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Zapatero también engañó a sus ministros tras el atentado de ETA en la T-4
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DIJO AL GOBIERNO QUE LA BOMBA DE BARAJAS ERA EL "PUNTO FINAL" DE LOS CONTACTOS CON LA BANDA

Zapatero también engañó a sus ministros tras el atentado de ETA en la T-4

José Luis Rodríguez Zapatero engañó a todos tras el atentado de la T-4 en Barajas, incluido su propio Gobierno. Horas después de la explosión de la

Foto: Zapatero también engañó a sus ministros tras el atentado de ETA en la T-4
Zapatero también engañó a sus ministros tras el atentado de ETA en la T-4

José Luis Rodríguez Zapatero engañó a todos tras el atentado de la T-4 en Barajas, incluido su propio Gobierno. Horas después de la explosión de la furgoneta bomba, ocurrida a las 9 de la mañana del sábado 30 de diciembre de 2006, el jefe del Ejecutivo dio instrucciones precisas a todos sus ministros, a través de un argumentario urgente que les fue remitido desde La Moncloa, para que difundieran en los medios de comunicación y en cualquier acto público en el que participasen el mensaje de que la acción de ETA suponía el "punto final" de las negociaciones con la banda terrorista, iniciadas en el verano de 2005.

Así lo han asegurado a El Confidencial fuentes socialistas de toda solvencia que vivieron muy de cerca aquella dramática jornada, en la que perdieron la vida dos ciudadanos de nacionalidad ecuatoriana. Todos los miembros del Gobierno creyeron firmemente en ese momento en la sinceridad del mensaje que les acababa de trasladar Zapatero, pero tres meses después el líder socialista autorizó la reanudación de los contactos con los terroristas. Esta vez sólo el núcleo duro del Consejo de Ministros -la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el entonces ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba-, además del número dos del PSOE, José Blanco, fueron informados. 

Con un intervalo de unas pocas horas, los ministros del Gobierno recibieron sorprendidos, aquella víspera de la Nochevieja de 2006, dos argumentarios diametralmente opuestos. "En el primero se decía que, aunque tras el gravísimo atentado no se daban las condiciones para mantener abierto el diálogo con ETA, el proceso quedaba suspendido, pero no roto", afirman las fuentes consultadas. "En el segundo y definitivo, en cambio, se decía que la negociación había llegado a su punto final y que no había vuelta atrás", añaden las mismas fuentes.

"Roto, liquidado y acabado" 

Tres días después del atentado, Rubalcaba afirmaba con rotundidad que el llamado proceso de paz había quedado "roto, liquidado y acabado", y que ya era "insalvable". El ahora vicepresidente primero del Gobierno se ajustaba así, con ese inequívoco mensaje, al guión que él mismo había impuesto. "La postura de Alfredo era sincera. Fue él quien convenció a Zapatero de que era una locura mantener vivos los contactos con ETA, porque el presidente no lo tenía tan claro". Zapatero, de hecho, se mostró mucho más tibio que Rubalcaba cuando, a las pocas horas del bombazo en la T-4, compareció ante los medios de comunicación en La Moncloa.

"El Gobierno considera que el atentado de hoy es absolutamente incompatible con el alto el fuego permanente que la propia ETA declaró hace nueve meses", dijo entonces un apesadumbrado Zapatero. Y añadió: "El de hoy es el paso más equivocado e inútil que han podido dar los terroristas. Nada han conseguido, más que provocar dolor y manifestar su incapacidad de vivir en paz y en libertad". Tan sólo 24 horas antes del atentado, el presidente del Gobierno había pronosticado, en alusión al fin del terrorismo, que "dentro de un año estaremos mejor que hoy", y que, con el alto el fuego vigente en aquel momento, la situación era "mejor que hace cinco años".

Resucita la controversia

José Luis Rodríguez Zapatero engañó a todos tras el atentado de la T-4 en Barajas, incluido su propio Gobierno. Horas después de la explosión de la furgoneta bomba, ocurrida a las 9 de la mañana del sábado 30 de diciembre de 2006, el jefe del Ejecutivo dio instrucciones precisas a todos sus ministros, a través de un argumentario urgente que les fue remitido desde La Moncloa, para que difundieran en los medios de comunicación y en cualquier acto público en el que participasen el mensaje de que la acción de ETA suponía el "punto final" de las negociaciones con la banda terrorista, iniciadas en el verano de 2005.