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Vientos de cambio en la Reserva Federal: ¿las seis últimas citas con Bernanke?
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SU MANDATO AL FRENTE DE LA FED FINALIZA EL 31 DE ENERO

Vientos de cambio en la Reserva Federal: ¿las seis últimas citas con Bernanke?

Lo dejó caer, como si fuera un asunto menor, en la rueda de prensa posterior a la reunión de los días 19 y 20 de marzo.

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Vientos de cambio en la Reserva Federal: ¿las seis últimas citas con Bernanke?

Lo dejó caer, como si fuera un asunto menor, en la rueda de prensa posterior a la reunión de los días 19 y 20 de marzo. “No creo que sea la única persona del mundo capaz de gestionar la estrategia de salida de la crisis”, comentó entonces Ben Bernanke. ¿Qué quería decir? ¿Estaba anticipando el presidente de la Reserva Federal (Fed) que no iba a seguir al término de su actual mandato, que vence el 31 de enero de 2014? Estas sospechas han ido creciendo –y confirmándose- desde entonces y ahora constituyen un ingrediente más ante los trascendentales meses que aguardan al banco central norteamericano hasta entonces, comenzando por la relevante reunión de los días 18 y 19 de junio. 

Bernanke pasó a ostentar el bastón de mando de la Fed el 1 de febrero de 2006. Se convirtió así en el decimocuarto presidente de la entidad desde su fundación. En ese momento, parecía que su principal desafío iba a consistir en tomar el relevo del entonces venerado Alan Greenspan. Pero no. Su gran reto le esperaba a la vuelta de la esquina: la Gran Recesión, la mayor crisis financiera y económica desde el crac de 1929 y la Gran Depresión, esa que Bernanke había estudiado en sus años de doctorado. 

Con el tiempo, ese estudio, combinado con el ejemplo vivo que representa Japón, ha resultado clave: Bernanke ha plantado cara a la crisis con unas medidas monetarias sin precedentes en la institución. Dentro de lo convencional y, sobre todo, fuera de lo convencional. En el primer terreno, redujo los tipos de interés al mínimo histórico del 0-0,25% en diciembre de 2008 y aún siguen ahí. Es más, todo indica que será difícil que suban antes de 2015.  

¿Qué más puede hacer un banquero central cuando los intereses ya están en el 0%? Pues adentrarse en el territorio de las medidas monetarias extraordinarias. Como las que el propio Bernanke mencionó en un discurso, que el paso del tiempo ha revelado profético, en 2002. Entre ellas sobresalen las masivas compras de activos que ha realizado desde finales de 2008 mediante tres rondas distintas de expansión cuantitativa -QE1, QE2 y el actual QE3-, con las que ha adquirido deuda hipotecaria y pública por un valor que ya ronda los 3 billones de dólares. 

¿Cuándo y cómo dar marcha atrás? 

Con todo el arsenal monetario sobre la mesa, la posibilidad de que Bernanke renuncie a un tercer mandato -fue reelegido para un segundo en 2010- alimenta aún más la incertidumbre acerca de cuándo y cómo actuará la Fed para dar marcha atrás a esa batería de medidas. Esta aventura podría comenzar la próxima semana, en la reunión de los días 18 y 19 de junio. Si se confirman las impresiones que transmite Bernanke, será la primera de sus seis últimas reuniones al frente de la institución. Y aún hay más: si, además, se confirman las expectativas de que podría aminorar ya mismo los estímulos o, al menos, preparar el terreno para hacerlo a finales de julio, se trataría del comienzo de su última misión: marcar el rumbo sobre el modo en que se retirarán las extraordinarias medidas de los últimos años. 

La trascendencia de la cita de la próxima semana ha ido creciendo desde finales de mayo. Sobre todo, después de que el propio Bernanke admitiera el 22 de mayo que podría reducirse el ritmo de las compras del QE3, que ahora ascienden a 85.000 millones de dólares al mes, "en una de las próximas reuniones". Desde entonces, varios representantes de la institución han sugerido la misma idea, con lo que se ha generado la expectación de que la Fed podría pisar el freno este mismo mes

Como los estímulos de la entidad estadounidense han sido un catalizador fundamental en la adopción de riesgos por parte de los inversores, la simple posibilidad de que pueda empezar a recular ha disparado los nervios y las ventas en renta variable y deuda pública, principalmente, en las tres últimas semanas. "Aunque es una inquietud legítima, no creemos que los inversores bursátiles deban preocuparse en exceso por esta cuestión", matizan desde Fidelity. 

Exponen dos motivos para justificar su visión. El primero, que "la relajación cuantitativa no va a terminar a corto plazo". El matiz resulta clave, porque una cosa es que la Fed pueda ir frenando las compras y otra que las vaya a retirar por completo. En caso de que actúe ya la próxima semana, lo hará reduciendo el volumen mensual de adquisiciones, no interrumpiéndolas por completo. Es decir, la Fed no pasará de 100 a 0 en un único paso, sino que aminorará las compras de forma gradual. Por tanto, y aunque con un menor tamaño, parece que el QE3 seguirá activo al menos hasta finales de 2013. 

En cuanto al segundo motivo, desde Fidelity subrayan que un cambio de estrategia también conllevaría un elemento positivo que no se puede obviar. "Un endurecimiento monetario probablemente indique una normalización de la política monetaria como consecuencia de que la recuperación económica de EEUU ha entrado en una fase más firme", argumentan. O lo que es lo mismo, el mantenimiento de los estímulos constituye un síntoma negativo en la medida en que delata que la recuperación todavía es vulnerable. 

Abanico de candidatos

Con la creciente sensación de que, en efecto, no habrá una tercera ración de Bernanke, las quinielas para sustituirle ya están abiertas. En ese abanico figuran candidatos habituales, como John Taylor, Glenn Hubbard, Larry Summers o Stanley Fischer -que dejará el Banco de Israel a finales de este mes-; otros que ya conocen la casa y que han contraído méritos durante la crisis, como el ex presidente de la Fed de Nueva York y ex secretario del Tesoro Timothy Geithner; y la que podría ser la primera mujer en presidir uno de los grandes bancos centrales del mundo, la actual vicepresidenta Janet Yellen

Todos ellos estarán pendientes de los próximos -y posiblemente últimos- pasos de Bernanke, porque determinarán la herencia que recibirán. En especial, prestarán atención al modo en que vaya enfrentándose a la disyuntiva que él mismo mencionó el 22 de mayo. Por un lado, admitió que existe la amenaza de actuar tarde y de que estallen los "riesgos" de su actual estrategia, porque no niega que "los tipos de interés muy bajos, si son mantenidos durante mucho tiempo, podrían afectar a la estabilidad financiera". Por otro, figura un segundo peligro: el de precipitarse y arruinarlo todo. "Un endurecimiento prematuro de la política monetaria (...) podría traer consigo un sustancial riesgo de frenar o acabar con la recuperación económica y provocar que la inflación cayera más", advirtió. Pasarse o quedarse corto, he ahí su dilema. Y probablemente el de su sucesor. 

Lo dejó caer, como si fuera un asunto menor, en la rueda de prensa posterior a la reunión de los días 19 y 20 de marzo. “No creo que sea la única persona del mundo capaz de gestionar la estrategia de salida de la crisis”, comentó entonces Ben Bernanke. ¿Qué quería decir? ¿Estaba anticipando el presidente de la Reserva Federal (Fed) que no iba a seguir al término de su actual mandato, que vence el 31 de enero de 2014? Estas sospechas han ido creciendo –y confirmándose- desde entonces y ahora constituyen un ingrediente más ante los trascendentales meses que aguardan al banco central norteamericano hasta entonces, comenzando por la relevante reunión de los días 18 y 19 de junio.