Una Diada catalana muy a la baja

La 'Diada' catalana del 11 de septiembre alcanzó este año en Barcelona mínimos históricos en todos sus aspectos. Muy llamativa fue la fuerte disminución del número de banderas catalanas colgando de los balcones del centro de la capital. A pesar de ser algo visible, este hecho fue ignorando por radios y televisiones locales.

También hubo una fuerte reducción de los tenderetes dedicados a vender banderas, pegatinas y algunos libros, todo de un contenido militante. Varios responsables de dichos puestos de venta indicaron a El Confidencial que no esperaban lograr los ingresos de años anteriores.

 

Asimismo, la asistencia a los actos públicos matinales fue claramente inferior a la de cualquier año precedente. Según la agencia EFE, fuentes de la Generalitat manifestaron que entre 12.000 y 15.000 personas asistieron a un acto institucional en el Parque de la Ciudadela. Los temas del Estatuto y de la financiación, que nunca han provocado reacciones populares, parecían olvidados.

Un oficial de la Policía Municipal precisó a El Confidencial, que consideraba aquellas cifras “francamente exageradas”. En todo caso, todas las fuentes coincidían en que la presencia popular fue inferior a la estimación oficial de 20.000 personas, facilitada el año pasado.

Hubo también abucheos y silbidos contra les representantes de todos los partidos cuando éstos efectuaron ofrendas florales al monumento a Rafael de Casanova (1660-1743). Éste fue el consejero jefe de la ciudad de Barcelona en el momento de su captura por las tropas borbónicas, el 11 de septiembre del 1714, en el marco de la Guerra de Sucesión española. Cataluña se había identificado con la Casa de Austria.

Jóvenes más radicales que Esquerra

Las protestas procedían de grupos de jóvenes independentistas, que también proferían gritos de “traidores”. Su radicalismo extremo quedaba acreditado por el hecho de que increparan a los dirigentes de Esquerra.

Una novedad fue el incremento de banderas independentistas. Se trata de la catalana con un triángulo azul y una estrella blanca, ambos idénticos a los propios de la bandera cubana. No se trata del azar. Este diseño obtuvo carta de naturaleza en el congreso independentista catalán celebrado en la Habana en septiembre del 1928. Fue organizado y presidido por el coronel Francesc Macià, que el 1931 se convirtió en el primer presidente de la Generalidad republicana.

Otro cambio en el mismo ámbito fue la aparición de una bandera llamada del ave fénix. Consiste en la cruz de San Jorge (roja sobre fondo blanco) con dicha ave heráldica encima. Había sido usada en Cataluña a mediados del siglo XIX y hasta ahora estaba totalmente desaparecida. Era una rareza histórica.

Era difícil percibir el contenido de ‘Diada Nacional de Catalunya’. Posiblemente, la mayoría de los escasos asistentes estaban presentes por razones festivas o de curiosidad, acompañados de un sentimiento de identificación con Cataluña que hoy está fuertemente afectado por una gran decepción respecto a la política. A su lado, pero separados y diferenciados, estaban grupos de jóvenes, de un radicalismo que siempre ha sido minoritario en Cataluña. Pero quizás ahora algo menos, o quizás tan sólo más visible.

En las ciudades del resto de Cataluña, la ‘Diada’ fue celebrada también en tono mayoritariamente festivo y, en general, con una asistencia comparable a la los demás años. Es decir, sin la caída apreciada en Barcelona.