La diplomacia argelina cree que sólo el Rey podría solucionar el “fiasco industrial” de Repsol y GN

“Sólo una persona goza del prestigio suficiente para mediar en este fiasco: el rey don Juan Carlos”. Aun así, fuentes diplomáticas argelinas ven con pesimismo que se pueda alcanzar una solución entre Argelia y España respecto a la decisión de la empresa estatal Sonatrach de romper su acuerdo con Repsol YPF y Gas Natural para desarrollar el proyecto gasista de Gassi Touil en ese país del Magreb.

Estas fuentes destacan que el rey de España “tiene un prestigio extraordinario” en Argelia, por cuanto siempre les ha tendido una mano para estabilizar el país tras la cruenta guerra civil surgida en 1989 a través de mensajes y gestiones discretas. Pero desmienten que el monarca haya intercedido, por ahora, en la ruptura empresarial decidida por los argelinos.

La lista de los españoles que podrían establecer lazos de confianza con Argelia para encontrar una salida a la ruptura empresarial es bien corta: acaba con el monarca, “desgraciadamente”, sentencian estas fuentes. Así, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, es considerado entre la diplomacia argelina como el “eje central del lobby promarroquí en España” ante el conflicto del Sáhara y que, además, “extiende esa influencia a favor de Marruecos entre los países de América Latina”. Por su parte, el ministro de Industria, Joan Clos, es calificado como “un político que defiende más los intereses de Gas Natural que un acuerdo estratégico con nosotros”.

Los argelinos consideran que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha dado un giro político respecto al Sáhara, de tal forma que la actual postura española es percibida en el país magrebí como “una forma de hostilidad”, una agresión. Fuentes argelinas reconocen que la posición política de España ante Marruecos ha podido influir en la decisión final de Sonatrach que, de todas formas, la circunscriben en el ámbito estrictamente empresarial.

Si hay un beneficiario de la ruptura, éste parece ser Francia. Su presidente, Nicolas Sarkozy, ofreció en julio un acuerdo estratégico a los argelinos a través de la empresa pública Gaz de France (GDF) y Sonatrach. Mientras, el poderío energético francés se acrecienta con la fusión entre la empresa pública gala y la privada Suez.

Desde el punto de vista empresarial, Sonatrach parece dispuesta a asumir el coste financiero de la ruptura, que ayer calificó de “fiasco empresarial”, mientras que Repsol YPF y Gas Natural reclamarán daños y perjuicios por la “apropiación” del proyecto gasista. La empresa argelina argumenta que los españoles incumplieron el contrato, con retrasos e incrementos de costos, pero el trasfondo reside en una frustración argelina: no haberse convertido en el socio estratégico de España.

La crisis es una ruptura anunciada. Arrancó hace dos años, pero culminó el pasado 8 de mayo con las limitaciones puestas a Sonatrach por parte de la Comisión Nacional de la Energía para la venta directa de gas natural en España. Los argelinos aspiraban a vender en el mercado español, de forma directa, 3.000 millones de metros cúbicos, pero la CNE lo limitó a 1.000 millones anuales. Es una de las barreras establecida por las autoridades españolas a los derechos políticos de Sonatrach en el consorcio de Medgaz (donde tienen el 36% de las acciones), tras la salida de la firma británica British Petroleum. El ministro de Energía, Chakib Jelil, acusó a España de haber adoptado una posición "discriminatoria" hacia Argelia.

El giro de Gas Natural

Según las fuentes argelinas, otro de los factores que ha influido es la actitud de Gas Natural. Dirigida con visión financiera, presionada por la búsqueda de buenos resultados para presentar en la bolsa, sus ejecutivos creen que pueden obtener gas natural en otros mercados, como Qatar o Egipto.