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Defensa rebaja la condecoración a la soldado muerta en Afganistán
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Defensa rebaja la condecoración a la soldado muerta en Afganistán

Cuando se trata de muertes en actos de guerra y conflictos como los de Afganistán, Zapatero sigue manteniendo un perfil bajo. Las únicas palabras de condolencia

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Defensa rebaja la condecoración a la soldado muerta en Afganistán

Cuando se trata de muertes en actos de guerra y conflictos como los de Afganistán, Zapatero sigue manteniendo un perfil bajo. Las únicas palabras de condolencia que se le han oído al presidente del gobierno fueron ayer de madrugada. Para más inri, el gesto del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de acudir esta madrugada al aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, a recibir los restos mortales de la soldado muerta en Afganistán, Idoia Rodríguez Buján, y acompañar a en su dolor a la familia, ha sido eclipsado por la decisión del Ministerio de Defensa de rebajar la condecoración a la fallecida –Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo-- a un segundo nivel, como si no hubiera muerto en un acto de guerra.

En efecto, la medalla al mérito militar con distintivo amarillo que se ha impuesto a la fallecida a título póstumo equivale a la que se otorga a otros militares que pierden la vida en acto de servicio en el territorio nacional y a aquellos que sin sufrir heridas prestan servicios extraordinarios más allá de su obligación, por ejemplo, atendiendo heridos o, simplemente, facilitando comunicaciones que permiten realizar operaciones de salvamento.

El precedente

Los oficiales consultados no dudan de que Idoia Rodríguez merecía la Cruz con distintivo rojo porque ha muerto en acto de servicio en un país en guerra. Aunque la mina anticarro que acabó con su vida reviste las características de un atentado terrorista, los militares consultados señalan que los atentados, sabotajes, trampas y ardides forman parte de las técnicas guerrilleras que emplea el enemigo, en este caso, los talibanes, contra los militares de las fuerzas internacionales que operan en su territorio.

Las fuentes consultadas recuerdan que el Gobierno de Rodríguez Zapatero hizo justicia a los siete agentes del CNI asesinados en 2003 en una emboscada en Iraq al rectificar la decisión del entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, y concederles la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo, por entender que murieron en una acción de guerra. En el caso de la soldado fallecida y de sus dos compañeros heridos en Afganistán han concurrido –salvando las distancias y las diferencias en el método de la agresión-- unas circunstancias equiparables.

Más medios

Entre tanto, los militares reconocen la necesidad de ampliar los medios y las condiciones de seguridad de una misión cuya dimensión de apoyo a la retaguardia de las fuerzas francesas, británicas y norteamericanas que combaten en el sur a los talibanes es cada vez más amplia y, eufemismos aparte, puede considerarse se guerra. Los dieciséis ataques sufridos en los últimos meses revelan una actividad creciente de los talibanes que se han colado desde el sur del país y comienzan a actuar, con el posible apoyo de los pastunes, en unas zonas que como la provincia de Herat eran consideradas seguras.

El Estado Mayor de la Defensa y el jefe de la fuerza de maniobra y responsable de las misiones en el exterior, teniente general Bernardo Álvarez del Manzano, estudian la forma de reforzar la inteligencia militar, dotándola de más medios económicos y humanos, y el posible envío de aviones espía, no tripulados, que pueden inspeccionar el territorio y detectar grupos de guerrilleros y armamento pesado. El Gobierno ha decidido comprar cuatro aparatos de ese tipo, como los que poseen Israel, Francia y Estados Unidos.

En todo caso, la decisión del Ejecutivo de mantener un perfil bajo de la misión en Afganistán como parte de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) obliga a los militares a no plantear unos planes que impliquen un aumento del contingente superior a los 300 soldados sobre los 700 que se hallan repartidos entre la base avanzada de Herat y la localidad de Kala-i-Naw.

Cuando se trata de muertes en actos de guerra y conflictos como los de Afganistán, Zapatero sigue manteniendo un perfil bajo. Las únicas palabras de condolencia que se le han oído al presidente del gobierno fueron ayer de madrugada. Para más inri, el gesto del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de acudir esta madrugada al aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, a recibir los restos mortales de la soldado muerta en Afganistán, Idoia Rodríguez Buján, y acompañar a en su dolor a la familia, ha sido eclipsado por la decisión del Ministerio de Defensa de rebajar la condecoración a la fallecida –Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo-- a un segundo nivel, como si no hubiera muerto en un acto de guerra.