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Susto o muerte: Bernanke teme pisar el freno demasiado pronto... o demasiado tarde
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CRECE EL DEBATE EN LA ENTIDAD

Susto o muerte: Bernanke teme pisar el freno demasiado pronto... o demasiado tarde

Esta vez no defraudó. La doble cita que el mercado tenía ayer con la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, respondió a las expectativas.

Esta vez no defraudó. La doble cita que el mercado tenía ayer con la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, respondió a las expectativas. En esas dos raciones se esperaban pistas sobre el futuro de la tercera ronda de estímulos cuantitativos (QE3). Y llegaron. Lo hicieron como suele ocurrir con los bancos centrales, de forma sutil. Pero en los detalles están los diablos monetarios. Y lo que mostraron ayer esos matices es que la entidad se debate entre dos miedos: el de precipitarse... y el de inflar nuevas burbujas. 

El show de la Fed lo abrió su presidente, Ben Bernanke, que compareció en el Congreso norteamericano. Ninguno de sus predecesores en la casi centenaria historia de la institución ha ido tan lejos con los estímulos monetarios. Dentro de lo convencional, situó los tipos de interés más bajos que nunca en diciembre de 2008 y los sigue manteniendo ahí cuatro años y medio después; y fuera de lo convencional, desde finales de 2008 ha metido en el sistema casi 3 billones de dólares nuevos a través de las compras de deuda privada y pública que ha realizado con sus tres rondas de estímulos cuantitativos, más conocidas como QE1, QE2 y QE3. Esta última está vigente desde septiembre de 2012 y actualmente consiste en la impresión de 85.000 millones de dólares cada mes que se canalizan al sistema mediante adquisiciones de deuda hipotecaria -40.000 millones- y deuda pública -los otros 45.000 millones-. 

Durante su intervención inicial, Bernanke calentó el terreno con los mensajes de costumbre. A saber, que la recuperación sigue su curso pero no termina de asentarse, como evidencia principalmente una tasa de paro que aún se encuentra en el 7,5%; y que "la política monetaria está proporcionando beneficios significativos en el actual contexto económico". 

A partir de ahí, llegó lo importante. Reconoció que las excepcionales condiciones monetarias actuales "tienen costes y riesgos", como los "muy bajos rendimientos" que obtienen los ahorradores que invierten en depósitos o deuda pública y otro, "que hay que tomar muy seriamente", como admitió Bernanke, que es "la posibilidad de que los tipos de interés muy bajos, si son mantenidos durante mucho tiempo, podrían afectar a la estabilidad financiera". Pero junto a este miedo hay otro. "Un endurecimiento prematuro de la política monetaria (...) podría traer consigo un sustancia riesgo de frenar o acabar con la recuperación económica y provocar que la inflación cayera más", advirtió. 

...Y llegan las actas

El dilema, por tanto, está servido. ¿Y su solución? Pues Bernanke, con esa ambivalencia tan propia de los banqueros centrales, hizo funambulismo. Por un lado, sostuvo que por ahora el QE3, con sus 85.000 millones al mes, sigue vigente. Por otro, lanzó un aviso poco concreto, pero importante. Confesó que la Fed podría limitar las compras "en una de las próximas reuniones". 

La pista estaba ahí. Y su importancia creció cuando llegó la segunda parte del show: la publicación de las actas de la reunión de los días 30 de abril y 1 de mayo. Este documento confirmó los dos temores que habitan en el seno de la Fed: de un lado, la necesidad de que la recuperación envíe síntomas más contundentes para no retirar los estímulos de forma precipitada; y de otro, el miedo a que los mercados, que en EEUU están "demasiado boyantes", se pasen de la raya y retornen los excesos financieros -en este sentido, hubo mención explícita a la influencia de la ultraexpansiva política monetaria del Banco de Japón-. 

El peso del segundo temor está creciendo tanto, que incluso "un número de participantes expresaron su preocupación para ajustar a la baja las compras [del QE3] tan pronto como en la reunión de junio si la información económica recibida hasta entonces muestra evidencias de un crecimiento lo suficientemente fuerte y sostenido". 

Estos mensajes, además de provocar un auténtico carrusel de reacciones en Wall Street, el dólar y la deuda pública estadounidense, calentaron sobremanera la reunión de los días 18 y 19 de junio. La Fed, con Bernanke a la cabeza, la afronta con esos dos miedos. Frenar demasiado pronto o demasiado tarde. Susto o muerte. Es lo que tienen los experimentos monetarios. 

Esta vez no defraudó. La doble cita que el mercado tenía ayer con la Reserva Federal (Fed), el banco central de EEUU, respondió a las expectativas. En esas dos raciones se esperaban pistas sobre el futuro de la tercera ronda de estímulos cuantitativos (QE3). Y llegaron. Lo hicieron como suele ocurrir con los bancos centrales, de forma sutil. Pero en los detalles están los diablos monetarios. Y lo que mostraron ayer esos matices es que la entidad se debate entre dos miedos: el de precipitarse... y el de inflar nuevas burbujas.