierno ha reiterado así su mensaje de que gracias a sus reformas y logros en la negociación con la UE (estabilidad presupuestaria, reforma laboral, saneamiento bancario, aplazamiento del objetivo de déficit y mejora de la competitividad) España está ya en una nueva situación y tiene un futuro que era muy oscuro hace menos de un año.

Rajoy se ha puesto dramático al recordar lo que hubiera supuesto dejar el déficit en el 4,5 por ciento este año como estaba previsto. El recorte de 1.900 millones hubiera afectado a las pensiones o a las prestaciones por desempleo. Sobre las previsiones ha comentado que "las hemos hecho a la baja, cosa que no debe alarmar a nadie, porque es lo razonable. Son estimaciones deliberadamente prudentes, lo que las hace más serias y más fiables".

El presidente del Gobierno ha recurrido a un símil médico: "Todo el mundo puede entender que si un médico tiene previsto sacar a un paciente de la UVI en dos semanas y al final de la primera está en condiciones de hacerlo, no lo retendrá, como es natural. Se saltará su propia previsión. Pues nosotros, lo mismo".

Sobre las ofertas de acuerdo lanzadas desde la oposición, Rajoy se ha mostrado abierto a estudiar cualquier sugerencia "útil", pero también añadió que no se le puede pedir que haga el mismo "disparate" del Gobierno anterior que "estimuló el paro y el gran socavón de la deuda que estamos intentando tapar".