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Rafa Nadal ya era un campeón a los cinco años
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LA FIRMA NORTEAMERICANA NIKE LE HIZO SU PRIMER CONTRATO EN 2000

Rafa Nadal ya era un campeón a los cinco años

Toni Nadal sabía muy bien lo que tenía en su familia. En 1992 ya se atrevía a presumir de sobrino y de su futuro en el

Foto: Rafa Nadal ya era un campeón a los cinco años
Rafa Nadal ya era un campeón a los cinco años

Toni Nadal sabía muy bien lo que tenía en su familia. En 1992 ya se atrevía a presumir de sobrino y de su futuro en el tenis cuando éste contaba con tan sólo cinco años de edad. Y lo hacía ante Carlos Costa, el que hoy es su mánager, su persona de confianza. "No tenía ninguna duda de que tenía un campeón cerca de él", comenta el que fuera top 10 del circuito profesional. Ocho años después, en el 2000, aquel niño del que presumía su tío le daba la razón ganando el Nike Junior Team.

 

En ese momento, la multinacional norteamericana le ofreció un contrato por el cual la joven promesa se unía a la firma de ropa deportiva, unión que se mantiene una década después con inmejorables resultados para ambos, a razón de dos millones de euros al año para el tenista. Nike utiliza al español para dar a conocer los productos más acordes para la gente joven. Y es que al fin y al cabo, el número uno del tenis mundial todavía no ha dejado atrás su juventud. Si no lo creen así busquen en su maleta y encontrarán la Play-Station, su fiel compañera de viaje durante las horas que pasa en los hoteles de medio mundo.

 

Dos años después de ganar la Nike Junior Team, la agencia International Magnagement Group (IMG), que representa a los mejores deportistas del mundo en especial en el mundo del tenis, golf y fútbol, es la encargada de gestionar su imagen y la que filtra las cientos de propuestas que llegan para asociar el nombre de Nadal a cualquier producto. Nike, Kia, Babolat, Banesto, Mapfre, Richard Mille y la empresa mallorquina de alimentación Quely son los esponsors del primer tenista español en completar el Grand Slam.

 

Las ventas crecen con Nadal

 

La firma norteamericana, a diferencia de otros tenistas, no permite que ninguno de sus patrocinadores aparezca en su indumentaria. Pese a ello ninguna de las empresas ha puesto problema alguno en ligar su nombre al del manacorí. La marca automovilística coreana estima que sus ventas crecen con los éxitos del tenista, tal y como sucedió con la firma de relojes Time Force, que vio como se cayó del cartel ante la aparición de Richard Mille, firma que puso en la muñeca de Nadal un reloj de medio millón de euros. Una serie limitada de la que se fabricaron 50 unidades.

 

Nadal se ha convertido en una fábrica de ganar títulos (42 en su carrera) y... dinero. Los éxitos deportivos le llevan a conquistar innumerables títulos año tras año, que le aseguran unos ingresos de unos cuatro millones de euros en concepto de premios, cantidad que se multiplica por cuatro en cuanto a patrocinios. Según diversos estudios económicos, última lista Forbes de deportistas, Nadal está sobre los 20 millones de euros por temporada, lejos de los 25 millones de Federer y que le sirven para ocupar el décimo puesto de la citada lista.

 

Tanto la familia de Nadal como IMG han puesto especial énfasis en construir una imagen austera, cercana y humilde del número uno del tenis, lejos de los fríos números del dinero. Intenta dotar a su vida de normalidad y por eso mantiene sus amigos de toda la vida (también ha incorporado a otros como Alonso), continúa pescando para relajarse o disfruta la de las victorias de su Real Madrid sin ocultarlo. Los que le conocen afirman que no se siente más que nadie y en su gremio, el de deportistas, se ganó el respeto de todos cuando en Pekín, en los Juegos Olímpicos, quiso vivir en la Villa Olímpica y sentir lo que eran los Juegos desde dentro, con el resto de deportistas. Rechazó los lujosos hoteles que sirvieron de morada a otros tenistas y los jugadores de la NBA. Y todo con tal se sentirse uno más.

 

Todo el mundo ve en Nadal a un campeón imbatible o, cuando menos, muy cerca de serlo. Su gen ganador, su poderosa mente que le lleva a solventar momentos más que complicados durante los partidos, le llevan a rozar lo inhumano. El bajón que sufrió el año pasado certifica que ese caparazón irrompible está formado por un montón de huesos y un corazón como el resto de mortales. Pero esa cabeza privilegiada y ese corazón que da vida a sus inagotables piernas, le jugaron una mala pasada durante 2009.

 

La separación de sus padres le afectó más de lo que él pensaba y su mente aparcó el tenis, dejando paso al problema familiar que se le originaba. No fue fácil, pero lo superó hasta recuperar esa confianza que parece hacerle imbatible, tal y como se ha demostrado primero en Roland Garros, después en Wimblendon y en las dos últimas semanas en Nueva York. Por cierto, no piensen que Nadal, después de completar el Gram Slam, se va a entregar a la fiesta y a la celebración prolongada. Para nada. Ya tiene su próximo objetivo marcado a fuego, que no es otro que la Copa Masters, el que le falta.

Toni Nadal sabía muy bien lo que tenía en su familia. En 1992 ya se atrevía a presumir de sobrino y de su futuro en el tenis cuando éste contaba con tan sólo cinco años de edad. Y lo hacía ante Carlos Costa, el que hoy es su mánager, su persona de confianza. "No tenía ninguna duda de que tenía un campeón cerca de él", comenta el que fuera top 10 del circuito profesional. Ocho años después, en el 2000, aquel niño del que presumía su tío le daba la razón ganando el Nike Junior Team.

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