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El 'frágil' corazón del 'hombre de hierro'
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GÓMEZ NOYA, DOBLE CAMPEÓN MUNDIAL DE TRIATLÓN

El 'frágil' corazón del 'hombre de hierro'

En el triatlón, Javier Gómez Noya es conocido por el apodo de ‘el hombre de hierro’. El gallego volvió a hacer honor a este apelativo el

Foto: El 'frágil' corazón del 'hombre de hierro'
El 'frágil' corazón del 'hombre de hierro'

En el triatlón, Javier Gómez Noya es conocido por el apodo de ‘el hombre de hierro’. El gallego volvió a hacer honor a este apelativo el pasado fin de semana al proclamarse, por segunda vez en su carrera, campeón del mundo de una de las disciplinas deportivas más duras. Ahora, cuando está en la cima del éxito, es el momento de recordar que el suyo ha sido un camino plagado de obstáculos.

Este español nacido en Suiza en 1983 pero criado en Ferrol (A Coruña) no aparenta a simple vista todo el poderío que atesora. Sus 178 cm y su poco peso (unos 69 kilos aproximadamente, ya que nunca se pesa) no hacen justicia, a simple vista, con su sobrenombre.

Además, su corazón sufre una anomalía que puso en entredicho su capacidad para competir. El Consejo Superior de Deportes (CSD), el mismo organismo que este lunes le recibirá con todos los honores para darle la enhorabuena por su nuevo triunfo, desconfiaba de este problema y se enfrascó en una dura lucha para prohibirle correr.

En cada prueba que termina, en cada triunfo, su corazón demuestra tener una evidente y enorme fortaleza, contradiciendo a aquellos que dudaron de él. Por fortuna, todo atisbo de fragilidad alrededor de su órgano principal está ya erradicado.

Su calvario comenzó en diciembre de 1999, el  CSD quiso parar el espectacular inicio de carrera de Gómez Noya. Un consejo médico vio en esta alteración cardíaca gran peligro para la vida de un deportista de élite. Por ello, le retiraron la licencia para competir a nivel internacional.

Mientras el caso seguía coleando en los despachos durante cuatro años, el gallego se proclamaba campeón del mundo sub-23 en Nueva Zelanda. Tras Atenas 2004, Juegos a los que no fue convocado, el CSD decidió retirarle la licencia totalmente y para cualquier tipo de competición.

Ahí comenzó una dura lucha con el CSD que desembocó en la recuperación definitiva de dicho permiso en 2006. El empeño de la Federación Gallega de Triatlón, la insistencia de su médico Nicolás Bayón y el ok de un prestigioso médico inglés y de médicos americanos que vieron el caso consiguieron que el ferrolano recuperase su licencia, eso sí, bajo su responsabilidad. De todos estos obstáculos ya han pasado más de 5 años y el palmarés de Javi no ha parado de crecer.

Gómez Noya no busca la fama. Los que lo conocen saben que se caracteriza por su humildad y su carácter bonachón que no ha cambiado a pesar de haber logrado multitud de títulos

Su principal deseo es conseguir que el deporte del triatlón se tenga más en cuenta en su país. En Australia, donde hay una auténtica afición a esta disciplina, Gómez Noya es admirado por el gran público y reconocido como un gran campeón.

Su vida la rige la disciplina pero no le gustan las dietas y le encanta la Coca-Cola, pequeños lujos que se puede permitir debido a su innata capacidad física.

Apasionado de la guitarra y fan absoluto del grupo de rock duro Metallica, no es un deportista con muchas manías. Entre sus costumbres están la de levantarse cuatro horas antes de la carrera si la competición es por la mañana y la de realizar su última comida tres horas antes de competir. Su rutina de calentamiento es invertida al orden de la carrera, primero corre, luego se monta en la bici y la natación la deja para el final.

Además de la música, su otra gran pasión son los coches. En su deportivo Ford Focus ST recorre cada día los diez minutos que separan su casa del Centro Gallego de Tecnificación Deportiva (CGTD).

Rodeado de un entorno envidiable, el gallego desarrolla su carrera deportiva en Pontevedra, ciudad en la que vive. En el CGTD, su escenario de trabajo, Javi nada 25 kilómetros a la semana, pedalea unos 350 y corre otros 90 o 100 aproximadamente. Su padre se encarga de aconsejar, su madre ejerce de nutricionista y Nicolás Bayón es para él algo más que un simple médico.

José Rioseco fue su primer entrenador personal. Él lo vio crecer nadando en la piscina de su ciudad, Ferrol, lo vio dar sus primeros pasos en esta aventura del triatlón y lo acompañó en su andadura hasta los JJ.OO. de Pekín. Ahora, es el asturiano Omar González quien prepara al gallego y Javi continúa cosechando títulos temporada tras temporada.

Este año, Gómez Noya ha vuelto a ser Campeón del Mundo. Ya lo consiguió en Canadá en 2008. Con la entrada en juego del las World Championship Series la pasada temporada (seis carreras más la gran final que puntúa doble), el triatleta se hizo hace ocho días en Budapest con el segundo título mundial en su palmarés. El gallego reconoce que este le "ha hecho más ilusión."

El primero, logrado en Vancouver en la última edición en la que se disputaba a carrera única, fue distinto porque “ese fue el año de los JJ.OO. y no tienes tiempo para disfrutarlo, estás con la cabeza puesta en la preparación de la cita olímpica”.

Gómez Noya estuvo bajo el ojo del gran público durante los Juegos de Pekín y la cita no salió como él esperaba.

Aquella temporada no paró de atender a medios de comunicación. Como pasa con este tipo de deportistas, la mayoría de medios que en los meses previos a la cita olímpica lo habían entrevistado y se habían hecho eco de sus éxitos, apenas lo habían nombrado en los cuatro años anteriores.

La cuarta plaza de Noya en Pekín fue tachada de fracaso, cuando apenas nadie sabía que además del flato que sufrió durante la carrera a pie, corría infiltrado por una lesión en su Tendón de Aquiles de la pierna izquierda. Pasada la carrera se conoció que el gallego tenía además una fractura en el calcanio provocada por estrés. En el mes y medio anterior, Javi había acudido diariamente a su fisioterapeuta de confianza para tratar de paliar la lesión. Dadas sus circunstancias, la cuarta plaza fue muy valorada por el triatleta.

Donde nunca se dudó de él fue en su ciudad, Ferrol, donde es todo un ídolo. La piscina que lo vio crecer lleva actualmente su nombre, se trata del “Complejo Polideportivo Javier Gómez Noya” y ahora la disfrutan cantidad de niños que sueñan con seguir los pasos del triatleta. Las más de mil personas que se reunieron aquella madrugada olímpica del 19 de agosto de 2008 en la Plaza de Armas de Ferrol siguen a Noya carrera a carrera. Son familiares, amigos, conocidos o simples aficionados que sueñan con que su Javi se cuelgue la ansiada medalla olímpica en Londres 2012.

Su palmarés es impresionante: dos veces campeón del mundo (2008 y 2010), dos veces subcampeón del mundo (2007 y 2009), tres veces campeón de la Copa del Mundo (2006, 2007 y 2008), Diploma Olímpico en Pekín 2008, dos veces campeón de Europa (2007 y 2009) y tres veces campeón de España (2006, 2009 y 2010), entre otros títulos de menor entidad.

A pesar de los éxitos cosechados, Noya todavía no está de vacaciones. Este fin de semana está en Francia disputando la Final del Gran Prix con su equipo, en un triatlón de distancia sprint. El primer fin de semana de octubre viajará a EE.UU. a disputar una carrera del circuito americano y terminará el curso con una prueba de la Copa del Mundo en México. De momento, el corazón de Javi tiene cuerda para rato.

En el triatlón, Javier Gómez Noya es conocido por el apodo de ‘el hombre de hierro’. El gallego volvió a hacer honor a este apelativo el pasado fin de semana al proclamarse, por segunda vez en su carrera, campeón del mundo de una de las disciplinas deportivas más duras. Ahora, cuando está en la cima del éxito, es el momento de recordar que el suyo ha sido un camino plagado de obstáculos.