Es noticia
Trillo aseguró antes del Yak que "la responsabilidad de un subordinado es imputable a su jefe"
  1. España

Trillo aseguró antes del Yak que "la responsabilidad de un subordinado es imputable a su jefe"

La frase es tan contundente y demoledora que admite muy pocas interpretaciones: "Un subordinado hace lo que su jefe le ordena que haga, y las responsabilidades son

Foto: Trillo aseguró antes del Yak que "la responsabilidad 
de un subordinado es imputable a su jefe"
Trillo aseguró antes del Yak que "la responsabilidad de un subordinado es imputable a su jefe"

La frase es tan contundente y demoledora que admite muy pocas interpretaciones: "Un subordinado hace lo que su jefe le ordena que haga, y las responsabilidades son imputables a su jefe". La pronunció Federico Trillo el 14 de junio de 1995 en el Congreso, con luz y taquígrafos, mucho antes del accidente del Yak-42 que costó la vida a 62 militares españoles que regresaban de su misión en Afganistán, hace ahora seis años. Y ayer, esa máxima solemne se volvió contra él.

El ex ministro de Defensa, tras conocer la sentencia que condena a tres de sus antiguos subordinados a penas de cárcel por los errores cometidos en la identificación de los cadáveres de la catástrofe aérea, se olvidó de la doctrina que él mismo defendió con vehemencia en el hemiciclo del Congreso hace ya 14 años, y rechazó asumir responsabilidades políticas y renunciar a su escaño de diputado. Mariano Rajoy le respaldó de forma implícita con su silencio, aunque desde que se inició la vista oral del juicio, el pasado 24 de marzo, el líder del PP ha avalado en repetidas ocasiones la actuación de su estrecho colaborador.

Trillo, que en 1995 ocupaba, como ahora, el cargo de portavoz de Justicia del PP en el Congreso, reprochó al entonces presidente del Gobierno, Felipe González, que se escudase en su secretaria particular, Pilar Navarro, para eludir responsabilidades por la supuesta utilización fraudulenta de fondos reservados. En una tensa y bronca sesión plenaria, González, acosado por una interminable sucesión de escándalos políticos que, a la postre, le llevaría a perder las elecciones generales del año siguiente, echó balones fuera cuando Trillo le preguntó si había autorizado a su secretaria a cobrar un talón de 28 millones de pesetas procedentes de los fondos reservados.

González descargó la responsabilidad del cobro del talón sobre su secretaria, al asegurar que ésta gozaba de su absoluta confianza para emplear el dinero procedente de los fondos reservados en las necesidades del palacio de La Moncloa. Y añadió que él no se ocupaba de las tareas de administración y contabilidad porque se fiaba de "la persona que las realiza", es decir, su secretaria particular.

En su réplica, Trillo, que llegó a acusar a González de haber cometido un delito de malversación de fondos públicos, se mostró implacable. El que más tarde fuera presidente del Congreso, y ministro de Defensa cuando se produjo el accidente del Yak-42, respondió así a González, como quedó recogido en las actas de la sesión plenaria celebrada el 14 de junio de 1995: "Usted es el preceptor de este dinero. Una secretaria particular no tiene competencias propias; hace lo que su jefe le ordena que haga, y las responsabilidades son imputables a su jefe, es decir, a usted, señor González". Y más adelante añadió: "No deje que el personal de su confianza tenga que dar la cara por usted".

¿Ha cambiado Trillo de criterio?

El general Vicente Navarro, condenado ayer a tres años de prisión por las identificaciones erróneas de 30 de los 62 cadáveres del Yak-42, también gozaba de la plena confianza de Trillo, su jefe directo, cuando ocurrió la catástrofe aérea. De hecho, Navarro recibió el encargo de Trillo de repatriar los cuerpos de los militares fallecidos. ¿Por qué, entonces, el ahora portavoz de Justicia del PP se negó ayer a asumir ninguna responsabilidad política, la misma que exigió a González hace 14 años? ¿Tal vez Trillo ha cambiado de criterio con el paso del tiempo?

Ayer fue imposible averiguarlo, porque el ex ministro de Defensa, que convocó a los medios de comunicación en la sede central del PP, en la calle Génova de Madrid, no admitió preguntas de los periodistas. En lugar de eso, Trillo se limitó a leer un comunicado, en el que afirmó que el general Navarro y sus otros dos subordinados condenados por la Audiencia Nacional, el comandante José Ramírez y el capitán Miguel Sáez, actuaron de "buena fe". Y añadió, antes de arremeter contra quienes le han condenado en lo que calificó de "juicio paralelo" contra el ex ministro: "Respeto la sentencia, pero no la comparto".

Quienes tampoco comparten, al menos en su totalidad, la sentencia hecha pública ayer son los familiares de los 62 militares fallecidos. El presidente de la asociación que agrupa a la mayoría de ellos, Miguel Ángel Sencianes, dijo que el fallo de la Audiencia Nacional "no cierra las heridas" porque, a su juicio, "falta por determinar quiénes fueron los responsables políticos", en una clara alusión a Trillo.

El ex ministro de Defensa también recibió críticas feroces por parte del PSOE. Tal vez la más dura fue la del diputado y miembro de la Ejecutiva socialista Antonio Hernando, que afirmó que si Trillo "supiese lo que es el honor y tuviese un poco de vergüenza, no permanecería ni una hora más en su escaño". Por su parte, la ministra de Defensa, Carme Chacón, al ser abordada por los periodistas en los pasillos del Congreso para conocer su valoración de la sentencia, aseguró que "los verdaderos responsables están ahí sentados". Esta acusación indignó al diputado del PP Arsenio Fernández de Mesa, íntimo amigo de Trillo, que calificó de "bajeza moral" las palabras de la ministra.            

La frase es tan contundente y demoledora que admite muy pocas interpretaciones: "Un subordinado hace lo que su jefe le ordena que haga, y las responsabilidades son imputables a su jefe". La pronunció Federico Trillo el 14 de junio de 1995 en el Congreso, con luz y taquígrafos, mucho antes del accidente del Yak-42 que costó la vida a 62 militares españoles que regresaban de su misión en Afganistán, hace ahora seis años. Y ayer, esa máxima solemne se volvió contra él.