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Zapatero se entrega a la ‘doctrina Merkel’ en una cumbre sin contenido
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LA CANCILLER APRUEBA LAS REFORMAS ECONÓMICAS

Zapatero se entrega a la ‘doctrina Merkel’ en una cumbre sin contenido

La expectación por la XXIII cumbre hispano-alemana quedó reducida ayer a un predecible, aunque reconfortante, discurso de Angela Merkel y a la rendición ideológica de José

Foto: Zapatero se entrega a la ‘doctrina Merkel’ en una cumbre sin contenido
Zapatero se entrega a la ‘doctrina Merkel’ en una cumbre sin contenido

La expectación por la XXIII cumbre hispano-alemana quedó reducida ayer a un predecible, aunque reconfortante, discurso de Angela Merkel y a la rendición ideológica de José Luis Rodríguez Zapatero a las políticas impuestas desde Berlín. El presidente del Gobierno selló ante la canciller su compromiso con las reformas y aceptó el liderazgo de Alemania para el gobierno económico de la Unión Europea. No hubo grandes aportaciones de contenido, aunque Merkel pronunció las palabras que el Ejecutivo necesitaba oír: “España ha hecho sus deberes y creo que va por el buen camino”.

El concurrido almuerzo en Moncloa tampoco pasó de un mero trámite protocolario, en el que ni sindicatos ni empresarios españoles aprovecharon para poner sobre la mesa asuntos de calado. Según fuentes conocedoras del encuentro, solo los representantes de los sindicatos y la patronal alemana animaron la comida discutiendo sobre algunos aspectos de la gestión de Merkel, ante el silencio de los comensales españoles: Cándido Méndez, Ignacio Fernández Toxo, Juan Rosell, Isidre Fainé, César Alierta, José Manuel Entrecanales y José Ignacio Sánchez Galán.

En su fugaz estancia en Madrid, la canciller comprobó que Zapatero ha encauzado buena parte de las medidas económicas exigidas desde Berlín, por lo que pudo abordar el reto que ahora le ocupa: dar “pasos importantes” antes del Consejo Europeo de marzo para fijar un nuevo pacto de competitividad. Este viernes, los mandatarios de la UE celebran una cumbre extraordinaria en Bruselas donde Merkel pretende debatir sobre alcanzar unos costes laborales unitarios, la armonización del impuesto de sociedades, así como el retraso progresivo de la edad de jubilación, en sintonía con las reformas de Alemania, Francia y España.

Zapatero se sumó con entusiasmo a esta apuesta por una mayor coordinación europea, rechazando únicamente que se desligue la revalorización de los salarios de la inflación. Sindicatos y patronal tampoco quieren cambios en ese sentido, y tras el llamado pacto social, esperan que el líder socialista no emprenda ninguna nueva reforma que se salga del documento acordado.

Fe en las reformas

Precisamente, UGT y CCOO aprovecharon la cumbre para entregar un documento, suscrito por los sindicatos alemanes, a los ministros de Trabajo de ambos países criticando el modo en que se están gestionando materias tan dispares como la política social en Europa o la respuesta a las revoluciones en los países árabes.

Pero, una vez lograda la foto del pacto con los agentes sociales, Zapatero selló ayer su conversión a la doctrina Merkel, aunque él prefiere utilizar el referente de la Agenda 2010 del ex canciller socialdemócrata Gherard Schröder. El aprobado de Merkel significó un nuevo balón de oxígeno para agotar la legislatura y apuntalar la confianza internacional en España. “En Alemania no hay tanta histeria. La situación de España hoy no es la misma que en diciembre o mayo. Merkel ha visto que se han tomado medidas y ha decidido dar su respaldo. Si estuviera insatisfecha, lo hubiera dicho públicamente”, aseguró un corresponsal alemán.  

El presidente español defiende ahora con fe la política de reformas en el ámbito europeo, así como el liderazgo alemán para gobernar la zona euro. Por ello, agradeció a Merkel su “respaldo en un año muy difícil”, y la reconoció como la “principal responsable del principal país de la Unión Europea”.

La expectación por la XXIII cumbre hispano-alemana quedó reducida ayer a un predecible, aunque reconfortante, discurso de Angela Merkel y a la rendición ideológica de José Luis Rodríguez Zapatero a las políticas impuestas desde Berlín. El presidente del Gobierno selló ante la canciller su compromiso con las reformas y aceptó el liderazgo de Alemania para el gobierno económico de la Unión Europea. No hubo grandes aportaciones de contenido, aunque Merkel pronunció las palabras que el Ejecutivo necesitaba oír: “España ha hecho sus deberes y creo que va por el buen camino”.

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