Griñán salva a su élite pero cientos de militantes pierden su empleo

El desalojo de cientos de militantes socialistas de las instituciones andaluzas (ayuntamientos y diputaciones) se ha convertido en una amenaza para el PSOE-A. Así lo reconocen ex altos cargos del partido, que advierten que no se pueden abordar debates internos si están marcados por el paro al que se han visto arrojados muchos compañeros. Desde UGT, el sindicato hermano, se anuncian movilizaciones para evitar la sangría laboral de cientos de ayuntamientos en quiebra que se verán obligados a recortar su masa salarial, en la que se encuentran miles de miembros del partido y el propio sindicato.

Mientras unos pasan a engrosar las listas del paro en el PSOE tras la debacle del 22-M, la cúpula del partido, es decir, José Antonio Griñán y su círculo más cercano, han salvado a muchos de los alcaldes que perdieron la poltrona recolocándolos en delegaciones provinciales de la Junta. Podría pensarse que siempre hubo clases. Pero este agravio, sumado a la propia precariedad en la que han caído cientos de militantes socialistas, están creando un polvorín en el seno del PSOE andaluz.

La necesidad de un cargo

José Mellado, ex secretario provincial del PSOE de Córdoba, ex presidente de la Diputación y ex director general de la Junta, aseguraba recientemente que en la diputación de esta provincia había 100 asesores que se han quedado sin empleo. Asimismo, advertía sobre el riesgo que supone que esta gente y otros muchos militantes planteen en el futuro un debate interno en el partido desde la necesidad de mantener un puesto de trabajo o un cargo.  

El líder de UGT en Andalucía, Manuel Pastrana, estrechamente relacionado con el partido, parece temerse lo peor: aseguró recientemente que el 75% de los Ayuntamientos andaluces pueden estar en quiebra. La consecuencia de esta situación es un recorte de la masa laboral que hoy se mantiene a la sombra del presupuesto público. Los nuevos regidores en los ayuntamientos y diputaciones están encontrando agujeros presupuestarios pero, sobre todo, plantillas hiperinfladas, ramificaciones de empresas públicas de las que cuelgan miles de empleados colocados a dedo y toda una estructura relacionada con las décadas de poder socialista en las administraciones locales.

Colas de parados en la casas del pueblo

Cuando Pastrana habla de quiebra, lo que teme es que gran parte de la militancia tanto del partido como de su sindicato empiece a hacer cola en las casas del pueblo, pidiendo un empleo alternativo al que han perdido. Pastrana anuncia movilizaciones para otoño, reconoce que la mayoría de los consistorios están en quiebra, pero no duda en seguir pidiendo que se siga con un gasto público ruinoso para que la estructura política adosada a los ayuntamientos siga manteniéndose del erario público.

Decía Alfonso Guerra que fuera del partido hace frío, y la gélida temperatura que en pleno estío azota al PSOE-A matiza esta afirmación, nos descubre que el frío al que se refería el todopoderoso vicepresidente y vicesecretario general existe, en realidad, fuera de las administraciones que mantenían a miles de militantes de la organización.

Sobrevivir en las listas

Sin embargo, lo peor puede estar por llegar. Se trata de la dura batalla que podría abrirse en el PSOE-A a la hora de componer las listas electorales tanto para las generales como para las autonómicas. Conscientes como son en el partido de que van a perder el poder tanto a nivel nacional como en su principal granero, la comunidad andaluza vela armas en las provincias a la espera de ocupar las candidaturas. De estar presente en una lista o no depende de la supervivencia de muchos miembros de la aristocracia del partido, algunos de ellos con tres décadas  viviendo del presupuesto ya sea en el Congreso, en el Senado o en el Parlamento andaluz.

La tensión que provoca esta situación, desconocida hasta ahora en el PSOE andaluz, se viene traduciendo en una permanente cadena de crisis locales. La última de ellas ha sido la dimisión de la ejecutiva local del partido en Córdoba capital, que se une a la convulsión que existe en la mayoría de las provincias y que se agravará a medida que el paro se extienda entre quienes llevaban lustros a la sombra de lo público.