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El sector duro de CiU insiste en votar ‘no’ al Estatut para obligar al Tripartito a adelantar las elecciones a primavera
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El sector duro de CiU insiste en votar ‘no’ al Estatut para obligar al Tripartito a adelantar las elecciones a primavera

El considerado por muchos como un órdago de CiU, que no iba a pasar de una simple amenaza, puede convertirse en realidad. Miembros con importante peso

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El sector duro de CiU insiste en votar ‘no’ al Estatut para obligar al Tripartito a adelantar las elecciones a primavera

El considerado por muchos como un órdago de CiU, que no iba a pasar de una simple amenaza, puede convertirse en realidad. Miembros con importante peso en el seno de la formación nacionalista presionan en las últimas semanas a su líder, Artur Mas, para que la coalición se decante finalmente por el ‘no’ en la votación que la próxima semana decidirá el futuro del polémico nuevo Estatut. Así lo han confirmado a El Confidencial fuentes políticas catalanas conocedoras de las intensas negociaciones que en las últimas semanas mantienen todos los partidos del Parlament para salvar la reforma.

En concreto, estas fuentes señalan a David Madí, portavoz de Convergencia Democrática de Catalunya -uno de los dos partidos que conforman CiU- como el gran muñidor de la propuesta. Madí, considerado el estratega de Mas, intenta convencer a los máximos dirigentes de su partido -que el próximo 26 de septiembre, dos días antes del inicio del pleno, celebrarán un decisivo Consejo Nacional- para que digan ‘no’, ya que así no sólo derribarán el Estatut sino también al Gobierno tripartito de Pasqual Maragall.

Madí y los que le apoyan están convencidos de que, tras el hipotético fracaso de la reforma, ERC “no aguantará” como parte de un Ejecutivo que no ha sido capaz de sacarla adelante. Aseguran, incluso, que su salida no se producirá más tarde del próximo mes de febrero, provocando el adelanto de las elecciones autonómicas para la primavera. Unos comicios en los que el sector duro de CiU está convencido de recuperar el terreno perdido y recobrar el poder perdido hace dos años.

La estrategia de Madí incluye el inicio de una doble campaña justo después de la votación del Estatut. Por un lado, para erosionar a ERC acusándola de estar “aferrada a la poltrona” y “supeditada al poder de Madrid” si se mantiene en el Govern. Por otra, para paliar el posible desgaste que ante el electorado nacionalista puede ocasionarle su voto negativo si no es bien explicado. De hecho, según las fuentes políticas consultadas, CiU ya ha entrado en contacto con los grupos Godó y Planeta para que, desde sus medios de comunicación, se les respalde frente al que consideran un seguro ataque de los afines a los partidos del Tripartito.

Partidarios y detractores

La propuesta de Madí no cuenta, ni mucho menos, con un apoyo unánime dentro de CiU, aunque sí con fuertes respaldos. De hecho, en algunos diarios se señala al ex president Jordi Pujol como uno de los partidarios del ‘no’. También se da por seguro el de Antoni Duran, líder de Unió Democrática de Catalunya (UDC), la otra pata de CiU. De hecho, ya intentó forzar la postura de la formación nacionalista el pasado 17 de septiembre, con ocasión del Consejo Nacional de su partido.

Según las fuentes políticas consultadas, Duran era partidario de que UDC se adelantase a sus socios en el anuncio del ‘no’ al Estatut y, así, forzar la decisión de éstos en este sentido. Sin embargo, los convergentes convocaron con urgencia para el día anterior un Comité Ejecutivo de CiU -el órgano conjunto de ambos partidos- en el que, siempre según estas fuentes, Mas puso firme a su rival, con el que ni si quiera se cruzó la mirada durante la reunión. Duran, finalmente, aceptó la disciplina de partido.

El considerado por muchos como un órdago de CiU, que no iba a pasar de una simple amenaza, puede convertirse en realidad. Miembros con importante peso en el seno de la formación nacionalista presionan en las últimas semanas a su líder, Artur Mas, para que la coalición se decante finalmente por el ‘no’ en la votación que la próxima semana decidirá el futuro del polémico nuevo Estatut. Así lo han confirmado a El Confidencial fuentes políticas catalanas conocedoras de las intensas negociaciones que en las últimas semanas mantienen todos los partidos del Parlament para salvar la reforma.