Es noticia
El alcalde de Ponferrada y sus concejales 'pasan' de Rubalcaba: "El que se tiene que ir es él"
  1. España
EL LÍDER SOCIALISTA PIERDE EL PULSO

El alcalde de Ponferrada y sus concejales 'pasan' de Rubalcaba: "El que se tiene que ir es él"

O alcalde o socialista. No había opción C para Samuel Folgueral, que en la tarde del domingo abandonó el PSOE a cambio de mantener el bastón

Foto: El alcalde de Ponferrada y sus concejales 'pasan' de  Rubalcaba: "El que se tiene que ir es él"
El alcalde de Ponferrada y sus concejales 'pasan' de Rubalcaba: "El que se tiene que ir es él"

O alcalde o socialista. No había opción C para Samuel Folgueral, que en la tarde del domingo abandonó el PSOE a cambio de mantener el bastón de mando de Ponferrada. “Yo soy el alcalde”. Con esta categórica frase ponía fin a 48 horas de pulso con la dirección de su ya expartido tras la polémica moción de censura que le aupó el viernes a la alcaldía gracias al voto de un condenado por acoso sexual.

El propio Alfredo Pérez Rubalcaba había alzado la voz durante el fin de semana para forzar la dimisión de Folgueral: "Le he pedido la renuncia al alcalde de Ponferrada y renunciará”. Sin embargo, el edil hizo oídos sordos a las exigencias del que todavía era su jefe y se negó a renunciar a su recién estrenado puesto. Las primeras reacciones a la decisión de Folgueral llegaron de la mano de Julio Villarrubia, secretario general del PSOE de Castilla y León, que ha desautorizado la decisión tanto del alcalde como de los siete concejales que han seguido sus pasos anunciando que renuncian a la militancia socialista. Sin embargo, la intervención de Villarrubia quedó eclipsada por las interrupciones de miembros de la formación de Folgueral: "El que tiene que dimitir es Rubalcaba. Ese es el que se tiene que ir".

"El pacto lo conocíais todos", "es una vergüenza lo que estáis haciendo", "lo que hay que tener es una ética política y ser coherentes con lo que se dice". Los reproches al líder del PSOE castellano-leonés terminaron con acusaciones de caciquismo: "Que queden los caciques de siempre". Una vez pasado el chaparrón, Villarrubia insistió en que su partido avala la necesidad de cambio político en Ponferrada pero "con un matiz", que no se puede obtener la alcaldía con "un voto de una persona condenada por acoso sexual". El supuesto, que jurídicamente es válido, es cuando menos políticamente incorrecto.

Los errores se pagan

Ante el error, Rubalcaba se apresuró a hacer propósito de enmienda: "Nos hemos equivocado, rectificamos y punto". Unas declaraciones que llegaban horas después de la moción de censura que arrebataba al Partido Popular una alcaldía que controlaba desde los últimos 11 años. El líder socialista lanzaba un órdago a Folgueral y un guiño de moralidad a una ciudadanía harta de la clase política.

Sin embargo, la pata ya estaba metida y las voces críticas en el partido llegaron con Carme Chacón a la cabeza. La siempre aspirante a la secretaría general del PSOE calificó de "insoportable" que su partido fuera a contar con el voto de un acosador. Las presiones obligaron a Rubalcaba a dar la cara, que ha terminado por ponérsele colorada ante el desafío de Samuel Folgueral, que se disfrazó de David para vencer a Goliat.

El pequeño motín de Ponferrada, sumado a los recientes frentes abiertos en Cataluña y Galicia, ha agudizado la sensación en algunos dirigentes socialistas de que los acontecimientos obligan a elegir un nuevo candidato antes de lo planeado. La hoja de ruta marcada en el PSOE pretende que Rubalcaba aguante hasta después de las elecciones europeas previstas para mediados de 2014, una fecha que cada vez se ve más lejos en un partido roto.

O alcalde o socialista. No había opción C para Samuel Folgueral, que en la tarde del domingo abandonó el PSOE a cambio de mantener el bastón de mando de Ponferrada. “Yo soy el alcalde”. Con esta categórica frase ponía fin a 48 horas de pulso con la dirección de su ya expartido tras la polémica moción de censura que le aupó el viernes a la alcaldía gracias al voto de un condenado por acoso sexual.

Alfredo Pérez Rubalcaba