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Apple y la crisis existencial de aprender a vivir sin el ‘tótem’ Jobs
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MICROSOFT YA PASÓ POR LO MISMO CON BILL GATES

Apple y la crisis existencial de aprender a vivir sin el ‘tótem’ Jobs

Ha vuelto a suceder. Esta semana Steve Jobs salió a la palestra para decir que lo deja. No es la primera vez, pero todo apunta a

Foto: Apple y la crisis existencial de aprender a vivir sin el ‘tótem’ Jobs
Apple y la crisis existencial de aprender a vivir sin el ‘tótem’ Jobs

Ha vuelto a suceder. Esta semana Steve Jobs salió a la palestra para decir que lo deja. No es la primera vez, pero todo apunta a que será la definitiva y, si algo se repite siempre cuando lo hace, es que los cimientos bursátiles de Apple se echan a temblar. La que hace apenas unas semanas fuera la empresa con mayor capitalización del mundo (por delante de la petrolera Exxon Mobil) está fuertemente vinculada a su alma máter y, prueba de ello, es que cada achaque de la delicada salud de Jobs queda reflejado en los resultados de una empresa poco acostumbrada en los últimos tiempos a las turbulencias bursátiles.

Aumentar en casi un 7.000% el valor en bolsa de la compañía en tan sólo 14 años forma parte de los míticos casi místicos que rodean a la figura de Steve Jobs. El hasta hace unos días consejero delegado de Apple ya anunció el pasado año 2004 que padecía un cáncer de páncreas, una noticia que no desalentó a los inversores y llevaron a Apple a aumentar el valor de sus acciones de 10 a 32 dólares con un sprint final de año que se tradujo en un repunte del 70% de su valor entre octubre y diciembre.

En 2009 la salud del CEO de Apple volvió a ser el centro de atención debido al anuncio de unos desequilibrios hormonales que culminaron con el anuncio en abril de que Jobs sería sometido a un trasplante de hígado. Ese mes los títulos de Apple se desplomaron casi un 8%, aunque ese año el trasatlántico imparable de la manzana cerró con un crecimiento del 132%. El anuncio de esta semana trajo una vez más los sobresaltos a los inversores –la compañía llegó a caer un 7% aunque acabó cerrando con pérdidas de apenas un 0,65%- y no han tardado en ir apareciendo las voces que dudan de la capacidad del sucesor de Jobs, Tim Cook, para ocupar el trono vacante. El pasado viernes los comentarios fueron todavía más contundentes cuando el portal TMZ publicó unas fotos en las que se aprecia visiblemente desmejorado a Jobs.

Sin embargo, Cook no es ni mucho menos un novato en estas lides. Cuenta con un impresionante curriculum tras pasar trece años en Apple como responsable de operaciones y director de la división Macintosh, labor que ha compaginado con su pertenencia al consejo de administración de Nike. Anteriormente fue vicepresidente de materiales corporativos de Compaq, jefe de operaciones de la división de distribución de Intelligent Electronics y pasó doce años en IBM.

Pese a que la manzana parece quedarse en buenas manos, desde Apple no quieren levantar la voz más de la cuenta, conscientes de la comprometida situación que deja la retirada de uno de los pilares maestros de la empresa, y llaman a mantener la calma. El pasado jueves los altos directivos de la compañía recibieron la consigna de apoyar sin reservas al nuevo CEO y a los empleados se les enviaron varios e-mails firmados por el propio Cook en los que se insistía en que el espíritu de la empresa no va a cambiar y se animaba a seguir en la misma línea de trabajo.

Por el momento los analistas han acogido con cauto optimismo esta maniobra corporativa. “La figura de Jobs no tiene por qué ser tan determinante como para poder echar abajo el amplio colchón con el que cuenta Apple” señalan desde UBS, si bien todos se apresuran a matizar que sus previsiones se refieren al corto plazo. Lo que parece ser una opinión común para los expertos es que el gran reto al que se enfrentará la compañía será el de continuar liderando y marcando la pauta a seguir en el negocio de la electrónica de consumo.

El precio objetivo a doce meses al que se espera que coticen las acciones de Apple se sitúa en 500 dólares –hoy cuestan poco más de 370- y su recomendación de compra es incuestionable. Las previsiones que manejan los analistas sitúan en más de 25.700 millones de dólares el beneficio con el que la manzana de oro espera cerrar su caja este año. No en vano esta cifra supondría 11.000 millones más de los que obtuvo en 2010.

La sombra y el reflejo de Microsoft

Resulta difícil hablar de Apple sin hacer referencia a Microsoft. Rivales durante décadas, compañeros de viaje durante otros tantos años, la compañía se forjó con el molde de la mano maestra de Bill Gates. En junio de 2006 dejó su cargo como presidente ejecutivo del consejo de administración para pasar a dedicar su tiempo en las labores de su fundación humanitaria. Aquel anuncio es recordado todavía hoy con nerviosismo por los inversores ya que en mes y medio las acciones de la compañía se dejaron un 20% de su valor en los parqués y hasta septiembre no volvieron a recuperar los niveles de antes del anuncio. El 27 de junio de 2008 Gates se despidió definitivamente de la empresa provocando caídas de más de un 9% en bolsa el mes posterior a su anuncio.

Ante Tim Cook se presenta uno de los mayores retos de la alta dirección con la exigencia de mantener el estándar de calidad e innovación de la marca, igualar el ingenio y la locuacidad de su mentor y saber calmar las aguas de unos mercados que a menudo suelen condenar sin contemplaciones. A esta difícil tarea ya se enfrentó en 2008 Steve Ballmer, sucesor de Bill Gates y hoy director ejecutivo de Microsoft Corporation. Desde entonces Ballmer ha ido capeando las críticas que le consideran menos arriesgado a la hora de tomar decisiones que su predecesor y los vaivenes de un sector como el de la tecnología de consumo y las aplicaciones informáticas, basado en la competencia extrema y la constante innovación.

El futuro de Apple a corto plazo está definido desde hace meses. El próximo mes de octubre parece que se producirá la presentación del esperado iPhone 5. Algo más de tiempo habrá que esperar para que la nueva versión del popular iPad vea la luz, así como el sistema operativo iOS. Así, el camino de Cook parece trazado, pero la realidad es que no hay analista capaz de precisar con exactitud hasta dónde llegará la sombra de Jobs y si después de ésta la manzana de oro seguirá enamorando a usuarios e inversores como lo ha hecho hasta el momento.

Ha vuelto a suceder. Esta semana Steve Jobs salió a la palestra para decir que lo deja. No es la primera vez, pero todo apunta a que será la definitiva y, si algo se repite siempre cuando lo hace, es que los cimientos bursátiles de Apple se echan a temblar. La que hace apenas unas semanas fuera la empresa con mayor capitalización del mundo (por delante de la petrolera Exxon Mobil) está fuertemente vinculada a su alma máter y, prueba de ello, es que cada achaque de la delicada salud de Jobs queda reflejado en los resultados de una empresa poco acostumbrada en los últimos tiempos a las turbulencias bursátiles.

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