Simeone cambia su lema "paso a paso" para renovar por cuatro temporadas con el Atlético

El sentido común, por una vez, se ha instalado en el Atlético de Madrid. Esta vez la estrella no hará la maleta. Diego Pablo Simeone, el Cholo para el atlético de a pie, y su ‘cholismo’ han llegado para quedarse. Esa es la lectura rápida y simple de la renovación por cuatro próximas temporadas del entrenador argentino con el Atlético de Madrid. El acuerdo verbal había quedado sellado hacía semanas, pero no ha sido hasta ayer cuando Natalia, hermana y agente del Cholo, ha dado el visto bueno a los papeles. Un formalismo entre dos partes condenadas a entenderse

De ese entendimiento, precisamente, se desprende la inclusión de algunas cláusulas que pasarán más desapercibidas pero que han resultado igual de importantes que las ansias por seguir juntos. Simeone se ha garantizado contractualmente su derecho a salir del club en los próximos años. No quiere ser una carga. Tampoco quiere dejar escapar la posibilidad de cambiar de aires si los vientos soplan fríos por el Calderón, que en esta casa ya se sabe.

Miguel Ángel Gil ha aceptado gustoso, pero a cambio también se guarda las espaldas con sus condiciones para romper el contrato firmado –bueno lo firmarán hoy en la sala Vips del Calderón- hasta 2017 si encuentra alguna pega. El camino lo harán juntos, por lo tanto, pero sin ataduras. Si han de llegar juntos hasta 2017 que sea por convicción.

"Esta renovación es un éxito del club en cuanto a seguir construyendo lo que venimos trabajando desde hace un año y meses. Nos genera equilibrio y, a partir de eso y la estabilidad, las instituciones crecen absolutamente basadas en el talento, en la capacidad, en el compromiso y en la responsabilidad que han tenido los jugadores para que podamos construir un Atlético mejor", dijo el técnico argentino en el acto de este miércoles.

Lo que más llama la atención, sin embargo, es lo largo del compromiso. Desde que llegó en 2011 Simeone siempre había dado la sensación de estar más cercano al estilo Guardiola de renovaciones cortas y concretas que a proyectos largos y dispersos. Un error. El técnico argentino, que ha desechado la siempre seductora oferta del Inter de Milán, ha entiendo su etapa en el Atlético como un gran reto de ahí estos cuatro años. Aunque para ello traicione de alguna manera su lema de "paso a paso" con el que vive el fútbol. Devolver al club a la élite del fútbol europeo no es tarea de un día. Ni de una sola temporada por muy exitosa que esta haya sido con la Europa League y la Supercopa. Dos grandes refuerzos morales, pero desde un escalón, entienden en el seno del equipo, menor.

La Champions y la presencia continuada en ella es lo que marca la estatura de los clubes. Lo hace en el aspecto deportivo y más si cabe en el económico. De ahí tanto empeño en atar como sea la presencia la próxima temporada en la Liga de Campeones. De ahí la ‘renuncia’ este año a la Europa League y a pelear por el título de Liga. Simeone no quiere equivocar su disparo. Para no dejar de disfrutar y a modo de regalo ya tienen la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid.

El Atlético ha entendido que ese largo camino hacia la élite debe estar en manos de Simeone y no regateará esfuerzos, en la medida que sus arcas se lo permita, en satisfacer las demandas del entrenador. De momento, su cuerpo técnico, con el Mono Burgos a la cabeza, seguirá al lado del Cholo. Eso es innegociable. La continuidad del meta Courtois también es otra las peticiones de Simeone, así como la vuelta de Diego Ribas ante la más que probable marcha de Arda Turán a final de temporada. Falcao tampoco ha quedado fuera de las conversaciones. El Cholo lo quiere que su posible venta afecte en la planificación así que ya estudia quien puede ser el mejor sustituto. El objetivo, claro está, es que nada quede a merced de la improvisación.