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Menos impuestos contra la crisis
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Menos impuestos contra la crisis

En tiempo de crisis, inyectar dinero en la economía. El PSOE y el PP se muestran dispuestos a recurrir a esta vieja fórmula keynesiana si la

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Menos impuestos contra la crisis

En tiempo de crisis, inyectar dinero en la economía. El PSOE y el PP se muestran dispuestos a recurrir a esta vieja fórmula keynesiana si la desaceleración y el hundimiento bursátil se trasladan a la economía real y sobreviene una crisis. Pero con matices. El Gobierno insiste en que no hacen falta medidas, aunque si el problema persiste, reconoce, estudiará “estímulos fiscales”. Por su parte, los populares proponen una drástica reforma fiscal para que cuatro de cada diez contribuyentes dejen de pagar el IRPF.

Todo gira alrededor del superávit, las saneadas cuentas públicas logradas en tiempo de bonanza económica. Desde que existe superávit, el año 2005, el vicepresidente económico Pedro Solbes lo ha destinado en su totalidad a reducir la deuda pública. Su objetivo es rebajarla en 2008 al 34% del PIB y dejarla en 308.000 millones de euros.

Ya lo dijo Richard Nixon, en 1971: “We are all keynesians now”, ahora somos todos keynesianos. Se refería a la tentación que tienen los gobernantes a recurrir a esas viejas fórmulas socialistas consistentes en aumentar el gasto público cuando arrecia la crisis. Obviando el detalle de que ese dinero sale de los ciudadanos. Así, en 2007 se calcula que el superávit superará el 2% del PIB (20.000 millones de euros), de los cuales el 0,8% corresponde a la administración central.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insiste en que no hay medidas a la vista ante la debacle bursátil porque España está sobre un buen barco y dispone de cuentas saneadas para afrontar temporales. Ahora bien, el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, admitió ayer a la cuarta pregunta de los periodistas que cabe la posibilidad de “considerar estímulos fiscales” si el crash se traslada a la economía real. Pero Solbes, al igual que el resto de los ministros de los 15 países del euro, cree que las aguas regresarán pronto a su cauce, sin necesidad de soluciones de urgencia.

El PSOE y el PP tienen previsto aprobar sus programas económicos este fin de semana. El primero, durante una Conferencia Política; el segundo, en dos tandas: el próximo viernes Mariano Rajoy presenta la reforma fiscal ante empresarios catalanes y el fin de semana debate el resto de las medidas en una Conferencia Económica con un centenar de expertos, la mayoría provenientes de la anterior administración popular.

El redactor del programa socialista, Jesús Caldera, reitera que, si hay margen, bajarán los impuestos a trabajadores, pensionistas y pymes. “Es la misma filosofía que tenemos ahora –señalan en fuentes gubernamentales-. Siempre que hay margen, este Gobierno devuelve al ciudadano la recaudación. Pero eso no tiene que ver con que haya o no una crisis”. Estas fuentes destacan que así ha ocurrido con la rebaja de 2,5 puntos del Impuesto de Sociedades o la deflactación de la tarifa del IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas).

Los socialistas se encuentran ante una encrucijada: compatibilizar una rebaja fiscal con una legislatura que planean dedicar a grandes gastos sociales. Medidas que tirarán del presupuesto del Estado en un escenario que requiere un crecimiento del empleo creciente y cuando han prometido que en 2009 suprimirán el Impuesto del Patrimonio (que suponen 1.400 millones).

En cambio, el escenario del PP contempla las tormentas económicas. Ahora bien, los socialistas calculan que la reforma fiscal del PP supone un coste de 30.000 millones de euros. O, lo que es lo mismo, “la mitad del gasto actual de los ministerios ¿De dónde van a sacar el dinero?”, desafían fuentes socialistas.

Ocho millones de personas no pagarán IRPF

En tiempo de crisis, inyectar dinero en la economía. El PSOE y el PP se muestran dispuestos a recurrir a esta vieja fórmula keynesiana si la desaceleración y el hundimiento bursátil se trasladan a la economía real y sobreviene una crisis. Pero con matices. El Gobierno insiste en que no hacen falta medidas, aunque si el problema persiste, reconoce, estudiará “estímulos fiscales”. Por su parte, los populares proponen una drástica reforma fiscal para que cuatro de cada diez contribuyentes dejen de pagar el IRPF.