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Clos, un ‘dandy’ en Industria
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Clos, un ‘dandy’ en Industria

Joan Clos estrena hoy despacho. El ministro de transición, lo llaman. Más prudente que en días anteriores, el nuevo titular de Industria no quiso desvelar el

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Clos, un ‘dandy’ en Industria

Joan Clos estrena hoy despacho. El ministro de transición, lo llaman. Más prudente que en días anteriores, el nuevo titular de Industria no quiso desvelar el sábado quién será su nuevo secretario de Energía. Ni las claves de su gestión. En su primer discurso ante el sector, Clos desmintió también que vaya a responsabilizarse de Justicia, en alusión a que la víspera había prometido el cargo como ministro de “Justicia, Turismo y Comercio”.

Habrá que acostumbrarse: sus deslices son frecuentes cuando actúa bajo presión. Ya los comete en catalán. Hijo de agricultores de Parets del Vallès, Clos suele recurrir a expresiones chocantes, como cuando dice que hay que hacer las cosas amb sense (sin/con miedo). Una expresión familiar, dice.

Sus meteduras de pata suelen ocurrir en acto públicos, con la masa popular. En la distancia corta, Clos despliega una gran confianza en sí mismo. Más si sus interlocutores son empresarios, consejeros… Ahí le sale la vena de chico bien y gestor eficaz.

Los que lo conocen sostienen que es un buen técnico y un político de segundo nivel que sabe aprovechar las oportunidades. Primero recuperó el sistema sanitario de Barcelona. Luego saneó las cuentas municipales tras los Juegos Olímpicos de 1992 -ahí se convirtió en el hereu de Pasqual Maragall-; reconvirtió la zona de Pobla Nou; construyó el distrito 22@; sacó adelante el Forum del que nadie supo nunca de qué iba… Y comenzó su declive con la crisis del hundimiento del barrio de El Carmel.

Padre de la Barcelona diseñada -todo en su sitio, hasta el despotismo final-, Clos quiso aprender a navegar y se hizo con título y barco de vela. Quiso volar, y cambió barco por avioneta, las del aeroclub de Sabadell.

Anestesista de profesión, le gusta exhibir sus habilidades como piloto. En avioneta llevó al arquitecto Frank Gehry para decidir la ubicación final de la Torre de La Sagrera. Será una construcción -de diseño- que estará ubicada en la futura transformación urbanística de La Sagrera cuando llegue el tren de Alta Velocidad en el año 2009.

Algún director de periódico ya declinó una invitación similar del alcalde para viajar en avioneta a Toulouse y conocer el impacto en la zona de la compañía aeronáutica europea EADS, propietaria de Airbus.

A Clos le ronda algo en la cabeza: convertir Barcelona en un gran polo aeronáutico de empleo, asociada a Toulouse. En Barcelona se fundó en 1904 la Hispano-Suiza, la primera fábrica de motores de aviación de España que quebró en la Guerra Civil y cuya producción se trasladó luego a Sevilla.

Al nuevo ministro le gusta tanto el diseño que hasta sus asesores le recomendaron que no vistiera tan bien como alcalde. Ahora podrá recuperar el tiempo perdido, y volver a sus trajes de Toni Miró o de Armand Bassi.

De sus asesores sólo se sabe con certeza que Ana Belén Moreno le acompañará en la nueva etapa como ministro de Industria. Será su jefa de prensa. Se desconoce si se traerá consigo a su jefa de gabinete en la sombra, Assumta Escarp, su otro “yo” que es la actual jefa de distrito de L’Eixample. Pero pocas personas podrá reclutar para su equipo sin la aquiescencia del PSC y, por lo tanto, de José Montilla. Y su antecesor está molesto por sus recientes declaraciones sobre un posible pacto con Alemania sobre E.On, opiniones que fueron contradictorias con las que decía el entonces ministro.

Joan Clos estrena hoy despacho. El ministro de transición, lo llaman. Más prudente que en días anteriores, el nuevo titular de Industria no quiso desvelar el sábado quién será su nuevo secretario de Energía. Ni las claves de su gestión. En su primer discurso ante el sector, Clos desmintió también que vaya a responsabilizarse de Justicia, en alusión a que la víspera había prometido el cargo como ministro de “Justicia, Turismo y Comercio”.