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La Guardia Civil pide saber si puede ‘cazar’ a los ‘narcos’ en aguas de Gibraltar
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TRAS LAS DETENCIONES DE DICIEMBRE

La Guardia Civil pide saber si puede ‘cazar’ a los ‘narcos’ en aguas de Gibraltar

Antes apenas revisaban los maleteros, pero desde hace un mes la Guardia Civil registra cada vehículo que pasa a Gibraltar. La huelga de celo encubierta conduce

Foto: La Guardia Civil pide saber si puede ‘cazar’ a los ‘narcos’ en aguas de Gibraltar
La Guardia Civil pide saber si puede ‘cazar’ a los ‘narcos’ en aguas de Gibraltar

Antes apenas revisaban los maleteros, pero desde hace un mes la Guardia Civil registra cada vehículo que pasa a Gibraltar. La huelga de celo encubierta conduce a que las 5.000 personas que residen en La Línea o alrededores y trabajan en el Peñón pongan el despertador una hora antes de lo habitual para evitar más esperas. Y los bobbys llanitos miran, de reojo, a sus homólogos del Instituto Armado. “Los problemas seguirán aumentando”, avisa a El Confidencial un periodista local linense. Las colas en la frontera de La Línea y Gibraltar son ahora infinitas, de más de siete kilómetros.

 

Todo se empezó a complicar el verano pasado, con la reclamación gibraltareña de las aguas que rodean a la colonia británica. La Guardia Civil exige no sólo más medios -ahora son 100 los agentes que trabajan en la zona-, sino que el Gobierno español aclare si ellos podrán continuar persiguiendo a los narcotraficantes que huyen a Gibraltar. Los cuatro guardias civiles que penetraron en suelo británico y luego fueron detenidos, tras la excusa oficial de los ministros Rubalcaba y Moratinos, trabajan en este momento con normalidad, sin cargos ni expediente disciplinario, pero la situación dista mucho de estar solucionada.

Un agente de la Guardia Civil que trabaja en el Servicio Marítimo de la Guardia Civil del Campo de Gibraltar denuncia la situación. “Hemos demandado un protocolo de cooperación. España y Gibraltar tienen que hablar y dialogar. ¿Tenemos que entrar en aguas gibraltareñas? Nuestros mandos superiores tienen que decirnos cuáles son los límites de nuestras aguas, cuáles son nuestras aguas. Tiene que haber un acuerdo que tampoco vea mermada la soberanía y la seguridad. Lo que se demanda es que los narcotraficantes no anden a sus anchas”, explica a este diario.

El Servicio Marítimo de la Guardia Civil funciona desde hace 20 años en la zona, punto caliente de delincuencia internacional. En España se incauta la mitad del hachís de todo el mundo, y más del 70% de esta droga entra por la provincia de Cádiz. En los últimos años la tradicional ruta del hachís se ha utilizado para introducir también cocaína. “Necesitamos más y mejores efectivos. La zona así lo demanda. Aquí actúan mafias organizadas que están asentadas en Marruecos y Gibraltar. Nunca podemos olvidar que estamos a tan sólo 14 kilómetros de África”, cuentan a El Confidencial fuentes del Instituto Armado de Algeciras.

En el plano político, la visita del ministro español de Asuntos Exteriores a la colonia el pasado 21 de julio, con la consiguiente irritación de la oposición gibraltareña, no ha contribuido a mejorar las relaciones de España con el Peñón. Peter Caruana, ministro principal de la colonia, se siente más fuerte para negociar futuras mejoras para Gibraltar, cuyos ciudadanos siguen utilizando la infraestructura comercial de La Línea y Algeciras para sus compras.

Acercamiento empresarial

Lo que sí se están produciendo son intentos de acercamiento vía empresarial. La compañía marítima Transcoma recuperó el pasado mes de diciembre el servicio perdido hace 40 años entre el puerto de Algeciras y la colonia. El barco tiene capacidad para transportar a 155 pasajeros, se llama Punta de Europa II y cuesta seis euros el trayecto.

Los efectivos de la Guardia Civil siguen temiendo que no cese la escalada de tensión en la zona. Algunos agentes recuerdan la agresión que sufrieron en septiembre de 2005 tres miembros del Instituto Armado a cargo de Thomas Robin Valriean, Lord Glentoran, tras su negativa a declarar unas compras que realizó en Gibraltar. Glentoran, medallista de Oro en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1964, era ministro en la sombra para Irlanda del Norte de los conservadores en la Cámara de los Lores.

Antes apenas revisaban los maleteros, pero desde hace un mes la Guardia Civil registra cada vehículo que pasa a Gibraltar. La huelga de celo encubierta conduce a que las 5.000 personas que residen en La Línea o alrededores y trabajan en el Peñón pongan el despertador una hora antes de lo habitual para evitar más esperas. Y los bobbys llanitos miran, de reojo, a sus homólogos del Instituto Armado. “Los problemas seguirán aumentando”, avisa a El Confidencial un periodista local linense. Las colas en la frontera de La Línea y Gibraltar son ahora infinitas, de más de siete kilómetros.

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